Ella: una buena madre, trabajadora, abnegada, discreta, callada, paciente, servicial, sacrificada y además, nunca se quejaba. Prácticamente una santa, una mártir viviente, una víctima de la humanidad. En otras palabras, no era un ser humano verdadero.
Muchas veces, detrás de estas características, aparentemente de una mujer fuerte, segura, insensible, resistente, se esconde una de las que llamo enfermedades del siglo, la depresión. Y es que, en el caso de la mujer, existe una mayor predisposición en comparación con los hombres a esta enfermedad por cuatro factores: la pubertad, el embarazo, el posparto y la menopausia.
En México alrededor de 10 millones de personas padecen depresión, de las cuáles, al menos una quinta parte desarrolla etapas crónicas de la enfermedad mental, por no ser diagnosticadas a tiempo, causando severos conflictos como autodestrucción, adicciones o el suicidio. Es decir, las personas ignoran que la padecen, ya que la mayor cantidad del tiempo pasan ignorándola o encubriéndola con alguna de las siguientes formas:
• Evasión: Cree firmemente y asegura que no padece enfermedad alguna. Se muestra como una persona tranquila, segura e independiente; usualmente cuando algo sale fuera de lo que ella pueda controlar, se torna intolerante, agresiva, necia, con una baja tolerancia a la frustración y niega la existencia de problemas personales, así como la facilidad para tener todo en orden, aunque el entorno perciba lo contrario.
En Santiago de Chile, una mujer de 66 años sufrió un peculiar accidente, al confundir el acceso a un estacionamiento subterráneo con el acceso a un edificio.
Se cree que entre el nerviosismo de la mujer y el momento de confusión que sufrió al quedar en las escaleras de descenso para ingresar al edificio, dejó su vehículo automático encendido y al ser auxiliada por un hombre que la sacó de la unidad, la camioneta quedó detenida por unos instantes y terminó de caer en la entrada principal del lugar.
Tras el incidente, la mujer explicó a la prensa local, que su accidente fue en realidad un problema generado por una "muy mala señalización".
En un aparente arranque de celos, una mujer de 34 años, conocida como doña Lupita, asesinó a sus dos hijos y luego se suicidó en un domicilio de la calle Hacienda Carranco, en el Fraccionamiento Haciendas San Juan, en el municipio de San Juan del Río, Querétaro.
Las víctimas, una adolescente de 14 años y un niño de seis, fueron localizadas sin vida la mañana de hoy viernes en el domicilio 501-1 de la citada calle.
De acuerdo con vecinos, fue cerca de las 7:30 horas cuando la abuela de los niños salió de la casa para acudir a trabajar, incluso se indicó que le había señalado a su hija que debería hacer lo mismo, pues la noche anterior la madre de los menores había tenido un conflicto con su pareja, que vive en Estados Unidos.
Apenas un par de horas después de que la abuela se retiró del domicilio, recibió una llamada en donde se le indicaba que sus nietos estaban muertos, por lo que regresó y halló los tres cadáveres.
ENGAÑADA
Aparentemente la noche previa, Guadalupe había tenido una discusión con su pareja, al enterarse que el hombre ya tenía otra familia.
Al sentirse engañada, la madre decidió degollar a sus hijos. Guadalupe les tomó fotografías y las mandó por celular a su esposo. El marido, al ver los cadáveres de los niños, se comunicó con un familiar para que acudiera a verificar el crimen, por lo que el pariente, al entrar a la casa encontró los cuerpos.
Tras un llamado de auxilio al 911, llegaron elementos de la Policía Municipal y paramédicos de Protección Civil, quienes sólo pudieron confirmar el deceso de las tres personas.
Tanto los menores como la mujer presentaban lesiones producidas por arma blanca.
La calle Hacienda Carranco y aledañas fueron acordonadas por la policía y se dio parte a la Fiscalía General del Estado para que acudieran peritos e investigadores del delito para tratar de esclarecer la triple muerte.
Foto: Ricardo Sanchez