Carlos Salcedo se convirtió en un héroe de esos a quienes tendrás que adorarlo seas o no partidario suyo. Una obra suya, con el tiempo encima, metió a los Tigres a semifinales del Grita México Apertura 2021.
La solitaria anotación sirvió para empatar el global y avanzar por la mejor posición. La fiesta de la Liguilla está más que viva en San Nicolás de los Garza.
Lo del Titán no fue un disparo, sino un trueno; un desahogo que sintieron las miles de almas que coparon el Universitario que parecían sentir –por momentos entre resignación e impotencia, al ver como el Santos era más inteligente y práctico para desarmar a los felinos.
Porque también se debe mencionar que Tigres también sufrió para descifrar el crucigrama de Guillermo Almada al grado que realmente poco pudo inquietar a Acevedo en gran parte del primer tiempo. Salvo un intento de Nicolás López –desviado- y una oportuna intervención a remate de Luis Quiñones sobre el área chica, realmente el meta del Santos no sufrió como se esperaba.
Y en parte también porque los laguneros, con dos bloques bien definidos de cuatro hombres, se encargaron de cortar espacios, tratando de evitar que el esférico llegase lo más cómodo posible al Diente y André-Gignac.
Hubo intención de aumentar la ventaja por lapsos, pero los de Torreón lucían más cómodos esperando a que el anfitrión hiciera el desgaste previsto. Así el Guerrero consiguió el objetivo de irse al descanso con el cero atrás.
La U mostró un rostro más agreste para el complemento. Arriesgó más y generó mayor peligro. Miguel Herrera, entendiendo el momento apostó por una heroica, pero arriesgada apuesta. Sacó a Juan Vigón y Rafael Carioca para darles ingreso a Florian Thauvin y Carlos González.
Envió a Pizarro a la medular para cubrir los huecos. Pero nadie contaría que el Conde se resentiría y debiera salir por lesión. Modificación obligada al ingresar en su lugar Jesús Alberto Dueñas.
Casi el ingreso de Thauvin rinde frutos al ponerle un balón franco a Quiñones de frente a Acevedo, pero el dorsal 23 mandó hacia afuera el disparo de manera casi inverosímil.
El tiempo comenzaba a expirar y el juego se volvía más tenso. Los elementos del Santos trataban de matar el tiempo y Tigres empujaba a cómo las ideas se iban acomodando, perdiendo por momentos el orden y trabajando más por instinto.
Y sí, fue ese mismo empuje el que llevó al ansiado gol, ese tesoro que parecía nunca sería desenterrado.
Corría el 80’ de acción. Quiñones envió un centro desde el corredor de la izquierda que Gignac alcanzó a bajar.
El balón le quedó al Titán Salcedo quien, tras acomodarse, sacó un fiero obús que batió a Acevedo. Erupción del Volcán y conato de bronca entre hombres de amarillo y albiverdes.
La U manejó mejor las emociones sobre el final. Santos cambió drásticamente su postura ya con el tiempo encima… y fue todo. Los hombres del Piojo están en la antesala de la gran final. Ojo, tengan cuidado con Tigres.