Rockets remontan 17 y ganan a los Warriors
El año pasado los Warriors iniciaron un año que acabó siendo histórico (anillo, 16-1 en playoffs) con una derrota indecorosa en su pista ante los Spurs (100-129).
Este año vuelven a empezar con derrota en casa, esta vez en un partido electrizante y por un punto (121-122)… porque todas las monedas les salieron cruz: un punto se les cayó de un triple de McCaw por pisar la línea (un 122-118 convertido en 121-118) y dos puntos no subieron al marcador sobre la bocina porque Kevin Durant anotó menos de una décima fuera de tiempo, en el último ataque y después de que Curry fallara un triple.
En realidad, a los Warriors se les torció el partido antes, cuando un Draymond Green inmenso (9 puntos, 11 rebotes, 13 asistencias) se marchó en el tercer cuarto al vestuario con lo que en principio es un esguince de rodilla. Un problema veremos a qué plazo, desde luego un pequeño drama en un partido en el que partían sin Iguodala y en el que también se lesionó Casspi.
Fríos en el último cuarto (20-34), los Warriors se incomodaron y perdieron en el último instante, cuando parecía que nueve puntos seguidos de Curry (22 al final pese a los problemas de faltas durante todo el partido) les iban a salvar. Faltó el mejor Durant, que en realidad (pese a 20 puntos y 7 asistencias) estuvo muy por debajo de su nivel, con 9 pérdidas y controlado en los instantes cruciales por la defensa de los Rockets.
Sí, la defensa de los Rockets. Porque los texanos se han reforzado pensando en este emparejamiento.
Y esta primera taza (muy pronto, obviamente) enseñó que serán la pesadilla habitual en ataque para casi todos los rivales pero que ahora tienen combinaciones para pelear duro contra los mejores en playoffs.
En el tramo decisivo Chris Paul (4 puntos con un 2/9, 10 asistencias, también muchas faltas) se quedó en el banquillo y fue la dirección de Harden (27 puntos, 10 asistencias) la que aprovechó el tremendo trabajo de los otros que llegaron este verano a la sombra de Paul: PJ Tucker (20+6) y Mbah a Moute (14+3) hicieron una tremenda labor en defensa, en el rebote, en la ocupación de espacios, en la imposición de músculo… donde otras veces los Rockets tenían agujeros, esta vez se veían manchas rojas. Hasta Anderson se esforzó más de lo habitual y Eric Gordon jugó un partido excelso: 24 puntos en 29 minutos. Todavía no en todo su esplender (primera jornada, discreto aunque esforzado Paul…), los Rockets demostraron que son candidatos al anillo.
Los Warriors jugaron minutos extraordinarios pero se dejaron cazar después de cada tirón: 22-9, 63-47, 95-69… y 101-88 a las puertas del último cuarto, cuando se quedaron sin alma en cuanto se quedaron sin Draymond Green. Klay Thompson fue de menos a más y Nick Young anotó 20 puntos en el primer tiempo a triple limpio (al final 6/7 y 23 puntos) pero enseñó sus carencias defensivas. Y, finalmente, ese destemplado inicio de un último cuarto, en el que jugó demasiado Looney y en el que encajaron un 0-9 inicial, les obligó a jugar contra una crecida de los Rockets, que es uno de los fenómenos meteorológicos más peligrosos que hay en la NBA. Y eso sin Iguodala y sin Green fue demasiado…
hasta el tiro final de Durant, menos de una décima fuera de tiempo en un partido espléndido que abrió a lo grande la temporada en el Oeste. Vienen emociones fuertes.