El salario mínimo, un generador de pobreza
Pasar hambre aun cuando se trabaja es una de las constantes que viven aquellos que ganan uno de los salarios mínimos más bajos del mundo: El mexicano. Así lo diagnosticó Hugo Beteta, director general de la sede subregional de la de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), hace unos meses, al participar en un evento dedicado a discutir el tema, organizado por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, una asociación que agrupa a 60 organizaciones civiles que buscan reducir la pobreza y desigualdad.
No es difícil entender por qué. Un salario mínimo no alcanza ni para comprar lo necesario para alimentarse a sí mismo, mucho menos a una familia. Día con día se viola la Constitución al existir un salario mínimo que no es suficiente para satisfacer las “necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural”, tal como el artículo 123 dicta que debe ser.
En contraste, el minisalario coloca a quien lo gana en una situación de pobreza y precariedad, ya que el monto establecido por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos —encargada de establecer las bases y elementos para que la fijación de salarios mínimos eleven el nivel de vida de los mexicanos, según su misión— está por debajo de la línea de bienestar calculada por la Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), con la cual determina los umbrales de pobreza, señala una publicación de esta institución: “Esto significa que quienes ganan entre uno y dos salarios mínimos viven en situación de pobreza por ingresos; dicho salario es insuficiente para adquirir alimentos y los servicios más básicos”. Y es que, ¿quién puede satisfacer ya no sus necesidades, sino las de su familia, con 80.04 pesos diarios?
El por qué
Pero, ¿por qué el salario mínimo es tan bajo? La respuesta podría sonar muy compleja y depende de diferentes variables, pero de inicio, puede simplificarse: Porque es un acuerdo entre la iniciativa privada, los sectores sindicales y el gobierno mexicano.
“Pareciera una explicación sencilla, porque es una decisión que toma la cúpula empresarial y el gobierno. Ellos dicen que si se sube generaría inflación, pero entonces, ¿el aumento a las gasolinas no genera inflación? No tiene sentido esa explicación”, asegura Abraham Vergara, especialista en finanzas e investigador de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana.