Beis, en las venas; Víctor lo trae de herencia
Desde Tuxpan, Nayarit, la alegría se desbordó en la familia del pitcher Víctor González, campeón de la Serie Mundial con los Dodgers. “Estamos muy contentos, más que nada hemos dado gracias a Dios porque mi hijo logró su sueño... estamos muy contentos por haber pasado estos momentos”, dijo Norma Ortiz, madre del campeón.
Desde muy chico, Víctor demostró su gran pasión por el beisbol, recuerda su madre. “Desde la primaria, él se apegaba más al beis que a la escuela; en lugar de ponerse a hacer la tarea mejor se ponía a jugar beis... aquí llegaba al corral de sus abuelos, dejaba la mochila y agarraba su manilla y su pelota, así, bajo el solazo de medio día”.
Los Dodgers derrotaron el martes a los Rays para ganar por primera vez la Serie Mundial desde 1988. González lanzó en relevo y sacó cuatro outs, sin carrera, sin hit y con tres ponches para acreditarse la victoria. El salvamento fue para el también mexicano Julio Urías.
Su familia cuenta que Víctor ha cumplido la promesa que le hizo a su padre, Guillermo González, quien falleció cuando el lanzador era niño: le dijo que algún día llegaría a Grandes Ligas.
Su papá le decía: ‘Hijo, tú vas a ser grande’, él siempre estuvo seguro de Víctor. Su papá y su abuelo sabían mucho de beis y luego luego vieron que iba a llegar lejos”, dijo Norma.
Don Guillermo González, abuelo de Víctor, lo llevó a la academia de los Diablos en Oaxaca; Roberto Heras fue el instructor que lo evaluó y que lo aceptó. “Yo hablé con Roberto, le dije que tenía un nieto zurdo con muchas facultades”, explicó don Guillermo.
Luis Guillermo González, hermano mayor de Víctor, recordó su infancia jugando en el patio. “Llegaba la tarde y era beisbol, no había otra diversión más que practicar ese deporte tan hermoso que nos han enseñado mi abuelo y mi padre”.
En estos días, la familia espera la llegada de Víctor a Tuxpan; volverá como campeón del mejor beisbol del mundo.