Soraya Jiménez, la primera mexicana que ‘se bañó’ de oro olímpico
El 18 de septiembre de 2000, en el Centro de Conferencias y Exposiciones de Sídney, aconteció un hecho sin precedentes en la historia del deporte nacional. Una mujer mexicana se colgaba por primera vez el oro olímpico y de paso terminaba con 16 años de sequía de metales áureos para México en JO.
Aquella justa celebrada en Australia, fue la primera que incluía la halterofilia femenina dentro del programa olímpico y contra todos los pronósticos, Soraya Jiménez Mendívil, se metió a la final de la categoría de los 58 kilos, levantó un total de 225.5 kilogramos y subió lo más alto del podio por delante de la norcoreana Ri Song Hui y la tailandesa Suta Khassaraporn.
LLEGÓ A LAS PESAS POR ACCIDENTE
Antes de descubrir el talento que a la postre le otorgaría un sitio de privilegio dentro del olimpismo mexicano, Soraya Jiménez practicaba basquetbol junto a su hermana gemela y lo hacían de manera tan competitiva, que ambas llegaron a ser seleccionadas nacionales.
Durante uno de sus partidos de basquetbol, Soraya sufrió una lesión en la rodilla y su médico le recomendó ir a un gimnasio de pesas para iniciar con una terapia de rehabilitación y fortalecimiento.
Fue entonces que a los 14 años, Soraya Jiménez cayó en manos de Ignacio Fuentes, quien sería su primer entrenador en la disciplina que tiempo después la llevaría a la gloria deportiva.
Descubrí el potencial de Soraya en una terapia donde ella rompe una marca nacional”, recordó Fuentes en una entrevista para ESPN.
LA INCONSICIENCIA DE UNA HAZAÑA
De la misma manera fortuita en que incursionó en la halterofilia, Soraya confesó años después, que aquel 18 de septiembre de 2000, estaba tan concentrada en cada levantamiento, que era poco consiente de que estaba haciendo una competencia tan buena que la podría llevar al podio.
En los primeros levantamientos, salió todo perfecto, yo jamás me enteré de que estaba peleando medalla y ya estaba para salir para el último entrenamiento cuando mi entrenador Georgi Koev me preguntó que si levantaba 127.5 kilos que esa era la oportunidad de mi vida y yo le dije que sí.
Soraya Jiménez recordaba que cuando consiguió el definitivo levantamiento, estaba feliz, pero no fue hasta que se abrazó con su entrenador que se enteró que había ganado el oro y cantaría el himno nacional desde lo más alto del podio.
Bajé de la tarima feliz por conseguir los seis levantamientos y cuando Georgi me abraza y me dice ‘Gorda somos oro’ yo no lo podría creer y estar ahí cantando el himno es una sensación que no cambio por nada”, comentaba la halterista acaecida el 28 de marzo de 2013.
Así pues, el destino y la causalidad se combinaron con años de disciplina, trabajo, lesiones y sacrificios que tuvieron su recompensa en el mejor escenario para que Soraya Jiménez pasara a la historia como la ‘primera mexicana de oro’.