Fútbol en Río: ‘Ojalá podamos salir sanos de esta locura’
Faltaban escasas horas para el silbatazo inicial cuando Volta Redonda se enteró que tres de sus futbolistas habían contraído el coronavirus. Los tres fueron aislados de inmediato.
Pero no existía opción alguna de cancelar su partido el domingo, por más que su rival de turno Fluminense tampoco quería jugar.
El presidente de Fluminense Mário Bittencourt señaló en las redes sociales que fue la primera vez que le causó enojo ver jugar a su equipo.
La más reciente fecha del campeonato de Río de Janeiro se disputó el domingo, pese a un creciente coro de protestas de los clubes y jugadores, alarmados por tener que que cumplir compromisos contra su voluntad en medio de una crisis por el COVID-19 que cobra las vidas de cientos de brasileños diariamente y aún no alcanza su pico.
Fluminense y Botafogo han estado al frente de las protestas desde la reanudación del torneo carioca el 17 de junio, el primero en Sudamérica. Otros estados brasileños apuntan a retomar sus torneos el próximo mes, aunque sujeto a la aprobación de las autoridades sanitarias.El lunes, la federación de fútbol de Minas Gerais, el segundo estado más populoso de Brasil, señaló que “actualmente no existe un protocolo adecuado” para poder reanudar la actividad.
Aparte de su rechazo por tener que jugar en medio de una pandemia, Fluminense y Botafogo insisten que clubes chicos como Volta Redonda no tienen los recursos para cumplir con los protocolos sanitarios.Tal argumentación fue avalada cuando Volta Redonda reveló los positivos. Después de ganar 3-0 su partidos, Volta Redonda indicó que los tres jugadores contagiados no muestran síntomas.
No fue consuelo para Fluminense.
“Otra página triste en la historia del fútbol de Río, tan golpeado y obsoleto” dijo Bittencourt. “Los jugadores infectados, clubes con poco presupuesto y sin facilidad para seguir el llamado protocolo, y todos nosotros nos exponemos al contagio. Ojalá podamos salir sanos de esta locura”.Fluminense empezó a entrenar justo después de la reanudación de la liga y jugó contra un Volta Redonda que llevaba una semana de prácticas.
Botafogo goleó 6-2 el modesto Cabofriense. Pero se habló poco sobre ese abultado marcador o de la opaca actuación del veterano volante japonés Keisuke Honda. Todos estaban pendientes del técnico de Botafogo.Paulo Autuori fue suspendido por un tribunal deportivo tras criticar a la federación de Río por autorizar el reinicio del torneo. La sanción fue revocada posteriormente, pero se negó estar en la cancha el domingo, enviando a su auxiliar.
Previo al partido, los jugadores de Botafogo desplegaron una pancarta con un mensaje a los dirigentes: “Un buen protocolo es el que respeta las vidas”, rezó.
Flamengo y Vasco da Gama, los otros dos grandes de Río, son partidarios de jugar, motivados por el presidente Jair Bolsonaro, quien ha criticado las medidas de distanciamiento social para frenar la expansión del brote. Se han salido con la suya, entrenándose desde junio, inclusive desafiando regulaciones del estado.
El siguiente capítulo se trasladará a los tribunales de Río. El alcalde Marcelo Crivella emitió un decreto que ordena la presencia de aficionados en un tercio de los estadios desde el 10 de julio, algo que ninguna otra liga importante ha intentado. Botafogo y Fluminense se oponen.Los jugadores de ambos clubes también lucieron el domingo camisetas con la frase Black Lives Matter, con los de Botafago ahincados en el segundo minuto. El árbitro no sancionó a los jugadores.
La siguiente fecha se jugará el miércoles.El campeonato nacional, que debió comenzar en mayo, sólo podrá iniciar tras completarse los torneos estatales. La Confederación Brasileña informó la semana pasada que el plan es que el campeonato arranque en agosto, el mismo mes en el que algunos expertos sanitarios temen que la crisis del COVID-19 en Brasil llegue a su pico.