Apps de reparto MATAN a los restaurantes… y repartidores
La pandemia por el COVID19 ha creado una alta demanda de repartidores a través de aplicaciones como Rappi, Didi y la más famosa, Uber Eats, sin embargo, a pesar de esto, las condiciones de las empresas ponen en peligro a pequeños negocios y más aún a sus repartidores.
La Doctora en Sociología, Francisca Gutiérrez y Mauricio Atzeni, investigador del Centro de Estudios en Investigaciones Laborales en Argentina han realizado un estudio sobre estas plataformas en el que destacan las pésimas condiciones con las que trabajan los llamados ‘socios’ repartidores.
“Ellas se consideran a sí mismas como simples intermediarias entre los repartidores y los consumidores y, a estos trabajadores, como prestadores de servicio independientes, en la práctica determinan los parámetros centrales de esta actividad: definen las tarifas, seleccionan, evalúan y desvinculan a sus “colaboradores”, entre otras funciones. A pesar de esto, los repartidores carecen de un contrato que les garantice derechos laborales mínimos, como el acceso a la Seguridad Social, ingreso base, limitación de jornadas, entre otros”, se indica en el informe.
Esto además de ser peligroso, al no contar con servicios médicos en caso de accidentes o incluso de contagios, los mantiene en jornadas esclavizantes para alcanzar una cuota que les permita tener una vida digna, sin olvidar que esto no les ofrece ninguna antigüedad laboral.
A los riesgos a la salud y la economía se les suma la delincuencia en las calles, que ha ido en aumento, como reflejo de las condiciones económicas en todo el país.
“La crisis económica que acompaña la pandemia parece haber aumentado la delincuencia en las calles de estas ciudades. Como señalan los entrevistados, los asaltos se han vuelto más comunes y amenazan seriamente su seguridad. No faltan las historias de violencia que terminan con desenlaces fatales para estos trabajadores”, se menciona.
El uso de datos y comisiones ahorcan también a restaurantes
Es de conocimiento general que uno de los principales intereses de aplicaciones tanto de redes sociales como de multinacionales de reparto como Uber Eats, es la recopilación de datos de sus usuarios para su uso y comercialización y es esto precisamente lo que ha puesto en jaque a restaurantes pequeños que ponen su confianza en estos sistemas.
Al principio parece una buena opción para modernizar un negocio, sin embargo, con el tiempo y tras recopilar información de sus usuarios y socios, estas aplicaciones tienen suficientes estadísticas para vender a franquicias internacionales como McDonalds, Burger King, etc. dichos datos para detectar zonas de alto consumo.
‘’A cambio, cobran comisiones variables, imponen a sus repartidores con penosas condiciones laborales, e indican qué platos son los más vendidos, a qué precios, en qué zonas, a qué horas… Realizan esa analítica de datos sobre hábitos de consumo que un pequeño restaurante no puede ni imaginar, y que constituye la auténtica riqueza del negocio a largo plazo. ‘’, afirma El País.
Con información de El País y El Periodista.