Dos décadas después y de nuevo los Talibanes tienen el control de Afganistán; hoy, 11 de septiembre del 2021, se cumplen 20 años del ataque de Al Qaeda a las Torres Gemelas de Nueva York, atentado que paralizó a millones en el planeta, y el mundo del deporte no fue la excepción, menos la NFL.
Era martes por la mañana, apenas horas habían pasado de la derrota justamente de los New York Giants en Denver ante los Broncos en el primer partido de lunes por la noche de la temporada 2001 del futbol americano profesional de los Estados Unidos; quién iba a pensar que, por causas de fuerza mayor, la Semana 2 tendría que posponerse.
“La sala de entrenamiento estaba llena y la televisión encendida y, noticias de última hora, una torre fue alcanzada y nos reunimos alrededor de la televisión, preguntándonos qué estaba pasando (...). De repente, ves una explosión. Te estás preguntando, ¿estamos bajo ataque?”, dijo a la NFL Vinny Testaverde, entonces quarterback de los New York Jets.
En aquella ocasión, Al Qaeda secuestró cuatro aviones comerciales, dos se estrellaron en las Torres Gemelas y uno en el Pentágono, el cuarto avión nunca llegó a su destino, pues se estrelló en un campo en Pennsylvania; dicha aeronave correspondía al vuelo 93 de United Airlines.
“Regresamos al aeropuerto de Newark temprano esa mañana, y el vuelo que estaba justo al lado de nosotros era el vuelo 93 de United (Airlines). Estábamos justo al lado de ellos”, dijo el exreceptor de los Giants Amari Tomer al sitio oficial de la Liga.
Aquel día fue un caos en lo personal para millones de estadounidenses y también en lo profesional para otros miles, entre ellos los ejecutivos de la NFL, organización que justamente tenía una de sus oficinas dentro de una de las Torres Gemelas.
La NFL tardó en suspender los partidos
Paul Tagliablue, entonces comisionado de la NFL, y su oficina fueron muy criticados por lo que a los ojos de muchos fue una reacción tardía; habían pasado ya 24 horas y la Liga no se había pronunciado sobre una suspensión de los partidos de la Semana 2; millones creían que en un momento así el futbol americano debía pasar a segundo plano, incluso miembros de la misma Liga.
“No era el momento de jugar (...) les dije que estaba tomando la decisión de no jugar contra los Raiders. Si necesitaban ponerme en la banca, multarme o cortarme, estaba dispuesto a aceptarlo. Sé que esto es más importante que el fútbol en este momento. Conocemos familias que han perdido a sus seres queridos. Queremos estar con ellos y llorar con ellos”, aseguró Testaverde.
De acuerdo a Sports Illustrated, tanto Tagliablue como Gene Upshaw, entonces presidente del sindicato de jugadores, habían perdido a amigos cercanos en la tragedia por lo que ambos estaban de acuerdo en no jugar la Semana 2 en ese momento; sin embargo, los jugadores querían encontrar una manera de recibir su cheque semanal pese a no disputar el partido.
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