Babe Ruth dejó huella en Cuba hace un siglo

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MLB,  Cuba, La Habana, 

Entre 1891 y 1959, se jugaron las llamadas “American Series”, donde equipos de Grandes Ligas visitaban Cuba y disputaban partidos de exhibición frente a conjuntos profesionales de la isla. Nombres como Ty Cobb, Christy Matthewson y Ted Williams formaron parte del desfile de estrellas. Sin embargo, ningún jugador fue tan inolvidable en la mayor de las Antillas como Babe Ruth.


El promotor cubano Abel Linares tenía un acuerdo con los Gigantes de Nueva York y su legendario manager John McGraw. Cada año, los Gigantes visitaban la isla, llevando con ellos estrellas de la Gran Carpa. En 1920, Linares quiso conseguir a Ruth y finalmente Babe aceptó jugar por la suma de 10,000 dólares, 1,000 por juego. El acuerdo, además, incluía todos sus gastos, los de su esposa y su agente personal llamado John Igoe. Los partidos fueron frente a los equipos de Habana y Almendares y tuvieron lugar en el Almendares Park.


De esta manera, el 30 de octubre, llegaba a Cuba “El Bambino”. El “Hotel Plaza” sería el destino que albergaría a Ruth, su esposa y agente. Su habitación, la número 216, se mantiene actualmente como Babe la dejó, siendo una de las atracciones turísticas de ese centro.


De los 10 partidos se terminaron jugando nueve, pues el último fue suspendido por lluvia. En un total de 29 turnos, Ruth conectó 10 hits, incluyendo un triple, un doble y dos “bambinazos”, los cuales todavía son historia en la capital del país por su enorme distancia. Su promedio final fue de .345.



En su tiempo libre, Ruth se divirtió al máximo en el Hipódromo “Oriental Park”, en la ciudad de Marianao, sitio que tenía acuerdos con los Gigantes. También jugó Jai Alai en un salón ubicado en Concordia y Lucena, también en la Ciudad de La Habana. Sin embargo, esto hizo que Babe gastara casi todo el dinero, por lo que decidió aceptar la oferta Juan Lageyre e irse a jugar dos partidos a la provincia de Santiago de Cuba, donde le ofrecieron 3,000 dólares. El primer juego fue el 20 de noviembre en el Cuban Park. Santiago se llevó el triunfo 4-0, con tremenda labor de Pablo Guillén, quien ponchó a Ruth, aunque “El Bambino” luego le pegó doble.


El siguiente día jugaron, pero no oficialmente, por lo que no hay estadísticas y sólo se sabe que volvió a ganar Santiago de Cuba 5-1.


Uno de los momentos inolvidables fue el encuentro de Babe Ruth con su entrañable amigo y genio del ajedrez mundial, José Raúl Capablanca, quien en su juventud había jugado también al béisbol.


Finalmente, el día 28 de noviembre, partió Ruth en vuelo a Cayo Hueso, pero se despidió diciendo lo siguiente:


“Este país es hermoso. La gente es magnífica, simpática y da una idea de por qué fuimos a la guerra por su independencia y las cubanas son las mujeres más elegantes que seguramente hay en el mundo.”


Ruth regresaría en 1921 y como dato curioso, el acuerdo que firmó para jugar en Cuba fue vendido en una subasta en el 2017 por 119,000 dólares.





El final de la carrera de Babe Ruth

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MLB,  United States, New York, 

Dieciséis años después de haber sido vendido a los Yankees debido a que el propietario de los Medias Rojas atravesaba por problemas económicos, Babe Ruth regresó a Boston para ayudar a un dueño de los Bravos que necesitaba dinero.

La mayoría de los fanáticos del béisbol conoce la desafortunada decisión que Harry Frazee tomó al vender a Ruth a los Yankees tras la temporada de 1919. Algunos incluso recuerdan a Ruth terminando su carrera con los Bravos de Boston en 1935. Pero pocos realmente saben lo que provocó el regreso del Bambino a dicha ciudad.

Al finalizar la campaña de 1934, el propietario de los Bravos, Emil Fuchs, tenía graves problemas económicos, producto de la Gran Depresión de 1929, que afectaría el desenvolvimiento del entonces equipo de Boston. Entonces, una vez concluida la estadía de Babe Ruth en Nueva York, Fuchs le ofrecería al Bambino venir a jugar con los Bravos en 1935.

Ruth venía de batear .288 con 22 jonrones y OPS de .985 en 125 partidos en 1934 con los Yankees. Mientras que a sus 39 años su juego iba comprensiblemente en declive, todavía era uno de los mejores bateadores del Rey de los Deportes, como lo atestigua su OPS Ajustado de 160. Pero su declive llevó a los Yankees a buscar maneras de cortar vínculos con su superestrella en descenso, quien había devengado un salario de US$35,000 en 1934. 

Con el piloto Salón de la Fama Joe McCarthy ya instalado en la cueva, los Yankees intentaron apaciguar los deseos de dirigir de Ruth ofreciéndole la oportunidad de ser capataz de su filial principal de ligas menores. Ruth se negó a dejar el escenario de Grandes Ligas. Pero el Bambino aceptó lo que para él era una oportunidad de convertirse en manager de los Bravos, posiblemente tan pronto como en la campaña de 1936.

Cuando Ruth firmó con los Bravos, obtuvo un sueldo base de US$25,000 y la promesa de recibir un porcentaje de las ganancias del club. También fue nombrado vicepresidente y piloto asistente. Pero no tardó en darse cuenta de que esos títulos tenían que ver más con relaciones públicas que con otra cosa. Fuchs no tena intención alguna de despedir al timonel Bill McKechnie.

Fuchs simplemente quería que Ruth llamara la atención del público y aprovecharse de lo que esta figura representaría económicamente en la franquicia, además de jalar de regreso a algunos de los fanáticos de los Bravos que empezaban a inclinarse por los rivales del otro lado de la ciudad, los Medias Rojas.

Ruth tuvo un inicio fantástico, al sacudirle un jonrón al lanzador Salón de la Fama, Carl Hubbell, frente a unos 35,000 fanáticos que abarrotaron el Braves Field en el Día Inaugural. Pero en los siguientes 21 juegos, el Bambino bateó .127 con apenas dos cuadrangulares y OPS de .560. Para el 12 de mayo, le había dicho a Fuchs que lo mejor para él sería retirarse de inmediato.  

La astucia de Fuchs para convencer a Ruth de seguir jugando le permitió al legendario jugador tener por lo menos una grata experiencia más en el terreno.

La última gran hombrada de Ruth en su ilustre carrera fue el juego de tres cuadrangulares que tuvo frente a los Piratas el 25 de mayo de 1935. Se voló la cerca en el primer inning frente al lanzador Red Lucas y luego castigó a Guy Bush con tablazos en la tercera y séptima entradas.

La importancia del cañonazo en la séptima se extendió más allá del hecho de que fue el último de los 714 jonrones que Ruth conectó en su carrera digna del Salón de la Fama. El panorámico batazo fue el primero de 18 bolas que volaron el techo del jardín derecho en el Forbes Field, que fue la casa de Pittsburgh de 1909 a 1970. Willie Stargell se agenció siete de esos cuadrangulares que salieron del parque.

El último cuadrangular de Ruth también podría considerarse como una represalia. Tres años antes en el Juego 3 de la Serie Mundial de 1932, el Bambino había sacudido un palo de tres rayitas en el primer episodio. Hasta el día de hoy, fanáticos e historiadores debaten si el Bambino realmente anunció que iba a dar jonrón aquella vez en el Wrigley Field frente a los Cachorros. En cualquier caso, Bush podría estar enviando un mensaje cuando le propinó un bolazo a Ruth en el primer inning del Juego 4.

Desafortunadamente para Ruth, los últimos días de su carrera fueron para el olvido. Se fue en blanco en 13 turnos al bate durante sus siguientes cinco partidos, que fueron opacados por una lesión en una rodilla con la que empezó a lidiar pocos días después de su encuentro de tres jonrones. 

Sabiendo que ya no iba poder jugar, Ruth pidió permiso para viajar a Nueva York para asistir a la ceremonia para festejar la llegada del emblemático crucero francés de nombre Normandie, embarcación que había sido etiquetada como la más rápida y lujosa del mundo.

Cuando Fuchs negó su petición, Ruth anunció su intención de ser colocado en la lista voluntaria de retirados. Los Bravos le dieron al cañonero su libertad incondicional, poniéndole fin a la que todavía permanece como una de las carreras más gloriosas que el mundo del deporte profesional haya visto.


Subastan camiseta de Ruth por US$5.64 millones

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MLB,  United States, New York, 

Una camiseta de Babe Ruth se vendió por US$5.64 millones en una subasta, de acuerdo con la compañía Hunt Auctions. Se trata de una cifra récord para un artículo de recuerdo deportivo, rompiendo la marca de US$4.4 millones, que también pertenecía una camiseta de Ruth vendida en el 2012.

Se cree que la camiseta fue usada por Ruth en algún punto entre 1928 y 1930. Es de los Yankees, pero no tiene rayas, pues se trata de una camiseta gris de visitante con la palabra “Yankees” escrita en el pecho. El equipo sólo utilizó esos uniformes – con la palabra “Yankees” y no “Nueva York”, por un corto periodo de tiempo finales de los 20 y los 30.

La subasta se llevó acabo en el Yankee Stadium y también se ofrecieron otros artículos de Ruth.