Yadier Molina se ve más importante que nunca para los Cardenales
Si no se han dado cuenta, y a pesar de que ha perdido un mes en la lista de incapacitados y de que cumplirá 36 años el 13 de julio, el puertorriqueño Yadier Molina está viviendo una de las mejores temporadas ofensivas de su carrera.
Impulsado por cinco jonrones desde que regresó de la lesión que sufrió en la ingle, Molina tiene su mejor slugging desde el 2012, lleva ritmo para dar la mayor cantidad de bambinazos de su carrera y tiene su mejor OPS+ desde el 2013, el año en el que terminó tercero en la votación del Jugador Más Valioso de la Liga Nacional.
Como de costumbre, Yadi ha estabilizado a un tambaleante cuerpo de lanzadores, en particular a un bullpen que no ha sido muy brillante en todo el año pero que últimamente viene mejorando gracias a jóvenes como Jordan Hicks y Austin Gomber y veteranos como Bud Norris y Greg Holland. Y al igual que siempre, ha estado en el lineup diariamente. Desde que regresó el 5 de junio, ha iniciado todos los juegos de los Cardenales, salvo uno. Su pobre suplemente, el dominicano Francisco Peña, ha agotado apenas seis turnos desde el 8 de junio.
Mi amigo y colega Bernie Miklasz, con quien hago un podcast semanal sobre los Cardenales, apuntó esta semana que Molina tiene la mejor relación de jonrones por turno entre los receptores de la Liga Nacional, el segundo mejor slugging entre todos los cátchers de Grandes Ligas y también la mayor cantidad de jonrones.
Molina, por donde se vea, es más importante que nunca para los Cardenales a una edad a la que la mayoría de los receptores ya están retirados.
Y lo está haciendo cuando los Cardenales más lo necesitan, cuando el barco más requiere de su dirección. Su segundo jonrón contra Milwaukee el sábado pasado, un batazo clave en una victoria que necesitaban a como diese lugar para parar una mala racha, recordó a la temporada del 2011, cuando unos Cardenales que también estaban teniendo problemas se montaron en la espalda de Molina y del dominicano Albert Pujols para terminar ganando el Comodín, a pesar de que en agosto llegaron a estar a 10 juegos de la clasificación. Ustedes seguramente recuerdan qué pasó después.
Este es el primer año de la extensión de tres temporadas que Molina firmó antes de la temporada pasada por US$20 millones al año, un contrato que muchos cuestionaron en su momento. Molina ha dicho que le gustaría retirarse como miembro de los Cardenales, y que podría hacerlo cuando termine este actual pacto. Cómo le vaya en estos últimos tres años, de hecho, podría tener un gran impacto sobre sus posibilidades de entrar al Salón de la Fama.
El que se generará alrededor de Molina seguramente será un ardiente debate para Cooperstown. Mucha gente piensa que merece entrar sin problemas, pero hay quienes son escépticos, especialmente en la comunidad analítica. Sin embargo, muchos de los que dudan lo hacen porque no saben qué tan bien seguirá jugando Molina hasta el final de su carrera. Todavía falta, claro, pero Molina no sólo acaba de salir sin problemas de la lesión más grave de su carrera, sino que ha vuelto bateando como nunca y jugando día tras día. Es el jugador más importante de los Cardenales.
San Luis podría llegar a los playoffs este año. O quizás se queden fuera. El decisivo jonrón de Molina contra Milwaukee el sábado podría terminar en el olvido. Pero lo que sigue haciendo noche tras noche es simplemente impresionante. Su estatus de superestrella-llegó a iniciar el Juego de Estrellas cuatro años seguidos gracias al voto de los fanáticos--ha ido desapareciendo poco a poco. Este año está cuarto en la votación, por detrás de Kurt Suzuki. Pero estamos viendo a uno de los mejores receptores de su generación, y uno de los jugadores más determinantes en la historia de los Cardenales, alguien que en este instante, casi con 36 años, está jugando como nunca y es tan importante como siempre. Molina es una maravilla, y no estoy seguro si alguna vez se le va a reconocer como merece.