Futbolistas en Latinoamérica enfrentan crisis ante pandemia
Santiago Cedeño abrió la puerta de su casa cuando el auto se detuvo enfrente. Por días, el futbolista panameño había esperado ansiosamente la llegada del vehículo y su provisión de víveres.
Al principio, parecía que el mediocampista de 30 años, que juega con el Azuero de la segunda división de Panamá, realizaba donaciones a la comunidad, tal como lo han hecho muchos deportistas profesionales en medio de la pandemia del nuevo coronavirus. Pero resultó que el suministro era para Cedeño y sus compañeros.
“Nos está ayudando que están llegando estas bolsas blancas”, declaró Cedeño. “Hay compañeros que me dicen ‘que no me lo esperaba que la han pasado muy difícil’”.
En todo el mundo, clubes y estrellas de fútbol han tratado de ayudar a las comunidades afectadas con el virus. El técnico portugués José Mourinho, del Tottenham de la Liga Premier, repartió fruta y verdura, por ejemplo, y el delantero del Manchester United Marcus Rashford recabó dinero destinado a la alimentación de niños.
Pero en algunas partes de Latinoamérica y otras regiones, son los futbolistas quienes pasan penurias económicas, al igual que muchas personas.
En marzo, al tiempo que Panamá se preparaba para un confinamiento destinado a frenar la propagación del COVID-19, la temporada del torneo de fútbol nacional era cancelada. La mayoría de los jugadores de la segunda división masculina y la liga femenina recibieron salarios mensuales que rondan apenas los 366 dólares.
Para estos futbolistas, la suspensión de las actividades representa no contar con un ingreso para pagar alquiler, cuentas, ni alimentos. La Asociación de Futbolistas de Panamá, preocupada por la situación de sus integrantes más vulnerables, empezó a organizar donaciones de alimentos para ser distribuidos entre los jugadores.
En Colombia, 200 jugadoras profesionales recibieron paquetes de alimentos de parte del Ministerio del Deporte, mientras que los integrantes de la selección masculina de fútbol de Uruguay ayudaron con la compra de 2.000 paquetes de comida para los jugadores más necesitados. De acuerdo con el sindicato mundial de futbolistas, FIFPro, los jugadores en Paraguay y Honduras recibieron también ayuda alimenticia.
“La ayuda les ayudó mucho”, destacó la futbolista venezolana María Peraza, quien recibió una provisión de víveres después de pasar la temporada anterior jugando con el club colombiano Millonarios. “Les dio como un aire porque al menos tenemos algo para comer estos días”.
Las futbolistas en Colombia son más vulnerables al impacto económico que sus homólogos hombres.
Cuando las autoridades colombianas suspendieron las actividades del fútbol, la mayoría de las las jugadoras de la liga se preparaba a fin de firmar contratos para la siguiente temporada. Las pocas de ellas que contaban con convenios sufrieron la cancelación de éstos de parte de sus clubes.
Dimayor, el órgano que dirige el fútbol profesional en Colombia, ha tenido discusiones con el Ministerio del Deporte respecto a la reanudación de la liga de hombres. Pero ningún plan se ha anunciado sobre la posibilidad de que la liga de mujeres retome actividades este año.
“Obviamente al fútbol femenino lo dejan en la cola”, lamentó Carolina Rozo, la coordinadora del fútbol de mujeres en el sindicato colombiano de futbolistas.
Los apuros que viven las futbolistas profesionales de Colombia se dan mientras el país pretende obtener la sede del Mundial femenino de 2023. La Federación Colombiana de Fútbol espera que la FIFA elija al país para albergar el máximo evento de mujeres al mismo tiempo que muchas de sus jugadoras dependen de donaciones de víveres para sobrevivir. La decisión de la FIFA está programada para el 25 de junio.
“Claramente es una dualidad que no tiene sentido”, subrayó Rozo. “También, que piensan en mejorar en este tiempo las condiciones de las jugadoras”.
Conforme las medidas de confinamiento a lo largo de la región se han extendido por meses, la mayoría de los futbolistas latinoamericanos tiene ante sí un futuro en el que sus sustentos seguirán inciertos.
Actualmente se discuten planes tentativos para hallar una manera de que muchas de las máximas divisiones del continente regresen a la cancha en el fútbol de hombres, si bien en estadios sin aficionados. Pero esas medidas no ayudarían a que los jugadores más vulnerables retomen sus empleos, consistentes en practicar el fútbol.
Mientras tanto, los jugadores de ambas ramas continúan preparándose lo mejor posible desde casa con la esperanza de que el fútbol —y sus ingresos— regresen a la normalidad.
La futbolista Amarelis De Mera, quien juega para el Tauro de Panamá, dijo que algunas de sus compañeras han empezado a desesperarse.
“Tú dices ‘vamos a estar recibiendo (la ayuda)’ y empieza a escribir ‘¿cuándo?’ o ‘¿qué día? por favor nos dicen’”, afirmó De Mera. “Se nota que necesitamos la ayuda bastante”.