Dembélé, contra el cronómetro
Después de tres partidos disponible, suplente y sin minutos, frente al Eibar, el Valencia y el Cádiz, el delantero Moussa Dembélé aún aguarda en el Atlético de Madrid el debut y la salida de una trepidante carrera contra el crono de cuatro meses que no admite pausa ni dudas, nada más goles.
Aún está inédito. “Está trabajando bien. Está buscando su espacio y su lugar. Compite con Correa, con Joao, con Suárez, sobre todo en esa posición, y ya buscaremos y veremos en el momento que el equipo lo necesita. Ojalá esté preparado para competir con sus compañeros, que están en un buen nivel”, decía Diego Simeone el pasado sábado.
Es una competencia altísima, más aún en el estado de Luis Suárez, que es el titular indiscutible como ‘9’ de referencia y cuyos números son incontestables: 14 goles en 16 jornadas de LaLiga Santander; nueve tantos en las últimas ocho citas y el goleador clave en seis de las últimas ocho victorias del rotundo líder de la clasificación, además del mejor goleador de todos en el campeonato.
Mientras, Dembélé encara una oportunidad, surgida este enero porque Diego Costa rescindió su contrato con el club, porque el atacante francés no jugaba todo lo que quería ni había aportado todo lo que se esperaba en este curso en el Olympique Lyon y porque el Atlético necesitaba un recambio como cedido, sin más obligaciones.
Cada pieza encajó en su sitio para la combinación de factores que dio con él en el Atlético, en el que, aparte de él y la salida de Diego Costa, ha habido otros tres movimientos, todos en forma de cesiones a otros clubes, en el mercado de invierno cerrado el lunes: Manu Sánchez, al Osasuna, e Ivan Saponjic, al Cádiz. No salió Vitolo al Villarreal, con lo que la plantilla se queda en 22 jugadores.
A Dembélé ya no le vale con lo hecho en el pasado en el Lyon, por ejemplo sus 24 goles el pasado ejercicio, ni con las cualidades que tiene como goleador, rompedor al espacio y potente, sino con la demostración que haga de ellas, con los hechos sobre el terreno que aún no ha pisado con el equipo rojiblanco más que para entrenar.
Y con celeridad. No hay tiempo para la adaptación. En cuatro meses acaba la Liga. Por eso necesita un rendimiento rápido el goleador de 24 años, por el que el Atlético pagó 1,5 millones de euros por el simple concepto de la cesión y por el que tiene una opción de compra al final del actual préstamo de 33,5 millones de euros, a los que se pueden añadir otro 5 millones por objetivos.
“Soy delantero y me gusta marcar goles. Ese es mi trabajo. Me gusta correr al espacio, recibir el balón y marcar goles”, expuso el día después de su llegada al Atlético, el pasado 14 de enero, cuando también advirtió de que es un futbolista “físico, pero con técnica” y de que no hay mejor adaptación que hablar “rápido” el castellano.
LA REFERENCIA DE CARRASCO
Por ahora arropado por sus compatriotas Thomas Lemar -incluso hizo de intérprete en una charla la pasada semana entre Simeone y él- y Geoffrey Kondogbia o el belga Yannick Carrasco en sus primeros días como rojiblanco, a Dembélé le quedan 18 partidos de Liga, más al menos dos de la Liga de Campeones, para convencer a Diego Simeone y al club de que tiene un futuro en el Atlético… O, en su defecto, para reivindicar sus condiciones y revalorizar su fútbol, bien para regresar a Lyon o bien para emprender una nueva aventura en verano.
En la era Diego Simeone, el Atlético ha recurrido en seis de sus nueve temporadas al mercado de invierno para reforzar el equipo, aunque sólo tres en circunstancias parecidas a la suya; es decir, cedidos desde enero hasta el final de esa misma campaña. José Sosa y Diego Ribas, en 2013-14, cuando fueron campeones de Liga. Ninguno siguió después. En el lado opuesto, Yannick Carrasco, hace un año.
No hay mejor ejemplo -ni más cercano- a seguir para Dembélé que lo ocurrido con el extremo belga la pasada campaña, cuando regresó al conjunto rojiblanco para reavivar una carrera ensombrecida por la intranscendencia de un fútbol menor en China, lejos de los focos del balompié europeo, de LaLiga Santander y de la Liga de Campeones.
Hace un año, el Atlético lo repescó de aquel destino, en el que había aterrizado en febrero de 2018, traspasado desde el propio club madrileño. Al día siguiente, fue su reestreno en el Santiago Bernabéu, el 1 de febrero; después, sin la titularidad, sumó poco a poco minutos, consciente de que primero debía reponer su nivel físico para competir de tú a tú con sus compañeros. Por eso, el parón por la Covid-19 fue perfecto: volvió afianzado en el equipo.
“Las cosas se ven por sí solas. El crecimiento que ha tenido Carrasco desde que hemos vuelto con el Athletic fue de menor a mayor y va creciendo partido a partido. Es vertical, incisivo, tiene gol y tiene una velocidad de conducción muy buena”, decía Simeone cuando regresó la competición el pasado junio, con el internacional belga en el once.
Después selló su continuidad en el Atlético mediante un traspaso que lo vincula por las próximas cuatro temporadas al club rojiblanco, del que hoy es titular indiscutible en el esquema de Diego Simeone, más aún en esa posición que desempeña ahora como carrilero izquierdo. Este curso ha jugado diecinueve partidos, tras ganar la misma carrera contrarreloj que ahora inicia Moussa Dembélé.