Centros de análisis, organizaciones empresariales del país y organismos internacionales advierten que, a causa de la pandemia de Covid-19, México tendrá un impacto en la productividad, empleabilidad y pobreza debido a la deserción escolar, el rezago educativo y la disminución en los aprendizajes.
Organismos como del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el Banco Mundial subrayan que el rezago educativo y formativo de capital humano traerá impactos en el desarrollo económico y social de México.
Cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP) reconocen al menos 270 mil deserciones de estudiantes de nivel básico, pero organismos privados como el IMCO estimaban el año pasado que más de 628 mil alumnos habían abandonado sus estudios por factores relacionados con la pandemia; en tanto, el Banco Mundial consideró que se trata de 2.5 millones de casos.
Expertos en materias educativa y económica, como José Antonio Esquivias, presidente de la Comisión Nacional de Educación de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex); Eduardo Backhoff, extitular del extinto Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), y Benjamín González Roaro, exsubsecretario de Educación y actual presidente de la Academia Mexicana de Educación, sostienen que el abandono de las escuelas por motivos relacionados con la pandemia repercutirá en serios problemas para la competitividad nacional en el futuro.
Un análisis del IMCO, publicado al cierre del primer semestre de 2021, señala que un país con una población que tiene menos habilidades formativas debido al rezago educativo provocado por la pandemia enfrenta dos tipos de costos económicos: a niveles personal y nacional.
Detalla que, en el plano individual, los trabajadores tendrán menor acceso a empleos mejor pagados. De acuerdo con el Banco Mundial, esto hará que el estudiante promedio pierda 8% de su ingreso anual futuro, lo que equivale a un mes de salario al año por el resto de su vida productiva.
“A nivel país, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que en los próximos 80 años este fenómeno le podría costar a México un monto acumulado de hasta 136% del PIB de 2019.
“Esto implicaría que nuestro país dejaría de producir hasta 1.7% del PIB cada año o un monto similar al gasto total ejercido por la SEP en 2019”.
El IMCO destacó, con base en datos del Banco Interamericano de Desarrollo, que previo al arranque del ciclo escolar 2021-2022 en México hubo una deserción de al menos 628 mil estudiantes entre seis y 17 años de edad, debido a la crisis económica provocada por la pandemia. En tanto, el Banco Mundial refiere que el efecto combinado de la pobreza de aprendizaje y las profundas asimetrías entre y dentro de los países amenazan la productividad futura de la región.
De acuerdo con el estudio Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños, México se encuentra entre los países en los que se ha registrado mayor deserción escolar, pues estima que 2.5 millones de niñas, niños y adolescentes dejaron la escuela, lo que representa una reducción de 10% en su matrícula.
“La deserción escolar podría aumentar 15% debido a la pandemia”, alerta el Banco Mundial.
Advierte que las implicaciones por el cierre de escuelas para los ingresos y la productividad podrían ser enormes: “La pérdida de aprendizaje puede cuantificarse en términos de ingresos a lo largo de la vida utilizando evidencia del retorno a la educación, esperanza de vida y mercado laboral”, señala el organismo.
Alerta que con un cierre de 10 meses, un alumno promedio de América Latina y el Caribe podría perder 23 mil 628 dólares de ingresos a lo largo de su vida, equivalentes a mil 313 dólares de ingresos anuales.
Especialistas
José Antonio Esquivias, de la Coparmex, estima que en los próximos cinco y 10 años podrán verse las consecuencias económicas y el impacto productivo para el país a causa de la pérdida de aprendizajes y la deserción escolar.
“El primer golpe será dentro de cinco años, cuando egresen de las universidades aquellos estudiantes que acuden a las escuelas de manera híbrida o que sigan aprendiendo e línea. Toda esa generación de universitarios saldrá con una disminución de aprendizajes y de competencia”, dice.
Esquivias considera, además, que dentro de 10 años “tendremos una baja significativa en toda esta capacidad de ingreso, de generar riqueza. El país, por ende, verá afectado su Producto Interno Bruto, por eso tenemos que aplicar recursos para poder entrar a un tema de recuperación de aprendizajes”, advierte.
Agrega que es prioritaria una mayor inversión en el sector educativo para la recuperación de los aprendizajes, puesto que, añade, en los próximos años se tendrán bajos salarios, más empleo informal y mayor violencia en las calles a causa de una disminución en los aprendizajes.
“La situación es complicada porque las autoridades educativas de este país deberían estar trabajando en nuevas competencias para la enseñanza, cómo enseñar de diferente manera, cómo resolver el rezago y crear una estrategia para recuperar a quienes han dejado la escuela. Esto debe ser la prioridad”.
Para Eduardo Backhoff Escudero, lo poco que se conoce son algunos estudios que hizo el Inegi sobre el impacto de la pandemia en la educación, los cuales hablan de que la mayoría de los estudiantes que atendieron la educación en línea lo hicieron a través de un teléfono celular, y de otro grupo que la abandonó por distintas razones: enfermedad o problemas económicos.
Asegura que “la pandemia generó una regresión educativa y no se ve un plan para poder recuperar lo que no se aprendió”, porque los niños pasaron de grado en automático, no se reprobó a nadie, independientemente de que se haya aprendido o no, en todos los grados.
Menciona que, a la larga, se va a perder parcialmente a una generación de estudiantes, porque los niños de primaria que estaban en la edad de aprender a leer, escribir y hacer operaciones aritméticas, y no aprendieron, perdieron ese año. El tiempo es un recurso no renovable.
El exsubsecretario de Educación y actual presidente de la Academia Mexicana de Educación, Benjamín González Roaro, asevera que, derivado de la pandemia de Covid-19 y de un proceso de deterioro de la calidad de la enseñanza en este sexenio, el país va a tener serios problemas de productividad y de competitividad en el futuro.
“Los profesionistas no van a competir solamente con profesionistas o técnicos preparados de México, sino también de todo el mundo, y entonces nuestra gente va a tener serias limitantes en esa competencia internacional”, advierte. Refiere que México enfrenta una situación muy delicada, con un sistema educativo limitado y debilitado, y con una pandemia que ha agravado aún más los rezagos en la formación de los estudiantes y ha incrementado las brechas de desigualdad, así como socioeconómicas.
Por su parte, Carlos Ornelas, doctor en Educación por la Universidad de Stanford, señala que es incierta la afectación que la deserción escolar derivada de la pandemia puede provocar en la productividad del país.