José José ha muerto y con él ha muerto nuevamente el amor.
Nos estamos quedando sin ídolos y nos estamos quedando sin romanticismo en el mundo de la música. Los íconos del amor se han estado yendo uno tras otro. Primero fue Camilo Sesto; ahora José José y qué gran vacío dejan en el corazón de todos los que amamos la música romántica José José.
Ha fallecido en la ciudad de Miami, Florida, después de una larga enfermedad una condición que lo mantenía alejado del ojo público y que causó gran controversia entre sus familiares entre sus mismos hijos sus amigos que no les tenían permitido ir a verlo.
José José ha dejado un legado increíble día. Un legado de amor y de una profunda amistad con muchísima gente de Tijuana. Recordemos que el señor Teófilo, pionero de los empresarios artísticos en Tijuana que era su gran amigo así como el señor Raúl Miramontes, así como José Luis Torres.
Todos los personajes involucrados en el mundo de la música tuvieron la oportunidad no solamente de convivir con él como artista sino como amigo. Don Guillermo Carreño, en paz descanse, infinidad de tijuanenses de los buenos, de los de antes, de los pioneros del crecimiento en esta ciudad fueron sus amigos y tanto sus amigos que Anel su esposa era parte de esta comunidad. También se le conocía por su belleza interior. José José tuvo una niñez difícil; luego lidió con problemas de alcoholismo, que le arruinó la voz, con muchos bemoles en su existencia pero sin embargo siempre manteniendo el cariño de la gente.
No importaba lo que hiciera, la gente lo adoraba porque por esa humildad, por ese don de gentes, por esa sonrisa, calidad de siempre, porque siempre fue accesible con la prensa porque nunca tuvo poses de divo como actualmente muchos artistas en el primer disco se suben hasta la nube. José José, el amigo de todos. El cancionero de todos. El romántico de todos nosotros. Descanse en paz el amor.
Recuerdo aquella vez que lo vi la primera vez en el auditorio de Tijuana. Tenía alrededor de 14 años y hay una foto donde mis amigas y yo estamos prácticamente con la boca abierta escuchando. Eramos unas chiquillas que lograron colarse hasta la primera fila, pero estábamos impactadas por la música del ídolo, que no era muy grande, era más bien pequeño, no muy agraciado, pero con esa voz crecí en el escenario y llenaba todos los espacios y lo hacía ver bellísimo, porque finalmente reflejaba el alma del artista.
Una gran pérdida para la música romántica. Enorme pérdida. Los grandes se nos están yendo.