Oferta. En central de abasto venden gasolina robada... a $9 el litro
Es un secreto que todos saben, incluso las autoridades. Aun así el negocio continúa. Los policías a bordo de una patrulla municipal hacen que no ven nada, pero todo es evidente, hay complicidad. Bajo el puente sobre la carretera 150, que va de Puebla a Tehuacán, la ley es la del huachicolero.
El negocio de la venta de combustible, sustraído de las tomas clandestinas en el llamado "Triángulo Rojo", se da al interior de la Central de Abasto y en la periferia, el estacionamiento y la zona aledaña.
Camionetas de reciente modelo con su cajuela abierta, Pick Up y hasta un camión de carga, están ahí a la espera de compradores del producto ilícito, ese por el que se pelean organizaciones criminales para el control de las tomas clandestinas.
Desde temprana hora y a plena luz de día, la Central de Abasto, en el municipio de San Salvador Huixcolotla, que se ubica a una hora de la capital del estado, se convierte en zona de huachicoles donde la venta de la gasolina ilegal está a la vista de todos.
Para que la operación de compra y venta se pueda realizar, los expendedores cuentan con una red de halcones, personas que ofrecen seguridad a quienes asisten, "por si se aproximan las Fuerzas Armadas o de seguridad estatal".
Desde un puente peatonal, los halcones lo controlan todo. Ven a la distancia el ir y venir de las fuerzas de seguridad, mientras que al interior de la central la señal de alerta es un silbido para advertir si ocurre algo.
Pero eso no les asusta, el negocio sigue porque deja grandes ganancias. Ese punto, el del mercado de verduras, es uno de los principales centros de venta clandestina.
Lo que nadie advierte a los compradores es que economizar en combustible podría traerles consecuencias a la larga para los motores de sus vehículos, debido a que el producto es alterado, de ahí el nombre de huachicol.
No sólo es un mercado para compradores externos, también llegan los locales, que llenan su tanque para la semana, o los propios vendedores de la central aprovechan para cargar.
Quien quiere ser discreto sabe con quién ingresar a la Central de Abasto y no hace negocio con aquellos expendedores que ofrecen la gasolina en camionetas bajo el puente.
El precio puede variar, no mucho. Entre los nueve o 10 pesos el litro de gasolina. Es la oferta del día. Es decir, la garrafa de 20 litros se cotiza en 200 pesos, según autoridades consultadas.
Mientras unos venden, se observan camionetas conducidas por halcones, que dan vueltas para dar el pitazo en caso de la llegada de militares y autoridades federales o estatales.