La decepcionante actuación que tuvo en Arabia Saudita en la revancha con Anthony Joshua en diciembre del año pasado, sigue siendo una pesadilla para el mexicano Andy Ruiz quien se separó del entrenador jalisciense Manny Robles.
Ruiz, primer mexicano en la historia de los pesos pesados que consigue títulos mundiales, decidió cortar lazos con la esquina que lo llevó a la fama en un intento de direcciones en su carrera de nueva cuenta a una pelea de campeonato.
Robles llevó a Ruiz a una de las mayores sorpresas en la historia de la división de peso pesado, cuando Andy noqueó al invicto Anthony Joshua para capturar los cinturones de la OMB, AMB y FIB en el Madison Square Garden de Nueva York.
El histórico resultado catapultó a Ruiz a la fama que por varios meses le dio prioridad a su vida social que a regresar al 100 por ciento al gimnasio para preparar la pelea. El mexicano apareció en múltiples programas de televisión, asistió a cuánta reunión o fiesta lo invitaban y gastó parte de su fortuna en autos lujosos, joyas y una mansión en California.
Para el segundo capítulo con Joshua que se llevó a cabo en Riad, Ruiz llegó con sobrepeso. Sobre el ring perdió la velocidad con la que sorprendió meses atrás al invicto boxeador británico.
''Ninguno de nosotros tenía control de él. Así que lo vi venir, no iba a funcionar porque no estaba escuchando'', dice Robles.
Desde esa derrota, Robles apenas tuvo contacto con Ruiz. Así que el veterano entrenador no se sorprendió cuando el padre del pugilista se acercó el miércoles por la noche para informarle que su hijo iba en otra dirección.
"Lo he visto venir, seré sincero contigo", dijo Robles a Steve Kim de ESPN. "Lo he visto venir durante el campamento. Lo vi venir, Andy estaba haciendo lo que quisiera hacer. El padre, obviamente como gerente, simplemente no tenía control sobre su hijo. Ninguno de nosotros tenía control de él. Así que lo vi venir, no iba a funcionar porque no estaba escuchando. No me está escuchando a mí, no está escuchando a su padre, no está escuchando a nadie. Lo dijo él mismo después de la conferencia de prensa en Arabia Saudita. Se disculpó conmigo, con el papá, porque se jodió. Así que pensé: 'OK, es solo cuestión de tiempo antes de que reciba la llamada'. Afortunadamente para mí, Andy se culpó a sí mismo y no se sentó allí como la mayoría de los peleadores a culpar al entrenador".
Antes de ser entrenador de boxeo en Estados Unidos, Robles de ahora 48 años de edad fue lavaplatos, cocinero y carpintero cuando cruzó de ilegal.
Por la tarde dedicaba horas a entrenar a jóvenes y ahí su fama fue creciendo en gimnasios de California. "No es la primera vez que a un entrenador le pasa esto y no seré el último", culminó Manny Robles.