De Koufax a Kershaw: Reina el pitcheo en Dodgers
Tiene 83 años, ha pasado más de medio siglo desde sus días de lanzador activo y sus más recientes visitas al estadio se han visto reducidas a la postemporada y al Día Inaugural.
Pero Sandy Koufax, la leyenda viviente del pitcheo de los Dodgers, siempre está allí en espíritu. Y su legado se siente en todas partes.
Está allí en la camiseta retirada en el pasillo afuera del clubhouse. Está presente en forma de esa amistad que tiene con el zurdo más grande del equipo desde el propio Koufax, Clayton Kershaw. Está allí también porque ha pasado su incomparable conocimiento a coaches como Rick Honeycutt y Charlie Hough, los encargados de transmitir dicha sabiduría a la próxima generación de maestros.
La grandeza de Koufax en el montículo durante los años 60 de alguna forma opaca el profundo impacto que ha tenido en la organización desde entonces: Como instructor de ligas menores en los 70 y los 80, como mentor de múltiples eras de instructores de lanzadores y como recurso para pitchers tan talentosos como Kershaw, pero también como otros deseosos de mejorar y con las agallas para pedirle un consejo, como hizo Caleb Ferguson el año pasado empujado por Honeycutt.
¿Es posible sobrestimar el impacto que este ícono ha tenido en una organización, que, por caso un siglo, ha tenido como marca de fábrica un gran pitcheo?
“Lo que probablemente estás haciendo es comprendiendo la importancia de Sandy”, dijo Hough.
De Orel Hershiser a Eric Gagne a Kershaw, los jugadores que han cargado la antorcha del Premio Cy Young para los Dodgers siempre citan la imborrable huella que Koufax dejó en ellos y en la organización entera.
“Mucho de lo que se enseña en la actualidad viene de Sandy”, dijo Hershiser, comentarista de los Dodgers durante la temporada e invitado frecuente como instructor de pitcheo a los entrenamientos, el mismo cargo que tuvo Koufax por tantos años.
“Porque es alguien que logró tanto, cuando tú como coach dices, ‘Esto es lo que diría Sandy’, o, ‘Esto es lo que me enseñó Sandy’, o así hacía las cosas, eso es un nombre que tiene muchísimo peso y sabes que la gente va a prestar atención”, aseguró Hershiser. “Es una combinación perfecta para continuar ese legado”.
Gagne, quien ahora es coach de lanzadores con los Rangers, dijo que aprendió muchas técnicas de enseñanza de las conversaciones que tuvo con Koufax.
“Cuando Sandy llega al campamento es algo diferente a cualquier otra cosa”, dijo Gagne, quien ganó el Cy Young de la Liga Nacional en el 2003. “Los Dodgers pasan su conocimiento de generación a generación. Cuando entras aquí, se espera que seas un buen pitcher. A los jugadores en el sistema de los Dodgers, a los coaches, a todos se les mira diferente. Probablemente es porque tuvieron la oportunidad de hablar con Sandy por cinco minutos. Es algo increíble. Incluso en las menores, la gente allí juega a “La manera de los Dodgers”.
La manera de los Dodgers
¿Y qué es “la manera de los Dodgers”?
Es más que un slogan pegajoso. “La manera de jugar béisbol de los Dodgers” es el título de un libro escrito en 1954 por Al Campanis. Aunque ahora es famoso –y no por buenas razones—debido a la infame entrevista que hizo en el programa Nightline en 1987, Campanis fue una de las más vitales figuras de los Dodgers en el siglo pasado. Fue él quien firmó a Koufax, pero además fue un compañero de Jackie Robinson en ligas menores y tuvo la visión de empezar a invertir para busca talento en el Caribe. También firmó al puertorriqueño Roberto Clemente, a quien luego perderían los Dodgers en el Draft de la Regla 5. Como gerente general, sus Dodgers llegaron cuatro veces a la Serie Mundial y ganaron la de 1981. La mayoría de los Dodgers que jugaron y ganaron la Serie Mundial de 1988 fueron adquiridos cuando Campanis era gerente general.
Campanis fue discípulo de Branch Rickey, quien diseñó e implementó la idea de un sistema de liga menor para implementar una manera uniforme de adquirir y desarrollar talento. En el libro de Campanis, reconoces las lecciones que aprendió de Rickey, “con especial énfasis en el pitcheo”.
Por lo tanto, esta obsesión de los Dodgers con el pitcheo no es exactamente nueva. De hecho, si usted recuerda una época en la que los Dodgers no tenían buenos lanzadores, pues usted probablemente tiene bisnietos.
Los Dodgers lucharon contra corriente en la primera mitad de siglo de existencia de la franquicia, cuando el cuerpo monticular terminó primero o segundo en la L.N. en efectividad sólo siete veces. Pero la contratación de Kirby Higbe y Whit Wyatt por parte del presidente Larry MacPhail marcó un cambio drástico a principios de los 40, y desde entonces los Dodgers han sido sinónimo de pitcheo.
Empezando en 1940 (un lapso de casi 80 temporadas), los lanzadores de los Dodgers han sido primeros o segundos en efectividad en la L.N. en 40 oportunidades, incluyendo el año pasado, cuando terminaron en el tope. Pitcheo es la marca de los Dodgers.
Sus lanzadores han ganado 12 Premios Cy Young (ningún otro equipo tiene más de siete), una racha que comenzó con el fallecido Don Newcombe -- quien fue reconocido la primera vez que se entregó el premio en 1956 -- e incluye tres placas para Koufax (1963, 1965, 1966) y su pupilo Kershaw (2011, 2013, 2014). Los otros cinco ganadores fueron Don Drysdale (1962), Mike Marshall (1974), el mexicano Fernando Valenzuela (1981), Hershiser (1988) y Gagne (2003).
Otros cinco consiguieron el galardón en otros equipos, pero surgieron en el sistema de Ligas Menores de los Dodgers: Tres del dominicano Pedro Martínez (1997 Liga Nacional, 1999 Liga Americana, 2000 Liga Americana), uno de Rick Sutcliffe (1984 Liga Nacional) y otro de Bob Welch (1990 Liga Americana).
Para una organización que ha cambiado de regiones, que cambió la conciencia social de los Estados Unidos y cambió de dueños tres veces de 1998 al 2012, aparentemente algo no ha cambiado -- la fama que los Dodgers tienen de contar con pitcheo inigualable.
"Siempre he pensado que el buen pitcheo sigue generando buen pitcheo", dijo Fred Clair, gerente general del club de 1987 a 1998. "Existe una continuidad. Una era le pasa el batón a la otra".
El efecto Branch Rickey
¿Pero cómo sucedió todo esto? ¿Cómo una organización ha encontrado tanto talento y mantiene la fuente fluyendo, casi sin interrupciones por todo este tiempo?
Koufax ofreció una teoría desde hace mucho tiempo, una versión del Darwinismo que evolucionó de los días de Rickey, cuando los Dodgers y los Yankees perfeccionaron el sistema de Ligas Menores para tener más refuerzos que los oponentes y poseer una amplia base de desarrollo de donde surgió calidad y cantidad. A diferencia de los sistemas simplificados de la actualidad, hubo un momento en el que un club podía tener la cantidad de sucursales de liga menor que su presupuesto le permitiera y Rickey aprovechó esa ventaja.
"Creo que el éxito de los Dodgers es un proceso de selección natural", le dijo una vez Koufax a MLB.com. "Tenían 25 equipos de liga menor y 700 prospectos en los entrenamientos. Tenían tantos jugadores que se habían adueñado del mercado. Era supervivencia del más fuerte. Los que llegaban a las Grandes Ligas tenían que ser los mejores para sobrevivir una prueba como ésa. Y los Dodgers tenían el dinero para tener esa cantidad de jugadores y de clubes".
En su apogeo en 1948, los Dodgers tenían 26 equipos de liga menor. Eso estaba entre cuatro y 16 sucursales más que cualquier otra organización en el Viejo Circuito. Los Yankees tenían una ventaja similar en el Joven Circuito. Rickey, el presidente de los Dodgers de 1942 a 1950, básicamente se inventó el concepto de Ligas Menores y lo implementó en los Dodgers.
"Sandy tiene razón. Era supervivencia del que mejor se adaptara", le expresó el fallecido Buzzie Bavasi a MLB.com hace 15 años. Bavasi fue el gerente general de los Dodgers 1950 a 1967, trecho en el que Koufax y Drysdale surgieron como uno de los dúos zurdo-derecho más dominante en la historia de la Gran Carpa.
"Teníamos todos esos equipos y jugadores de Ligas Menores para crear competencia", explicó Bavasi. "Cuando un jugador llegaba a nuestros entrenamientos, tenía que ganarse un puesto. No tenía uno asegurado. Y cuando alguien se lesionaba o necesitábamos a otro, teníamos bastantes".
El acumular talento fue solamente una de tantas ventajas de desarrollo y evaluación de jugadores que los Dodgers aprovechaban durante los años. Frecuentemente fue como respuesta a los cambios en la estructura económica del béisbol.
La búsqueda de nuevas figuras resultó en Rickey rompiendo la barrera racial, no solamente con Robinson pero poco después con el futuro ganador del Cy Young, Newcombe, y el receptor tres veces ganador del premio al Jugador Más Valioso, Roy Campanella.
Cuando Walter O'Malley tomó las riendas del conjunto en 1950, contrató a Bavasi como gerente general y a Fresco Thompson como director de liga menor. Para mediados de la década, los azules ganaron la primera Serie Mundial en la historia de la franquicia -- la primera de cuatro en 11 años. Para mediados de los años 60, Koufax y Drysdale fueron sustituidos por el futuro miembro del Salón de la Fama, Don Sutton, quien llevó la antorcha hasta la siguiente década cuando estalló la "Fernandomanía".
"Mi teoría, la que aprendí de Rickey, es para ser exitoso debes tener pitcheo y velocidad, especialmente en el Dodger Stadium", expresó Bavasi. "Con Sandy y Maury Wills, eso era todo lo que necesitábamos. Wills se embasaba y anotaba una carrera. Luego Sandy los silenciaba. Esa era la fórmula".
Hough dijo que el paso del Ebbets Field -- que favorecía a los bateadores -- en Brooklyn al Dodger Stadium -- que favorece a los lanzadores -- en Los Ángeles, obligó a los directivos en enfocarse mucho más en el pitcheo y la defensa al momento de armar sus rosters. Durante los años 70, cuando los clubes se juntaron para cortar presupuestos formando la Agencia de Escuchas de Grandes Ligas, los Dodgers se quedaron con su experto grupo de evaluadores y en las palabras del ex director de escuchas Logan White, quien eligió a Kershaw en el draft amateur, "castigaba a los demás".
Campanis, el gerente general de 1968 a 1987 y uno de los legendarios evaluadores de talento, amplió sus esfuerzos en Latinoamérica, especialmente en la República Dominicana y México, descubriendo a Valenzuela y Martínez.
En los años 90, el siguiente paso lógico llevó a los escuchas de Los Ángeles a Asia, donde encontraron a Hideo Nomo, Chan Ho Park, Kazuhisa Ishii, Takashi Saito y Hiroki Kuroda. El cuerpo monticular del conjunto ahora cuenta con Kenta Maeda de Japón y Hyun-Jin Ryu de Corea del Sur.
"Creo que debemos reconocer el gran trabajo de los escuchas", dijo Clair, cuya autobiografía, "Fred Claire: Mis 30 Años con los Dodgers", relata los hechos de esa era. "Se debe elogiar lo hecho por Rafael Ávila y su grupo por encontrar a Ramón y Pedro Martínez, Pedro Julio Astacio, Alejandro Peña y otros lanzadores dominicanos. Y a Terry Reynolds por firmar a Chan Ho. Es una organización que siempre buscó en todas partes brazos talentosos".
Evolucionando con los tiempos
La mayoría del personal de los Dodgers vino de otras organizaciones, pero Honeycutt, instructor de pitcheo del club en la actualidad, tiene Azul en las venas.
Honeycutt lanzó por los Dodgers en los años 80 y ha trabajado con la organización durante gran parte de las últimas dos décadas. Heredó la etiqueta de "maestro de pitcheo" de uno de sus mentores, Dave Duncan, y está comenzando su 13ra temporada como coach de pitcheo del equipo grande de Los Ángeles luego de fungir como coordinador de liga menor. Hough dice que Honeycutt inculca los mismos fundamentos de los que Koufax habló, Campanis escribió y Rickey le impartió a su personal hace 75 años.
Kershaw, quien quizás sea el mejor lanzador de su generación, es el primer as de los Dodgers que ha tenido la tecnología para medir el índice de revoluciones y la trayectoria de la bola. Entre él y Honeycutt, como un coach de pitcheo venerado, han formado en la última década un puente entre los fundamentos de la vieja escuela el análisis de la era moderna.
Kershaw es un lanzador a la antigua, aunque a la vez reconoce que la síntesis de datos y estadísticas tiene lugar en el juego hoy en día.
"No hay duda de que el lado analítico ha sido una parte grande de la manera en que hacemos las cosas aquí", dijo Kershaw. "Con los análisis se pueden identificar a muchachos que no hubiesen tenido una oportunidad hace 10 años, lo cual es algo bien bueno para algunos jugadores. Hay muchachos en (este clubhouse) que quizás no hubiesen estado aquí antes de (conocerse) los índices de rotación o lo que sea".
Hoy en día, no es muy común que un lanzador, como ha sido el caso de Kershaw, pase toda su carrera con un solo equipo. Aun menos común es que cuente con el mismo instructor de pitcheo durante toda esa carrera, pero Honeycutt ha desempeñado dicho rol por los Dodgers desde el 2006, temporada en la que el equipo seleccionó a Kershaw en el draft amateur. Cuando era lanzador, Honeycutt estudió bajo Koufax y Dave Wallace y el instructor de pitcheo Ron Perranoski, quien aprendió de Red Adams.
Honeycutt fue abridor por Los Ángeles y luego fue canjeado a Oakland, donde comenzó un nuevo capítulo como relevista bajo el tutelaje del estimado Duncan.
"Lo que Dave me enseñó (fue) - tú eres el lanzador, haz lo que haces bien", dijo Honeycutt. "(Los Atléticos) encontraron muchachos que le iba mal y los encaminaron y eso es lo que hacemos aquí. Cuando los muchachos vienen (a los Dodgers), averiguamos cuándo les fue bien y por qué dejaron de ser buenos y tratamos de volver (a lo que les dio resultados). Es una locura decirle a Kenley Jansen que tiene que tirar cuatro pitcheos. Eso simplemente no se hace. Tuvo éxito en Grandes Ligas sin hacerlo. Haz lo que tú haces y hazlo bien. Lo principal es seguir con lo tuyo y volver a lo básico".
Honeycutt dice que trata de combinar la mecánica y el análisis y a la vez mantenerse fiel a su filosofía de pitcheo. Es un trabajador incansable cuando se trata de crear planes para los juegos. Pasa horas a diario viendo videos para que nadie esté desprevenido.
"Cuando Zack Greinke estaba aquí, te ponía a prueba", dijo Honeycutt. "Si le dabas información, quería estar seguro de que estuviera correcta. Una vez me hizo una pregunta durante un juego y no tenía la respuesta. Juré que eso no volvería pasar. No es un bateador, es con todos los bateadores. No quiero adivinar la respuesta. Quiero saber la respuesta".
Atención a los detalles
Un día, a principios de los entrenamientos, Hershiser observó a Honeycutt supervisando una sesión del bullpen de un relevista zurdo de corta edad.
"En esta organización, el estándar que te rodea siempre sube", dijo Hershiser. "Eso es lo que expresan todos los lanzadores que llegan de otros equipos. Las ideas son nuevas y distintas. La prioridad de ideas es distinta. La atención a los detalles es distinta. La atención que recibe cada lanzador es distinta.
"Tus sesiones se convierten en exhibiciones de tus habilidades delante de 20 o 30 personas cuando tomas en cuenta la gerencia, los instructores, el personal de tecnología y los medios. Quien lo haya presenciado sabe que no es una exageración. De inmediato te das de cuenta de que valoran el pitcheo. No estás en el Terreno 4 con tu coach de pitcheo antiguo. Estas con personas que han dominado esto y lo han enseñado y lo han hecho ellos mismo o han estado cerca de personas que lo han hecho por mucho tiempo. Tirar una sesión en una lomita en el campamento de Grandes Ligas de los Dodgers es todo un evento. De eso es que se trata".
Aunque Kershaw ya no es mismo pitcher dominante de antes, ha hallado la manera de poner out a los bateadores sin una recta abrumadora. Y a medida que hace la transición a la próxima fase de su carrera, está en posición de entregarle la antorcha al diestro Walker Buehler y al zurdo mexicano Julio César Urías. Cualquiera de esos dos monticulares podría ser el próximo as de los Dodgers. O quizás ese título se lo adjudique otro lanzador, un prospecto que casi nadie conozca pero que Honeycutt y su equipo descubrirán y convertirán en ganador de un Premio Cy Young. Es algo que la franquicia ya ha hecho.
"Aquí todo el mundo tiene esperanza. A todo el mundo se le da atención aquí", dice Hershiser. "Es un lugar increíble".