En el Indianapolis Speedway el silencio es ensordecedor
El fin de semana de la carrera está cerca y el terreno del autódromo está prácticamente desolado.
Los usuales y coloridos campamentos están vacíos, lo mismo que los estacionamientos. El césped conserva su verde intacto y la grava blanca luce sin alteración alguna.
No hay señales de los olores familiares y agradables, como el de las conocidas piernas de pavo o las galletas Oreo fritas.
La 104ta carrera de las 500 Millas de Indianápolis se realizará el domingo si lo permite el clima. La mayoría de los residentes de la comunidad que rodea al Speedway, que se autodenomina la capital del mundo del automovilismo, observará con tristeza la carrera desde sus casas.
“Ha sido una de las mayores constantes de mi vida y es algo que espero cada año, sólo la carrera”, aseguró Tom Beaudry, quien durante años había vendido productos en este evento y quien puede escuchar el rugir de los motores desde su jardín. “No me he perdido ninguna desde que tengo cinco años. ¿Sabes?, es agridulce escucharlos, sabiendo que están corriendo y que no puedes estar adentro”.
Dentro de la histórica pista hay gradas con 232.000 asientos, que ahora están cubiertos con una etiqueta roja que dice “No utilizar”. Sumando las suites y el público en el infield, la carrera llega a contar con más de 300.000 asistentes y es considerada el evento deportivo más grande del mundo en un sólo día.
Este fin de semana habrá cero asistentes.
A los pilotos y dueños de los equipos de la IndyCar no les gusta el ensordecedor sonido del silencio.
A.J. Fort, cuatro veces campeón, aseguró que la clasificación sin público fue solitaria. El brasileño Tony Kanaan, ganador en el 2013 y que compite con Foyt, describió las vueltas en el Gasoline Alley como inquietantes. Incluso el español Fernando Alonso, dos veces campeón del mundo de la Fórmula Uno, y quien realizará su segundo intento en las 500 Millas saliendo de la 28va posición, encuentra desconcertantes las gradas vacías
“Cuando estás ahí compitiendo, parece que estás en una prueba. Muchos de los chicos han hecho eso aquí”, dijo Alonso. “Pero fue una sensación extraña para mí, pues fue la primera vez que lo hice en este lugar”.
El nuevo dueño del Indianapolis Motorsport Speedway Roger Penske cambió la carrera del tradicional fin de semana de mayo a agosto, con la creencia de que algunos fanáticos podrían acudir.
Penske les escribió una carta a los aficionados el jueves, aseguró que los extraña y reconoció que su primera visita a la pista en 1954, cuando tenía 14 años, lo cambió para el resto de su vida.