Una contundente mayoría en Chile rechazó ayer la propuesta de Constitución que buscaba cambiar la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989) por otra con más derechos sociales, en un resultado que superó las expectativas más optimistas de la oposición conservadora.
Más de 15 millones de electores estaban convocados a las urnas en una jornada con alta participación por voto obligatorio y en gran parte del país se impuso la opción en contra de la Constitución. Con más de 99% de votos escrutados, el “Rechazo” se imponía con 62% frente al “Apruebo” que obtuvo 38%, informó el servicio electoral. La participación fue de cerca del 70% de la población. Los chilenos en el exterior fueron de los pocos que votaron a favor de la nueva Carta Magna.
El proyecto consagraba una “plurinacionalidad” indígena y establecía un nuevo catálogo de derechos sociales en salud, aborto, educación y pensiones, con un marcado énfasis medioambiental y de protección de nuevos derechos, aunque mantenía la economía de mercado.
“Es una derrota a la refundación de Chile”, dijo Javier Macaya, presidente del partido ultraconservador Unión Demócrata Independiente: “Vamos a continuar con la voluntad de seguir el proceso constituyente, vamos a cumplir nuestro compromiso”, prometió en una rueda de prensa, rodeado de seguidores del “Rechazo” que festejaban.
“Tremenda paliza del rechazo sobre el apruebo. Nadie anticipó esta distancia de más de 20 puntos porcentuales”, indicó la socióloga Marta Lagos, fundadora de la encuestadora Mori, que calificó el resultado de la consulta como “fracaso estrepitoso”.
Desde hace semanas se preveía el triunfo del rechazo, pero no con la contundencia con la que se dio. Consciente de ello, el presidente Gabriel Boric abogó por la “unidad chilena”, pasara lo que pasara en el plebiscito, tras emitir su voto. Al ver que el rechazo se imponía, convocó a los líderes de todos los partidos políticos a una reunión en el Palacio de la Moneda para este lunes, a las 16:00 horas.
El nuevo texto, de 388 artículos y elaborado durante un año por una Convención Constitucional, consagraba un “Estado social de derechos”, en respuesta a reclamos expresados en las masivas manifestaciones de octubre de 2019.
Los elementos que más divisiones provocaron del proyecto fue haber consagrado la plurinacionalidad indígena y haber incluido en su nuevo catálogo de derechos sociales el aborto, el derecho a la vivienda “digna” en un texto con un marcado énfasis medioambiental que, sin embargo, mantenía el modelo de economía de mercado.
“Es un desastre, estoy súper triste. No puedo creer esto. Hemos pasado muchas cosas en la calle para terminar así”, dijo a la AFP María José Pérez, de 33 años, partidaria del “Apruebo” frustrada en Plaza Italia, donde cientos se juntaban a compartir su frustración.
El primer dirigente extranjero de izquierda en reaccionar a lo ocurrido en Chile fue el presidente colombiano, Gustavo Petro: “Revivió Pinochet”, tuiteó Petro, quien luego añadió que “sólo si las fuerzas democráticas y sociales se unen, será posible dejar atrás un pasado que mancha a toda América Latina y abrir las alamedas democráticas”. Aludió así a la emblemática frase del expresidente chileno Salvador Allende, derrocado por el golpe de Estado de Pinochet.
Boric insistió en que a pesar del rechazo a la nueva Carta Magna, en Chile triunfó la democracia y se demostró que “las instituciones funcionan”. Se comprometió, también, a impulsar un nuevo proceso constituyente.