El "Chamo" alargó la carrera de Vicente Palacios en Tijuana
Carlos Hernández lo convenció para darlo de alta como lanzador en 2004, pero la condición fue que lo utilizaría sólo en caso de ser necesario y en un juego en el que el margen en el marcador fuera muy amplio para cualquiera de los dos bandos.
“Cual va siendo mi sorpresa que me llama a trabajar con bases llenas contra Acereros de Monclova y cuando me subo a la loma le dije “Oye que no quedamos que me ibas a subir cuando el juego estuviera abierto” y nos empezamos a reír ahí en la lomita “Ya vete de aquí” le dije en broma”, recordó Vicente Palacios.
De cuarenta años, el derecho veracruzano llegó a Tijuana en 2004 con la intención de convertirse en el primer coach de picheo de la novena “astada”, algo que pudo conseguir desde el 17 de marzo de ese año, sin embargo, con el pasar de los días, su labor en el equipo se amplió hasta ingresar al terreno de juego cuando el “Chamo” le alargó su carrera como lanzador una temporada más”.
“Ese año yo nada más iba como coach de picheo y estaba Carlos Hernández de manejador, pero como coach yo todavía seguía con el hábito de levantarme temprano a hacer ejercicio como lo hice cuando era jugador activo”, recordó.
En la campaña 2000, el ex lanzador de Grandes Ligas fue sometido a una cirugía en la que le repararon tendón y manguito rotador, en una intervención encabezada por el afamado doctor Cuauhtémoc Reyes en Toluca, Estado de México y su peregrinar por la pelota mexicana fue por Saraperos de Saltillo en 2000 y 2001, Piratas de Campeche en 2002 y Tecolotes de los Dos Laredos en 2003.
“Un año antes yo había jugado con Laredo y no estaba listo, soy honesto, no sabía que iba a ir a Laredo, pero me insistió uno de los dueños para que fuera, pero yo no debí de haber ido porque no estaba listo para jugar; después de ahí paso el equipo a Tijuana y me habló Raúl Cano para que viniera como coach de picheo”, comentó.
Con Tecolotes, Palacios tuvo marca de 0-3 en ganados y perdidos, con efectividad de 4.43 en doce juegos, todos como relevista, para veinte entradas y un tercio de once ponches y catorce bases por bolas.
Con Toros de Tijuana su rendimiento fue muy diferente, al ver acción en 23 juegos, incluyendo una apertura, para 42 entradas y un tercio de 21 abanicados y quince transferencias.
“Aunque fui como coach, yo me mantuve haciendo ejercicio todos los días y un día vacilando con el manejador C arlos Hernández me dijo que fuéramos al bullpen para tirar un rato y ya que terminamos me dijo “Te voy a dar de alta” y yo le dije que no aunque sabía que mi brazo ya estaba bien”, explicó.
Su récord como pitcher fue de 3-0 con porcentaje de carreras limpias admitidas de 2.98 en esa campaña 2004.
“Al final de cuentas me dio de alta Carlos Hernández, pero platique con él y le dije que si me iba a utilizar, lo hiciera en un juego tranquilo para ir tomando ritmo”, comentó.
Algo que no se cumplió al pie de la letra.
“Cuando platicamos Carlos y yo después nos acordamos y reímos mucho de esa anécdota”, mencionó.
A pesar de sus buenos números, la tentación de alargar su carrera más allá de los cuarenta años fue muy grande, pero fue sometida muy a tiempo por la mente.
“Afortunadamente ese año me fue muy bien, pero ya las piernas y mi brazo no me respondían igual, entonces dije “para que me estoy arriesgando a que me vayan a meter una línea o algo y mis reflejos ya no son los mismos”; hay que ser honestos”, concluyó,
A Palacios lo volvimos a encontrar en 2014 en Tijuana, ya como coach de pitcheo al 100% y también lo pudimos saludar el miércoles en entrevista para el Podcast “Círculo de Espera Radio”, donde nos contó éste y varios pasajes de su exitosa carrera.