¿Por qué necesitan los niños juguetes?
El filósofo holandés Johan Huizinga (1872-1945) definió al ser humano como Homo ludens por su capacidad única para jugar. Así, desde el punto de vista de la neurociencia, las actividades lúdicas fortalecen dos áreas del cerebro, que coordina los movimientos, y el lóbulo frontal, asociado a la toma de decisiones y el control de los impulsos.
De esta forma, los juguetes son escenciales en el proceso de maduración del niño pequeño al aprender la relación causa-efecto, es decir, si el niño empuja el cochecito, éste se mueve. Además, de aprender o experimentar otras probabilidades como la de ensayo-error, desarrollado así las áreas del cerebro arriba antes mencionadas.
Los experimentos demuestran que el juguete es importante en esos procesos de maduración, pues sirve para que los niños más pequeños aprendan la relación causa-efecto –“si empujo el cochecito, se mueve”– y ejerciten el cálculo de probabilidades mediante el ensayo-error.
De acuerdo con la especialista en educación, Petra María Pérez Alonso-Geta, catedrática de Teoría de la Educación de la Universidad de Valencia, abre aún más el abanico de los beneficios de los juguetes: “Son un vehículo para desarrollar habilidades como la atención, la abstracción, la memoria, la representación, la simbolización o la resolución de problemas. Por eso, en todas las culturas y en todos los tiempos, los niños juegan con ellos”.
Cuando juegan, los niños ejercitan su agilidad física, sentidos y pensamientos. Pero esto no significa que deban tener una cantidad excesiva de juguetes. Los especialistas recomiendan que en este sentido sean pocos los juguetes, pero bien elegidos, que en vez de un juguete caro, éste sea enriquecedor y didáctico.