UNAM logra patente internacional contra plaga que afecta al maíz
Con el objetivo de combatir el gusano cogollero del maíz, la plaga más importante de este cultivo, científicos del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lograron una patente internacional contra este insecto.
Alejandra Bravo, quien encabeza al equipo universitario, junto con Mario Soberón e Isabel Gómez, afirmó que este es un producto biodegradable, no contamina el ambiente ni el agua, por ello es muy atractivo y tiene un futuro prometedor en todo el mundo.
En la agricultura, el gusano cogollero, Spodoptera frugiperda es un insecto plaga con gran impacto comercial, puesto que a nivel mundial provoca pérdidas cercanas a los mil millones de dólares anuales en maíz.
“Trabajamos con una bacteria llamada Bacillus thuringiensis, que se caracteriza porque sintetiza unas proteínas que se ocupan en la agricultura desde hace más de 60 años para tener control de las plagas, pues son tóxicas para los insectos. Sin embargo, no son lo suficientemente potentes”, comentó Alejandra Bravo.
Lo biotecnólogos de la máxima casa de estudios estudiaron cómo esta toxina interacciona con las membranas del insecto; encontraron, a nivel molecular, cuáles son las regiones de sus proteínas que interaccionan con las proteínas del animal.
“Este trabajo básico nos sirvió para proponer estrategias de cómo mejorar la interacción”, dijo.
El primer objetivo para los investigadores mexicanos fue entender cómo mata al insecto, y ya que lo supieron generaron una estrategia para mejorar su mecanismo de acción.
Estas nuevas variantes, más efectivas, tienen la capacidad de exterminar mejor al gusano, que se mete en el cogollo (en donde va a nacer el grano) y ahí crece, inhibiendo la producción del maíz. Es polífago, es decir, come muchas cosas, y por eso sus daños se extienden a los cultivos de arroz, soya y algodón.
“Es una plaga abundante y resistente a los insecticidas químicos. La bacteria que utilizamos la controla, pero no muy bien, por lo que usamos una dosis alta. Por ello, con los mutantes se buscó hacer un bioinsecticida a base de una proteína que, cuando el insecto la coma, se una a las células del intestino y las destruya al hacer agujeros en el intestino. Es una toxina, pero específica para estos insectos. A los humanos, plantas y otros organismos no los afecta”, informó.