La Serie Mundial más impredecible llega al Juego 7
El 23 de mayo, cuando tenían marca de 19-31, nadie se imaginaba que los Washington Nationals llegarían a la Serie Mundial.
Con marca de 60-21 en casa en la temporada regular, la mejor de las 30 franquicias de las Grandes Ligas, nadie imaginaba que los Houston Astros podrían perder tres Juegos de Serie Mundial en casa.Nadie, nunca, había visto seis victorias de la visita en una Serie Mundial.
Nadie pensaba que un novato como José Urquidy secaría de lleno a la poderosa artillería de los Nationals en su parque en un duelo casi de vida o muerte... Sí, en una Serie Mundial.
Nadie sabe qué pasará este miércoles. Absolutamente nadie.
Los Astros y los Nationals han desafiado toda la lógica, las estadísticas , los pronósticos, los momios y hasta la cordura de los aficionados al beisbol, sean o no de las novenas contendientes.
Lo que hace dos días parecía el golpe letal para Washington, la lesión de Max Scherzer en cuello y espalda previo al Juego 5, es el impulso de suerte que puede llevar a la franquicia primeriza en el Clásico de Otoño, pues recuperado físicamente, será el abridor del Juego 7.
Por Houston, Zack Greinke saltará a la lomita, quien si bien no tuvo una labor aseada en el Juego 3, se apuntó la victoria que inició la resurrección de Houston y su insurrección en el Nationals Park.
Los Astros pueden darle por primera vez en toda su historia la posibilidad de celebrar un título a su afición en su parque, pues hace dos años le ganaron el Juego 7 a los Dodgers en Los Angeles.
Olviden las estadísticas. Olviden los momios. Olviden la lógica, Pero mantengan en la memoria los juegos anteriores, sin importar que hayan llevado a decidirse todo en una noche, pues Washington y Houston ya nos entregaron un espectáculo inédito.
Desear que mañana gane el mejor es lanzar una moneda al aire. Que gane el que tenga más bateo, más pitcheo o simplemente más suerte y que los aficionados disfrutemos un partido memorable.