Entrenador de Dolphins conocía a manifestante muerto
El entrenador de los Dolphins de Miami, Brian Flores, estaba preocupado ya por el tema de la injusticia racial. Posteriormente, se enteró con tristeza del fallecimiento de Chris Beaty, un buen amigo, abatido a tiros luego que la violencia estalló durante una protesta en Indianápolis.
Beaty, de 38 años y de raza negra, era dueño de un negocio en esa ciudad. Había jugado fútbol americano con la Universidad de Indiana y fue compañero de equipo de un asistente actual de Flores.
“Este tipo era un ser humano increíble”, dijo Flores el jueves. “Es algo triste, simplemente otra tragedia con la que estamos lidiando. Ojalá que podamos aprender de esto y realizar los cambios necesarios para que estas cosas no ocurran de nuevo”.
Flores, de padres hondureños y uno de los tres entrenadores negros que hay actualmente en la NFL, ha lamentado la falta de indignación por parte de “gente influyente” en torno de la muerte de George Floyd en Minneapolis y por los asesinatos de otros afroestadounidenses, que han agravado las tensiones raciales en Estados Unidos.
El estratega de los Dolphins dijo que apoya el derecho de sus jugadores a protestar en las redes sociales o en las calles. Sin embargo, resaltó la necesidad de tener cuidado.
“La ente tiene hambre”, dijo Flores. “La gente está sin empleo. Hay una pandemia. Y luego resulta que la gente está también enojada. Los chicos necesitan tiempo para estar disgustados y una plataforma para mostrar sus emociones”.
Flores se negó a abordar el tema de si es válido que los jugadores pongan una rodilla en tierra durante la interpretación del Himno Nacional para protestar contra los abusos policiales y la desigualdad. Dijo que, en vez de esa polémica, la atención debe ponerse ahora en la memoria de Floyd y en su muerte, así como en la búsqueda de justicia en el caso y en la necesidad de mostrar más cortesía y aceptación.
“Soy un tipo que prefiere avanzar paso a paso”, dijo Flores. “Tiene que haber mucho diálogo. El camino es largo”.
Floyd murió el 25 de mayo, tras su arresto por la policía en Minneapolis. Tirado en el piso, suplicó por su vida y dijo que no podía respirar, mientras un agente le oprimía el cuello con una rodilla.