Salones de la Fama se adaptan a época posterior a pandemia
Como parte de una remodelación de 22 millones de dólares, el Salón de la Fama y Museo del Basquetbol James Naismith reemplazó las placas que honraban a sus miembros con pantallas táctiles que despliegan videos para mostrar los mejores momentos de sus carreras.
Otra exposición en ese recinto permite que los visitantes coloquen sus manos en las huellas dejadas por las de Kevin Durant sobre una superficie endurecida, para comparar el tamaño.
Todo eso fue antes de la pandemia. En aquel entonces, se buscaba involucrar más al visitante. Ahora, la consigna es: “No tocar”.
Desde el 1 de julio, cuando está prevista la reapertura del museo, los visitantes tendrán que utilizar un bolígrafo para tocar las pantallas. Y las huellas de los jugadores estarán cubiertas con plexiglás.
“Se puede mirar, pero no poner la mano en esto, por razones obvias”, dijo el presidente del Salón de la Fama, John Doleva.
En momentos en que el mundo intenta reanudar paulatinamente las actividades truncadas por el coronavirus, cada restaurante, tienda minorista y centro público de diversiones busca formas de volver al negocio sin sacrificar la seguridad de su personal y consumidores.
Para el recinto del basquetbol en Spingfield, Massachusetts, y para otros museos deportivos, hay un desafío adicional: ¿Cómo se puede mantener la distancia social y cumplir con otros protocolos de salud, preservando simultáneamente las funciones interactivas a las que se ha recurrido en los años recientes con el objetivo de dar nueva vida a archivos que antes yacían acumulando polvo?
“Ésta es una experiencia que involucra más a la gente, y en realidad, esto sólo puede lograrse tocando”, reconoció Doleva. “El mundo es diferente, pero queremos ser uno de los primeros lugares que la gente piense visitar. Estamos invirtiendo en todos los protocolos para asegurarnos de que nuestro museo es seguro”.
Cuando reabra sus puertas, una fecha que se ha postergado dos meses hasta el 1 de julio, el Salón de la Fama distribuirá bolígrafos provistos de una punta de goma para reducir el riesgo de que los visitantes propaguen el coronavirus con las manos.
En la cancha central, los asistentes podrán lanzar balones hacia cestas que se asemejan a las empleadas originalmente para almacenar duraznos y que Naismith aprovechó para el deporte que había inventado. También es posible realizar clavadas en canastas de diferentes alturas.
Para esas actividades, un empleado distribuirá los balones y los desinfectará después de cada uso.
El Salón de la Fama del Golf en St. Augustine, Florida, ha distribuido los bolígrafos desde el 18 de mayo, cuando se autorizó su reapertura. En el Salón de la Fama del Tenis Internacional, el plan apunta a conservar las pantallas táctiles, pero limpiándolas al menos cada hora.
Entre los otros cambios en ese ultimo museo, un teatro que exhibe un holograma de Roger Federer se limitará a dos espectadores a la vez, en lugar de ocho.
“En el corto plazo, evidentemente tendremos que adaptarnos para ver si los fanáticos pueden interactuar con esto y cómo pueden hacerlo”, comentó Todd Martin, extenista profesional y director general del Salón de la Fama. “Hay retos infinitos y limitaciones impuestas a nuestros negocios”.
Por ahora, una habitación donde los visitantes podían sentarse y ver el Tennis Channel permanecerá cerrada. Los dispositivos electrónicos que permiten recorridos guiados no se distribuirán más. Dejará de haber guías.
En el salón de Newport, Rhode Island, hay también canchas públicas de pasto. Se reabrirán, pero los jugadores no podrán alquilar ni almacenar ahí raquetas. Asimismo, tendrán que llevar su propia agua.
Vamos a estar permitiendo 20 personas a la vez en un espacio de 12.000 pies cuadrados (1.115 metros cuadrados). Es una cifra asombrosa”, dijo Martin. “Sí demuestra la gravedad de este desafío operativo”.
Jim Richardson, consultor del museo, dijo que los expositores realizarán los mismos cambios que otros negocios. Revisarán a los visitantes, realizarán limpieza más a menudo, ofrecerán mascarillas, reducirán la capacidad para permitir el distanciamiento social, instalarán barreras de plexiglás y colocarán estaciones de desinfección.
Algunas pantallas interactivas no estarán disponibles por ahora. Pero los Salones de la Fama no pueden abandonar todas las experiencias interactivas.
“Las investigaciones han demostrado que los museos que incluyen interacción física, así como información y objetos, hacen más fácil que la gente aprenda y retenga información”, dijo Richardson, cuya empresa MuseumNext trabaja con expositores para seguir las últimas tendencias museográficas. “Esta interactividad lúdica genera también un pensamiento creativo, particularmente para los niños”.
Ahora, los curadores tendrán que asegurarse de que la interactividad continúe pero con menos necesidad de tocar. Podrían implementar recorridos basados en audio, con herramientas que irían de auriculares alquilados a los propios teléfonos de los visitantes.
Los juegos que antes requerían de las manos podrían adoptar variantes de realidad simulada, con cámaras que capturen los movimientos.
“Hay muchas posibilidades más allá de las pantallas táctiles para los museos interactivos”, dijo Richardson.
Algunos cambios podrían derivar en mejoras y volverse permanente, como en el caso de exposiciones que se ofrecieron mediante internet durante el confinamiento. Pero los salones de la fama buscarán no realizar cambios drásticos, pues hay todavía esperanzas de que una vacuna contra el COVID-19 devuelva cierto sentido de normalidad a la vida.
“No vamos a reconstruir nuestro museo por este periodo que atravesamos”, dijo Martin.
El recinto del tenis contempla la reapertura para el 18 de junio pero, al igual que otros espacios públicos, depende de los parámetros locales, basados en el avance del estado para enfrentar la pandemia.
En Canton, Ohio, las autoridades estatales han permitido reanudar la operación de los museos. El Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional recibió visitantes esta semana, luego de permanecer cerrado tres meses.
Richardson, quien tiene su base de trabajo en Inglaterra, dijo que algunos museos que han reanudado actividades han reportado un repunte veloz en las visitas.
“La gente está ansiosa por salir y experimentar todo lo que se ha perdido durante este periodo de confinamiento”, indicó. “Y visitar los museos es parte de eso”.
El Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown, Nueva York, reabrirá tentativamente el 26 de junio. El Salón de la Fama del Boxeo Internacional en Canastota, Nueva York, haría lo propio a finales de junio.
“Todos queremos volver al pasado”, dijo el director general del recinto del boxeo Ed Brophy. “Ha sido una pelea difícil, pero esto no nos detendrá... Vamos a asestar el golpe definitivo”.