Gusten o no, los designados en la Nacional producen
Antes de que todos los autoproclamados puristas declaren el fin de la estrategia en el béisbol y que la propia santidad del deporte se rompa con el uso del bateador designado en la Liga Nacional esta temporada, huelga recordar lo siguiente.
En el momento más memorable de un octubre cargado de emociones, el golpe decisivo en la Serie Mundial del año pasado fue obra, efectivamente, de un bateador designado de la Liga Nacional.
Ese batazo que pegó contra el poste de foul del jardín derecho del Minute Maid Park — cortesía del jonrón de Howie Kendrick en el séptimo juego para los visitantes Nacionales de Washington — probablemente no aquietará las quejas de los fanáticos de la Liga Nacional sobre el plan de que una temporada que sigue esperando la orden de arranque se lleve a cabo con el designado en ambos circuitos.
Y desde luego que tampoco aplacará el encendido debate que prosigue desde el 6 de abril de 1973, cuando Ron Blomberg de los Yanquis de Nueva York se presentó en el plato en el Fenway Park, convirtiéndose en el primer designado de las mayores (negoció un boleto con las bases llenas ante el cubano Luis Tiant).
Para muchos fanáticos en la Nacional, el mero hecho de escribir BD en la tarjeta de las alineaciones insulta a todo un estadio. Para muchos de los fanáticos de la Liga Americana, el mero hecho de ver a un pitcher blandiendo un madero Louisville Slugger constituye una afrenta a todo el diamante.
Es lo que hay, al formar parte de la propuesta que los dueños de los equipos plantean a los jugadores — un bateador designado a tiempo completo en la Liga Nacional, al igual que en la Americana. Solamente este año.
Jim Riggleman ha dirigido en cada liga y le ha tocado pasar por ambas situaciones.
“Durante esta temporada abreviada, me parece bien”, escribió en un correo electrónico el lunes. “En lo general, el juego de la Liga Nacional me parece mejor. El turno del pitcher no es el punto. Son todas las ramificaciones que involucra el pitcher en cuanto a la estrategia del juego. El juego resulta ser más interesante y más difícil de dirigir con un pitcher que batea”.
Dicho eso, repasamos las consecuencia de tener a un designado en la Nacional:
LOS BENEFICIADOS
Kyle Schwarber (Cachorros), Nick Castellanos (Rojos) y Dominic Smith (Mets) subieron a las mayores por su bateo, no la defensa. Son los ideales.
Christian Yelich (Cerveceros), Yoenis Céspedes (Mets) y Hunter Pence (Gigantes) vienen de lesiones. Ser designados les daría respiro del trajín diario.
Kevin Cron (Diamondbacks) conectó 38 jonrones en Triple-A y seis más con Arizona. Luego que el primera base Christian Walker brillase la pasada campaña, Cron podría tener una nueva función.
Justin Turner (Dodgers), Ryan Braun (Cerveceros) y Jay Bruce (Filis) son veteranos que podrían tener más regularidad en el puesto.
Los Nacionales (Ryan Zimmerman, Starlin Castro, Eric Thames y Kendrick) y los Rockies (Daniel Murphy e Ian Desmond) podrían rotar. Nick Markakis y Adam Duvall saldrían beneficiados por el superávit de jardineros de los Bravos.
PITCHERS MENOS EXPUESTOS
Max Scherzer, Masahiro Tanaka y Adam Wainwright son algunos de los ases que en años recientes sufrieron lesiones al batear o correr en las bases. Ante el hecho de que la pretemporada se interrumpió y el deseo de apurar la campaña regular, nadie quiere ver a un pitcher lesionado por algo que no involucre a su brazo.
¿Quién sale mal? Empecemos con Madison Bumgarner, un pitcher que firmó con Arizona y que tiene poder en el madero. Le gusta batear y una vez se tentó con la idea de participar en un Derby de Jonrones. Los Diamondbacks prefieren que otros sean los que bateen.
Jacob deGrom, Clayton Kershaw y Stephen Strasburg seguirán siendo dominantes. Pero es posible que sus promedios de efectividad se vean afectados al enfrentar a alineaciones de la Nacional un poco más exigentes.
OPORTUNIDADES
Sonny Gray (Rojos), Sandy Alcántara (Marlins) y Chris Paddack (Padres) son abridores de equipos de floja producción de carreras. Con el designado, los managers les dejarán lanzar más en vez de sacarles por un bateador emergente.
Yasiel Puig no tiene equipo. El cubano conectó 24 jonrones y remolcó 84 carreras con Cincinnati y Cleveland el año pasado y se mantiene como agente libre.
Matt Adams (Mets), Logan Morrison (Cerveceros) y Greg Bird (Rangers) firmaron pactos de ligas menores en el invierno. Si demuestran que tienen poder, serán opciones baratas.
ESTADÍSTICAS
Por cada divertido recorrido por los bases tras el jonrón de pitchers como Bartolo Colón, no se puede olvidar lo siguiente: los lanzadores batearon para apenas .128 el año pasado. Los de la Nacional lo hicieron para .131, mientras que sus colegas de la Americana se desinflaron a .087.
No hay muchos como Shohei Ohtani. Nelson Cruz, Edwin Encarnación, J.D. Martínez y Miguel Cabrera encajan fácilmente como designados en la Americana. En la Nacional, en cambio, tocará improvisar.
Con más plazas para los playoffs, gente como Jorge Soler, Daniel Vogelbach y Corey Dickerson podrían ser canjeados en octubre o la fecha que se disponga como plazo de cambios.
El designado en la Nacional seguramente sacrificará el elemento del juego que tanto fascina a los tradicionalistas: el toque.
Los conjuntos de la Nacional promediaron 35 toques el año pasado. Los Dodgers fueron los líderes de las mayores con 55 (comandaron la Nacional con 279 jonrones). En la Americana, los equipos promediaron apenas 16 y los Angelinos tuvieron la menor cantidad con cuatro.
Los pitchers tocan más — y al desaparecer del plato, pues se verá menos la añeja estrategia del toque.