Después de que los estudiantes regresaron a clases presenciales con motivo de la contingencia sanitaria por covid-19, maestros de diversos grados académicos han reconocido una problemática que afecta los alumnos y a su aprendizaje en el aula: cada vez más estudiantes optan por no tomar apuntes en clases, lo que ha traído una baja en calificaciones y poca retención del conocimiento.
Ante esto, el maestro de matemáticas Javier Ismael Díaz Ramos, docente de la Escuela Secundaria Técnica 62 "Jesús González Herrera", opina que los dispositivos digitales han hecho que cada vez más estudiantes opten por tomar notas en éstos o incluso captar fotos del material de la clase antes que apuntar, lo cual da como resultado que el alumno prefiera no escribirlo al tenerlo completamente en el celular o tablet.
Sin embargo, también señala que no siempre es necesario apuntar, por lo que muchos estudiantes han decidido ser críticos con sus anotaciones para poder estudiar y dejar los puntos innecesarios o referenciales de lado para solo poner la información necesaria, lo cual también es un punto positivo. Desde su perspectiva, lo que más afecta en los alumnos con esa actitud, es el compromiso.
“A esa edad muchos no saben que quieren hacer con su vida, entonces es normal que se presente cierta irresponsabilidad por su parte. Sin embargo, al no contar con su atención, en materias como matemáticas, hay mayor dificultad. Podríamos obligarlos a apuntar, pero al final no lo van a entender si no escucharon la clase como debe ser”, declara.
Por su parte, Sofía Gamón, maestra de Literatura, Ética y el Taller de Lectura y Redacción para los jóvenes de segundo y cuarto semestre de preparatoria del Instituto Fleming, comenta que lo que ha observado en sus alumnos al impartir clases es que no están acostumbrados a apuntar algo que no pueden ver. Es decir, si hace la clase sin diapositivas, ya sea apuntando palabras claves o haciendo una clase más conversacional, es más común que sus alumnos no apunten.
“Estamos acostumbrados a que nos dicten. Cuando nos ponen un texto, lo puedo copiar, pero captar lo que el maestro o maestra está diciendo y anotarlo es algo que les es extraño. No lo asocian”. Igualmente, lo relaciona con la dificultad de mantener la atención de los alumnos al impartir un tema. Las redes sociales y el internet han dado estímulos inmediatos, lo que hace cada vez más complicado que los alumnos tomen relevancia de lo que se está hablando en clase.
Señala que se da cuenta de que esto les está afectando al momento de que presentan un examen o que hacen un proyecto para clase, ya que estos estudiantes que no anotan en clase son aquellos que tienen problemas con los encargos de la asignatura o que no recuerdan algo explicado en clase que no estaba en las diapositivas. “Más allá del conocimiento aprendido, sino el conocimiento reflexivo tampoco está, porque no tienen la base del tema”.
Los problemas de no apuntar
Diana Karina Bello Aguirre, docente de secundaria, preparatoria y universidad, comenta que muchos estudiantes se confían de que podrán tener a la mano un apoyo visual, como diapositivas o fotografías tomadas de las anotaciones en el pizarrón. Igual señala que, entre más jóvenes son las generaciones, más preguntan si es necesario apuntar lo que se encuentra en el material.
“El proceso de hacer apuntes es muy personal, y se está perdiendo ese concepto. Creemos que es que nos compartan la información y de ello estudiamos y releemos. Nuestra chamba como estudiantes es formar nuestras propias conexiones, asimilarlos para ponernos un recordatorio”.
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