Philadelphia Eagles se da un festín ante los Denver Broncos
Simplemente no hubo partido. Los Broncos fueron mucho peores. Son objetivamente peores. Y lo son tanto con Osweiler a los mandos del ataque como si el quarterback hubiera sido Siemian. Son los dos igual de grises. El hijo pródigo sufrió una intercepción nefasta en la primera mitad, pero es que en esos dos primeros cuartos lanzó otros tres pases que no fueron robados por la defensa de los Eagles de milagro.
11 to 17 for the second time today. #FlyEaglesFly pic.twitter.com/8EY8Po5Pzf
— Philadelphia Eagles (@Eagles) 5 de noviembre de 2017
Pero es que el asunto del quarterback de los Broncos ni siquiera es el único factor clave desequilibrante. Ahora mismo Philadelphia está varios escalones por delante de Denver en todas las facetas del juego. La defensa de los Eagles es como una jauría furiosa que está encima del jugador que lleva el balón en el mismo instante en el que lo recibe. Fue asombroso ver como siete u ocho jugadores verde oscuro sepultaban al de blanco una jugada tras otra.
Lo mismo sucedía al otro lado del balón. La defensa de Denver comienza a estar en ese limbo que solo augura cosas malas. Una tierra de nadie que tiene su origen en la incompetencia ofensiva de su propio equipo. Demasiados minutos en el campo, y muy poca esperanza de victoria, empiezan a provocar errores de concentración y brazos más bajos de lo normal. Ni un solo sack en la primera parte y agujeros permanentes en una secundaria que hasta hace muy poco era infranqueable.
En el otro lado, un equipo en estado de gracia que no puede jugar mejor y con un Wentz que en su segundo año parece todo un veterano con una proverbial visión de la campo, unos movimientos increíbles que siempre desconciertan a la defensa y una precisión milimétrica en las jugadas decisivas. El ataque de los Eagles hizo lo que quiso, hace lo que quiere, y dio la bienvenida a Jay Ajayi con un touchdown de carrera de 46 yardas que enterró justo antes del descanso un partido que ya llevaba muchos minutos muerto e hizo temblar al resto de la NFL, que ve cómo los de Filadelfia son un bloque sin fisuras, cada vez más poderoso y cada domingo más seguro de sus posibilidades. ¿Qué falta Zach Ertz? No pasa nada. Brent Celek da un paso adelante para cubrir el agujero con una eficacia impecable. Ya ni siquiera se puede sospechar del grupo de receptores, que ha encontrado en Jeffery el número 1 que necesitaba para que todos los demás dejen de desentonar y hayan encajado a la perfección en el puzzle.
La segunda mitad sobró después de que se llegara al descanso 31-9. Osweiler siguió lanzando intercepciones y Philadelphia anotando puntos sin despeinarse hasta que sacó a jugar a los suplentes para que el resultado final fuera un escandaloso 51-23.
Tras la paliza, los Eagles continúan sin sobresaltos su camino hacia postemporada y, ya sin careta, con la vitola de grandes favoritos. Mientras, los Broncos se sumergen un poco más en un túnel sin salida con un récord 3-5 y la sensación de que no hay marcha atrás, tienen por delante un futuro complicado y la ausencia de un quarterback de garantías está echando por la borda los últimos años de una defensa maravillosa, pero a la que casi siempre le ha faltado un ataque a la altura de las circunstancias.