Intangibles, factores para identificar a un buen quarterback
Sam Howell ha sido quarterback desde que cursaba el primer grado.
Su padre le dijo entonces que, para desempeñarse en esa posición, necesitaba ser el líder del equipo. Le advirtió que se esperaría más de él que de otros jugadores, dentro y fuera del terreno.
Howell, quien venía de una campaña que estableció récords como novato en Carolina del Norte, piensa ahora que ser quarterback es un estilo de vida.
“Sé que todos me miran”, indicó.Evaluar y proyectar los quarterbacks en cualquier nivel es quizá la parte más desafiante en la construcción de un equipo de fútbol americano. Más que en cualquiera otra posición, lo que vuelve exitoso a un mariscal de campo es casi incuantificable.
Se trata de un misterio, algo intangible definido como “eso”.“No creo que haya algo científico para conseguirlo”, dijo Ryan Day, entrenador de Ohio State, quien pasó dos campañas como coach de quarterbacks en la NFL bajo las órdenes de Chip Kelly antes de aterrizar en Columbus. “Si lo hubiera, creo que sería más fácil para todos. Pienso que en 2020 no estaríamos preguntando qué es ‘eso’”.
Joe Burrow, Tua Tagovailoa y Justin Herbert encabezan un grupo de quarterbacks que se disponen a ingresar en la NFL. Hay un consenso en que se trata de los tres mejores de su posición en el draft de esta semana, todos con una oportunidad de ser seleccionados el jueves dentro de los primeros 10 turnos.Su talento prodigioso, su alta producción y sus condiciones atléticas son evidentes e impresionan. Se conocen también sus pocas insuficiencias físicas.
¿Y lo demás? Bueno, eso es precisamente lo intangible.En la era de los entrenadores personales de quarterbacks, las ligas de verano con equipos de siete integrantes y las “ofertas” de becas a estudiantes de octavo grado, el desarrollo multidisciplinario de los mariscales de campo empieza muy temprano.
David Morris es fundador de la empresa QB Country. Se le conoce más por pasar su carrera colegial como suplente de Eli Manning en Mississippi.
Trabaja con quarterbacks de todas las edades y niveles de talento, desde preadolescentes que quieren mejorar hasta Daniel Jones, elegido la temporada anterior como la sexta selección por los Giants de Nueva York.
Uno es la capacidad mental: La facultad para aprender y procesar el fútbol americano. Ello puede enseñarse en un pizarrón, con videos, desmenuzando jugadas y defensivas. El objetivo es que lo aprendido se refleje en el campo, pero ello no siempre ocurre.
Para Morris, es como la diferencia ente lo que se lee en los libros y lo que se aprende en las calles. Ambos aspectos pueden llevar al éxito, y la mayoría de los buenos jugadores tienen al menos algo de los dos mundos.
Hay formas ya disponibles para identificar y desarrollar la capacidad mental de un jugador, pero prever su potencial de crecimiento puede ser más complicado.El segundo intangible tiene que ver con la personalidad y la forma en que ésta deriva en el liderazgo. De un modo u otro, un quarterback tiene que ser un líder del equipo, así sea gregario, reticente, introvertido o intenso.
Algunos quarterbacks serán motivadores. Otros se mostrarán más bien severos.“He visto que muchas personalidades diferentes pueden lograr esto”, dijo Morris. “Y ya sea el expresivo, el dinámico, el jefe de la manada o el más reservado, hay que preguntarse: ‘¿Es alguien un líder? ¿En qué forma lidera? ¿Confía en su estilo de liderazgo?’”.
La confianza es una palabra que suele surgir cuando se habla de deportistas de elite en cualquier disciplina. Con los quarterbacks, es más importante porque la posición conlleva un protagonismo cruel.“Tú eliges deliberadamente jugar en la posición más criticada en todo el deporte organizado”, suele decir a sus quarterbacks Joe Moorhead, coordinador ofensivo de Oregon.
Moorhead comentó que los quarterbacks “deben estar a la mitad de un puente entre la confianza y el engreimiento”.No hay examen ni fórmula para identificar de manera fiable qué quarterbacks tienen “eso”.
“Tiene que haber también algo de intuición en ello”, dijo el entrenador de Oklahoma Lincoln Riley. “Y es que los chicos tienen antecedentes muy distintos. Se crían en diferentes partes del país, en diferentes casas, con diferentes situaciones familiares y escolares, con distintos tipos de liderazgo en sus vidas. Y por lo tanto, parte de esto consiste en evaluar dónde están ahora y pronosticar lo mejor que puedas adónde se dirigen”.