U.S. Open, una dura prueba en un campo complicado
Sergio García estaba esperando a que el green frente a él se despejara. El español volteó atrás, hacia los cinco hoyos que ya había disputado el miércoles en Winged Foot y recitó la lista de palos que en extrañas ocasiones saca de su bolsa.
Un hierro 6 en el par 4 inicial. Un hierro 5 en el siguiente hoyo. Había concluido recién su recorrido al quinto hoyo, donde empleó el driver y un hierro cuatro para llegar al green, con un tiro alto y desviado 35 pies a la izquierda.
Patrick Reed estuvo de pie en la parte áspera, una yarda detrás del green en el primer hoyo. Golpeó ligeramente mal, observó la bola rodar en la cresta, caer en una ladera y terminar frente al green.
Bienvenidos a Winged Foot, sede de un Abierto de Estados Unidos que no necesita presentación.
Fairways estrechos. Rough complicado. Duros greens. Es una simple fórmula que durante años definió al campeonato estadounidense, pero que se ha perdido en años recientes al encontrar nuevas sedes (Chambers Bay y Erin Hills) o algunas con mejor clima (Pebble Beach).
Nada de eso parece necesario en Winged Foot, el campo diseñado hace 100 años que ha permitido sólo dos tarjetas bajo par tras 72 hoyos en cinco ediciones del Abierto de Estados que ha albergado desde 1929.
Nadie espera que el ganador quede bajo par esta semana, ni siquiera con el cambio del torneo de junio a septiembre. Tampoco nadie espera que la Asociación de Golf de Estados Unidos tenga que hacer muchas modificaciones en el campo.
“Dejaremos que Winged Foot sea Winged Foot”, aseguró John Bodenhamer, el director de gestión de campeonatos para la USGA y la persona encargada de preparar el campo.
El último ensayo fue el miércoles. Tiger Woods fue el primero en salir, y lo hizo solo con el rocío de la mañana, alistándose para el campo en el que está 18 sobre par en seis rondas anteriores —cuatro en el PGA Championship de 1997 y dos en el Abierto de Estados Unidos en el 2006, la primera ocasión que no superó el corte en un Major como profesional.
Durante años, la medida de cuán difícil es el Abierto de Estados Unidos son las quejas de los jugadores. Jack Nicklaus siempre hablaba de eliminar a los jugadores cuando los escuchaba quejarse de las condiciones. Pero ese es el cumplido más grande que puede recibir Winged Foot. Tiende a producir los marcadores más altos y las menores quejas.
La competencia contará sólo con 144 golfistas, la menor cantidad desde 1932, cuando fueron 143. Esto se debe a que el torneo cambió a septiembre y que se perdieron tres horas de luz solar.
Tampoco hubo clasificación por primera ocasión en más de 100 años debido a la pandemia de coronavirus. Al igual que todos los torneos desde que regresó el golf, no habrá espectadores.