Más allá de un partido en el que la victoria le sirve mucho a sus Portland Trail Blazers, que pelean con varios equipos de la Conferencia Oeste por un lugar en Playoffs, lo de Carmelo Anthony este miércoles ante Houston Rockets (20:30 horas de CDMX, 23:30 horas de Argentina) será una revancha personal.
Por un momento, parecía que el alero de 35 años había vivido allí su último capítulo en la NBA, uno que terminó por la puerta de atrás pero que gracias a este resurgimiento en los Blazers no fue un triste final para la carrera de un hombre que fue 10 veces All-Star.
Melo firmó en Houston para la temporada 2018-2019, buscando ser la pata que le faltaba al equipo de James Harden y Chris Paul para destronar a Golden State Warriors. Sin embargo, su paso por Texas apenas duró 10 partidos. El 9 de noviembre de 2018 le avisaron que no jugaría más, luego de un pésimo juego ante Oklahoma City Thunder en el que sólo anotó 2 puntos en 20 minutos, con un 1-11 de campo.
Los Rockets atravesaban una crisis en el inicio del campeonato y las culpas cayeron sobre Melo, que estaba siendo irregular e ineficiente en ataque y que en defensa parecía imposible de adaptarse al sistema defensivo de cambios constantes que propone el equipo de Mike D'Antoni. Anthony dejó de formar parte del equipo y Houston (que en esos primeros partidos había tenido a Chris Paul suspendido y a James Harden lesionado) repuntó.
Con este mal antecedente, Melo quedó sin lugar en la NBA. Pasó más de un año entrenándose por su cuenta, pero las negociaciones no llegaban. Su narrativa de los últimos años sólo remarcaba las críticas: que no es un buen defensor, que no sabe adaptarse a un rol menor, que no es un veterano que pueda aportar algo para un equipo ganador, que los cambios en el juego de la NBA no dejaron espacio para un jugador de su estilo, que es alguien ineficiente.
Pero a veces hay un roto para un descosido. Portland Trail Blazers, finalista de la Conferencia Oeste en la 2018-2019, empezó a los tumbos en la temporada actual: plaga de lesiones y récord de 5-9 en las primeras semanas de competición. Damian Lillard estaba jugando muy bien, pero sus compañeros no ayudaban y no había demasiado espacio o tiempo para movimientos. La franquicia de Oregon necesitaba probar una solución urgente y decidió que esa podría ser Carmelo Anthony.
Melo firmó un contrato no garantizado, teniendo que demostrar que todavía estaba a la altura de un rol importante en la NBA, que aún tenía cosas de aquel jugador que fue nominado seis veces para los quintetos All-NBA.
Por ahora Anthony lo está haciendo: promedia 16,3 puntos, 6,1 rebotes, 1,4 asistencias y un robo en 31,8 minutos por partido con un acierto de 43,4% en lanzamientos de campo, 39,4% en triples y 82,7% desde la línea de tiros libres. Todos esos guarismos son superiores a los de su corto tiempo en Houston (13,4 puntos, 5,4 rebotes, 0,5 asistencias, 0,4 robos en 29,4 minutos, con 40,5% de campo, 32,8% en triples y 68,2% en tiros libres). Melo incluso está siendo mucho más eficiente que en Oklahoma (16,2 puntos, 5,8 rebotes, 1,3 asistencias, 0,6 robos en 32,1 minutos con 40,4% de campo, 35,7% en triples y 76,7% en tiros libres).
Acá no necesitó ser suplente, como le tocó en Houston y cómo algunos pretendían en Oklahoma. Lo mejor de Melo ocurre siendo el ala-pivote abierto de una formación que tiene a un base espectacular como Lillard y un pivote gigante como Hassan Whiteside. El lugar que le encontró Stotts y quizá un "click" en la mentalidad de Anthony después de haber estado más de un año fuera de la NBA lo están potenciando al ex New York Knicks como un jugador más eficiente, que realmente aporta para su equipo.
Portland empezó con balance de 5-12, pero una vez que Anthony se acomodó, con esa semana de fines de noviembre en la que fue destacado como el mejor jugador de la Conferencia Oeste tras dos triunfos ante Chicago Bulls y uno sobre Oklahoma City Thunder, su porcentaje de victorias es del 50%: 12-12, con algunos buenos triunfos como el obtenido en Toronto por 101-99 con un tiro ganador de Anthony. Hoy los Blazers ostentan un récord de 17-24 que definitivamente no es el que desean, pero que los tiene a sólo dos victorias de los puestos de clasificación a postemporada.
En medio de eso, Carmelo todavía sigue manteniendo viejos "vicios", como una tendencia a lanzar mucho desde el drible aunque no sea tan eficiente (el 40,9% de sus lanzamientos llegan de esa forma y apenas convierte el 37,7%), pero en los últimos partidos comenzó a afianzarse más como opción ofensiva de catch&shoot, donde si lastima a los rivales con un 60% en dobles y 40,4% en triples. Hay tiradores mejores para estacionar fuera, pero pocos como Anthony que luego puedan castigar a la defensa atacándola hacia dentro.
Al volver a Portland, Anthony dijo que esta no es su última temporada: "todavía no tengo el retiro en mi mente, yo creo en lo que me queda". A unos meses de cumplir los 36 años (el próximo 29 de mayo), Melo quizá este empezando a encontrar el rol que le permita extender el final de su carrera.