El adiós de Carstens, hombre de consenso que deja un vacío en Banco de México
El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, deja mañana su cargo tras casi ocho años en el que afianzó su prestigio y logró el respeto de políticos, empresarios y opinión pública, creando un vacío difícil de llenar en una institución clave para la estabilidad macroeconómica del país.
"Es un funcionario muy completo, con experiencia técnica en el banco central, de análisis económica. Y logró combinar muy bien solvencia técnica y capacidad de operación política muy notables, llevando a cabo operaciones complejas", dijo a Efe el profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey Carlos Elizondo.
Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y poseedor de una maestría y un doctorado de la Universidad de Chicago, Carstens (Ciudad de México, 1958) inicia este 1 de diciembre una nueva andadura profesional como gerente del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).
Inició su carrera en 1980 en el Banco de México, y fue designado subsecretario de Hacienda en el 2000. Tres años más tarde fue subdirector gerente del FMI, puesto que desempeñó hasta que en 2006 tomó las riendas de la cartera de Hacienda mexicana.
"Es un buen economista, con una buena formación, que tiene mucha experiencia y cuenta con una trayectoria de muchísimos años en el banco central. Estuvo en operación, tesorería, manejos y en áreas más estratégicas", señaló a Efe Mauricio González, socio fundador de la consultora de política y economía GEA.
Para este experto, Carstens actuó "dentro de los estándares de su autonomía y cumpliendo su mandato", y el instituto emisor pudo controlar la devaluación del peso y la inflación -si bien este año se situará por arriba del 6 % por el alza en las gasolinas de enero-, pese a un entorno muy complicado.