Hace cuatro años, Justin Verlander llegó a pensar que ya no lanzaría más
En el estadio PNC Park de Pittsburgh hay un pasillo que conecta el dugout de visitantes con el clubhouse.
En ese largo corredor, lejos de todas las cámaras, Justin Verlander se puso a llorar al 11 de agosto del 2014.
El primer pitcheo de Verlander contra los Piratas aquella noche fue una recta. Según lo que él mismo recuerda, el lanzamiento fue registrado a 86 millas por hora. Obviamente algo estaba mal con el Jugador Más Valioso y ganador del Cy Young de la temporada 2011, el hombre que ha ponchado a más bateadores que nadie en este siglo. Cuando terminó el primer inning, el manager de los Tigres, Brad Ausmus, se acercó a Verlander para decirle que no podía dejarlo lanzar más. Lo esperaba una prueba de resonancia magnética.
Verlander había tenido lesiones en el pasado, pero nunca algo así. De cualquier manera, discutió con Ausmus para que no lo sacase, aunque terminó aceptando la decisión del manager. Fue la apertura más corta de su carrera. Y temió que fuese la última.
"Me senté en el túnel y perdí el control", dijo Verlander. "Pensé que mi carrera se había acabado. Pensé que todo había terminado. Estaba seguro de que la resonancia iba a revelar que necesitaba operarme el hombro. Estaba 99% seguro de que me iban a tener que operar el hombro. No podía lanzar la pelota".
En estos momentos, usted probablemente sabe dos cosas: Verlander no tuvo que operarse del hombro, y actualmente está protagonizando el año más dominante de su carrera, una que seguramente termine con una exaltación al Salón de la Fama. Luego de la victoria por 5-1 sobre los Yankees el lunes, Verlander encabeza las Mayores con 1.11 de efectividad. El veterano lanza por los Astros, los campeones defensores de la Serie Mundial, como parte de una rotación que podría convertirse en la mejor de todos los tiempos.
Y quizás más significativo es el hecho de que el estelar de 35 años está hablando con franqueza sobre algo que parecía tan remoto aquella noche en Pittsburgh.
"En mi cabeza, en estos momentos, estoy pensando en 45 años", replicó Verlander cuando se le preguntó a qué edad le gustaría retirarse. "No sé si eso es algo realista. Pero voy a ir lo más lejos que pueda.
"Lesionarme y todo lo que tuve que hacer para volver me van a ayudar a llegar hasta el final de mi carrera. Qué tan lejos será eso, no lo sé. Pero si no hubiese pasado por esa experiencia, no iba a llegar tan lejos. Yo pensaba que iba a estar retirado a estas alturas. Me estaba preguntando cómo iba a hacer para cumplir con mi contrato".
El contrato, por cierto, termina al final de la temporada 2019. Ganará US$28 millones este año y el siguiente, y luego podrá entrar por primera vez a la agencia libre.
Resulta que el dolor que experimentó Verlander en el hombro durante aquella apertura contra los Piratas en el 2014 fue el resultado de una mala rehabilitación tras una operación de los músculos centrales a principios de dicho año.
"Mi cuerpo era un desastre", confesó Verlander.
Luego de trabajar fuertemente con un preparador físico al finalizar el 2014, Verlander fue recuperando la forma y en el 2016 por poco gana el segundo Cy Young de su carrera. En la primera mitad del 2017 pasó por unos baches, pero se encarriló luego de acceder a última hora a ser cambiado el 31 de agosto a Houston. Siguiendo una recomendación del reconocido departamento de análisis de estadísticas de los Astros, Verlander empezó a confiar en y a usar más su recta de cuatro costuras. Houston ganó nueve de sus 10 aperturas, incluyendo la postemporada. Unos ajustes mecánicos hechos en junio, mientras todavía estaba en Detroit, también fueron determinantes.
¿La mejor rotación?
En el 2018, Verlander se ha encontrado respondiendo preguntas sobre si la rotación de los Astros podría ser la mejor de todos los tiempos.
"Creo que tenemos la oportunidad de lograrlo", aseguró Verlander. "Es bien especial ser parte de esta rotación. Somos muy unidos y a todos nos gusta nuestro trabajo".
Verlander también ha aprovechado el tiempo para hablar con un ex lanzador que ve muchos juegos de los Astros sentado detrás del home: Nolan Ryan, miembro del Salón de la Fama y todo un ícono en Texas. Verlander creció idolatrando a Ryan y soñando con unirse a él algún día en Cooperstown. Ahora, con 194 victorias de por vida, 2,500 ponches y un anillo de Serie Mundial, la posibilidad luce cada vez más real.
¿Y hay momentos en los que Verlander deja correr su imaginación cuando nota a Ryan en la primera fila?
"No quiero estar pensando en esas cosas cuando estoy tratando de sacar outs a este nivel", respondió Verlander, antes de dejar escapar una sonrisa. "Pero hay pequeños momentos en los que sí pienso, 'Yo quería ser como ese señor, y ahora él está aquí viéndome'. Es una sensación bien sabrosa".