Venados y Tapatío no se hacen daño
Venados y Tapatío no han empezado nada bien el torneo Guardianes 2020 y este miércoles se vieron las caras en Mérida dentro de un partido en donde salió a relucir la inoperancia de ambas escuadras y sus dificultades para generar ocasiones de peligro.
Contadas fueron las emociones ofrecidas de los dos conjuntos, quienes sumaron respectivamente su segundo partido sin ganar en la extinta categoría de plata.
Al final, el 0-0 en el marcador tradujo a la perfección lo que fue el encuentro y que dejará a ambos clubes en la parte baja de la clasificación general.
Dos equipos con debut flojo en la Liga de Expansión se encontraron en Mérida.
Los Venados recibieron a Tapatío en el Carlos Iturralde con la consigna de hacer valer su condición de local y el calor de la capital yucateca para imponerse a un conjunto tapatío que quería recuperar un poco el terreno perdido con un triunfo de visita que le diera cuatro valiosas unidades.
El inicio del encuentro resultó movido y arrojó algunas emociones. Fueron los yucatecos los encargados de dar el primero aviso de seriedad. Juan Pablo Martínez ejecutó un tiro con potencia y colocación, parecía que inauguraría el marcador con su zapatazo, pero la bola fue a dar directamente al larguero y se salvaban los rojiblancos.
El conjunto de Mérida era el que buscaba con más insistencia y por momentos ponía a trabajar al arquero Toño Torres, pero no tenían la claridad suficiente como para adelantarse en el electrónico.
Por momentos el encuentro se tornó ríspido, la pierna se metía fuerte en ambos bandos, incluso algunas entradas fueron al filo del reglamento y fue ahí donde empezó la repartición de tarjetas amarillas por parte del árbitro central.
Sin hacerse daño, Venados y Tapatío se fueron al descanso, con la necesidad de ofrecer algo más para el complemento y conseguir así su primera victoria del certamen.
En el entendido de esa situación, Carlos Gutiérrez, técnico de Venados, echó mano de su refuerzo estelar para el Guardianes 2020. Neri Cardozo ingresó para tratar de marcar alguna diferencia con su experiencia dentro del terreno de juego.
La filial de Chivas quería demostrar mayores argumentos en la segunda mitad y pusieron a temblar a los locales cuando el Chevy Martínez prendió con potencia el esférico en una media vuelta dentro del área. El remate llevaba dirección de arco, más Armando Navarrete resolvió con solvencia al lanzarse y meter el manotazo que evitó la caída de su arco.
La superioridad numérica hacía pensar que Tapatío se lanzaría con todo al frente para conseguir el gol de la diferencia, pero pese a eso se seguía jugando más en su terreno, aunque sin peligro alguno para su causa.
Al final, entre la inoperancia de los dos equipos, todo terminó en un empate sin goles que dejó un mal sabor de boca en ambas escuadras.