Tan lejos de CR7: el Real Madrid no está funcionando
Hay que remontarse a enero de 2007 para rastrear a un Madrid que estuviera así, con tres partidos consecutivos sin gol. Es más, lleva dos en los cinco últimos duelos. Y más increíble aún: en Moscú, ante un CSKA más bien elemental, no fue capaz de batir a Igor Akinfeev, que había encajado al menos un tanto en Champions en 45 de los últimos 46 partidos. La sombra de Cristiano Ronaldo crece y crece sin remedio por ahora.
No hay jugador del Madrid suizamente tan preciso como el alemán Toni Kroos. Pero en tiempos de turbación general, hasta el germano erró.
Apenas superado el primer minuto, Kroos, muy sobrado, quiso hilar con Raphael Varane con un pase a bote pronto. Un premio inopinado para Nikola Vlasic, que perforó la portería de Keylor Navas. El Real, con dudas tras su difícil tránsito por la Liga, quedó sonado. Hasta el punto de que el joven CSKA (23 años promedio de edad) pareció lo que ni remotamente es: un equipo temible.
Aturdido el Madrid, con los pies dislocados, el equipo cosido por Lopetegui con Isco, Marcelo, Sergio Ramos y Gareth Bale en casa y Luka Modric y Thibaut Courtois a la sombra, el banquillo moscovita tardó veinte minutos en aterrizar en el partido. No había forma de que el grupo visitante sincronizara, como si todos se tomaran por forasteros.
A partir de Casemiro, Dani Ceballos y Kroos, el Madrid encontró en el balón un flotador. Adiestrada la pelota, encapsuló a su rival, cada vez más refugiado en las cuerdas de Akinfeev, el portero que en ese mismo escenario mandó a casa a España en el pasado Mundial.
Y, más tarde, se vio ante el reto de los últimos metros, el mayor lastre sin CR7 y Bale. No es casual que en este Madrid el ataque sea asunto mosquetero. Como si 10 tuvieran que ser ahora el uno que fue Cristiano. Al remate se dedicó Casemiro con un disparo al poste derecho de la meta rusa. Faltaban los delanteros. Karim Benzema, nómada como es, esta vez se animó en el tramo final del primer acto. Un disparo combado se le fue por un palmo y un cabezazo astilló el larguero.
El Real, con dudas tras su bacheado tránsito por la Liga, quedó sonado. Hasta el punto de que el joven CSKA (23 años promedio de edad) pareció lo que ni remotamente es: un equipo temible.
El asedio visitante se intensificó tras el intermedio. El equipo de Goncharenko no disimuló. Ante la previsible carga madridista, se blindó con cinco zagueros. Ante el encerrado CSKA, al Real le quedaba la portería muy cerca. A los rusos, a muchos pasos. El cuadro español solo encontraba rendijas para el tiro lejano, suerte a la que se animó sin éxito Asensio. En dirección contraria, Nacho, Odriozola y Keylor abortaron las contadas contras del grupo local. Para entonces ya no tenían la escolta de Casemiro, retirado en favor de Modric.
Ante el pelotón defensivo del CSKA casi nadie estuvo inspirado. Y cuando lo estuvo alguien, caso de Mariano justo antes del tiempo añadido, de nuevo un poste frustró al Real. A Varane se le fue otro cabezazo por un pulgar. Y el Madrid ya no tuvo tiempo ni de probar a Kynats, sustituto de urgencia del meta Akinfeev, que a sus 35 años se hizo expulsar como un chiquillo. De momento, el Real tan poco consuelo encuentra en la Liga como en su fetichista Copa de Europa. El síndrome CR7...