Según expertos tus áreas de desorden tienen algo positivo

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No todos los desórdenes son iguales. Expertos han descubierto que, dependiendo del lugar en donde esté tu mayor desorden, podrían los demás conocer cómo eres en realidad. Y tal vez tus desorganización vuelve loca a tu madre, pero también tiene algo bueno que decir sobre ti.

Clóset: Tal vez seas un poco (o bastante) nostálgica. Si tienes un clóset fuera de tu control, no necesariamente quiere decir que no puedas ser organizada, sino que te aferras al pasado y a las personas y momentos que no quieres olvidar. Y dejar ir el pasado es difícil, así que el primer paso podría ser tener una sesión de limpieza con tu clóset. En lugar de tirarlo todo, ¿por qué no elegir lo más importante?

Escritorio: Posiblemente seas súper creativa. El desorden está relacionado con la creatividad porque tiende a yuxtaponer cosas que normalmente no van juntas. La solución para tu problema sería buscar una forma original de organizar tus cosas. Si le pones un poco de dificultad al problema, seguro te animarás a hacerlo.

Cama: Si el desorden está en tu cama, tal vez sea porque no has tenido sexo últimamente. Mientras que una cama desordenada no es nada sexy, ¿nunca te has imaginado qué mensaje subliminal ha estado mandando? Que no haya orden en tu cama podría ser una señal de que no la ves como algo accesible para hacer algo más placentero… Y esto no solamente te inhibe contigo misma, sino también con los demás.

Cajón: Eres estructurada y detallista. Sorprendente, ¿no? Un estudio hecho por Chemistre.com descubrió que las personas que usualmente son ordenadas, tienen unos cajones caóticos.

Carro: Un carro desordenado podría indicar que no te importa mucho cómo llegar a un lugar, siempre y cuando puedas llegar al destino. Posiblemente no te interese mucho el paisaje cuando viajas, pero aún así eres muy fijada en lo poco que ves.




Demi Lovato asegura que la televisión ''normalizó'' su trastorno alimentario

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EFE,  Estados Unidos, California, Hollywood, 

 La cantante y actriz Demi Lovato aseguró en una entrevista que rechazó volver a trabajar en televisión al darse cuenta de que su entorno llegó a "normalizar" sus trastornos alimentarios cuando era una estrella del canal infantil Disney Channel.

“Miré a mi alrededor y tuve un momento en el que pensé: 'Wow. Esto está tan terriblemente normalizado'", recordó Lovato en una conversación con la revista Bustle replicada este miércoles por medios de comunicación.

La actriz, que tuvo su primera etapa de rehabilitación en 2010 después de pelearse con uno de sus bailarines, decidió no volver a trabajar en la emisora infantil -donde rodaba “Sonny With a Chance”- por temor a volver a vivir esas experiencias.

"Cuando fui al tratamiento en 2010, salí con la opción de hablar sobre mis luchas y la posibilidad de ayudar a las personas o mantener la boca cerrada y volver a Disney Channel", afirmó.

La estrella, que detalló que por cumpleaños recibía "sandía con crema batida sin grasa" en lugar de un pastel de cumpleaños, también culpo a sus representantes de esos problemas.

Por su parte, medios especializados en la industria audiovisual como Variety y The Wrap señalaron que ningún representante de la compañía respondió a los comentarios de Lovato.

Sobre su pasado como estrella infantil, Lovato confirmó en abril que no mantiene su amistad con Selena Gómez ni los tres integrantes de los Jonas Brothres, con los que protagonizó "Camp Rock" (2008).

"Cuando uno crece junto a alguien, siempre vas a sentir amor por ellos. Pero ya no soy su amiga", respondió a Harper's Bazaar.

Tras cerrar su etapa en Disney, Lovato tuvo que hacer un parón en su carrera con varias recaídas en las que ingresó en una clínica de rehabilitación por un sobredosis en 2018 de la que ya está recuperada y tras la que ha regresado a la vida pública.

De hecho, en la gala de los Grammy de este año cantó por primera vez la balada "Anyone", escrita días antes de su hospitalización. 



Tomarse ‘selfies’ puede salvar las áreas protegidas del mundo

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Las selfies han sido muy criticadas, algunos las clasifican como síntomas de narcisismo o de depresión, otros aseguran que impiden se disfrute de los momentos y lugares por estar “más preocupados” de tomar la foto como evidencia  de que estuvimos ahí. También se ha advertido por meses de cómo algunos turistas han fallecido, expuesto su vida o dañado a una especie animal o un área natural  por conseguir  una selfie memorable.

Un nuevo estudio busca darle un valor muy positivo a estos autoretratos cada vez más frecuentes en redes sociales.

El nuevo reporte de la Universidad de Vermont asegura que la cantidad de selfies que se publican de un lugar pueden ser una fabulosa nueva herramienta para entender el valor que tiene determinado sitio para el disfrute de las personas y por ende, la necesidad de conservarlo e invertir en él.

Según la investigadora Laura Sonter, autora del estudio publicado en la revista PLOS, se cuenta con datos insuficientes y poco confiables, para  convencer a empresarios y políticos sobre la necesidad de invertir en la protección de espacios naturales y el ‘buen negocio’ que significa para la economía local y también para el ambiente.

Más que contar fotos

Para llegar a estas conclusiones, los científicos analizaron 7 mil fotografías georeferenciadas en la red social Flickr que correspondían en este caso, con los parques nacionales y áreas silvestres públicas en Vermont.

Fue así como pudieron determinar que solo entre el 2007 y el 2014 las visitas a estas áreas protegidas contribuyeron a la industria turística de la zona con $1.800 millones.

 “Ahora sabemos que las redes sociales pueden ser utilizadas para explicar por qué algunas tierras protegidas consiguen un mayor uso que otros”, asegura la autora.

Tras el análisis de las ubicaciones de las fotografías, los científicos lograron identificar qué factores determinan la visita a tierras conservadas, entre ellos: lugares con fácil acceso al agua potable, posibilidades de nadar, así como oportunidades para practicar deportes de invierno.

Esta información puede ayudar a mejorar las decisiones sobre la gestión de tierras protegidas. Puede garantizar el adecuado financiamiento de parques populares y advertir hasta de tener la infraestructura necesaria para recibir el número de visitantes que lo frecuenta.