''Spider-Man: No Way Home'' es un abrazo cálido para los fans
Para hablar de "Spider-Man: No Way Home" podemos tomar muchas posturas:
La de los haters que dirán que ni siquiera está buena por sus huecos argumentales, la de los que prefieren el universo DC y "La liga de la justicia" de Zack Snyder, o la de los expertos que nos hablarán de la jornada del héroe y de cómo Peter Parker, aka Spider-Man, finalmente se convierte en un adulto listo para enfrentarse a mayores retos.
También está la de los más nostálgicos, los que lloramos, gritamos, aplaudimos y hasta quisimos abrazar al de junto con cada escena de la película. Todas las posturas son válidas pero aquí le hablaremos a los nostálgicos.
(ALERTA SPOILERS)
Tenía yo once años cuando mi mamá me llevó a ese lugar extraño llamado "cine" a ver "Spider-Man" ("El hombre araña", 2002). Ver en esa pantallota al superhéroe arácnido columpiándose entre los rascacielos fue mágico.
Esa primera trilogía cobró un valor importante para muchos por ser la primera experiencia de esa magnitud en el cine.
Ahora imagina que 20 años después ves a aquel actor, Tobey Maguire, volverse a poner el traje para ayudar a salvar la ciudad pero esta vez no está solo.
En los últimos meses las expectativas por "Spider-Man: No Way Home", protagonizada por Tom Holland, fueron creciendo. La posibilidad de un multiverso traería de vuelta a los villanos de las otras sagas: el duende verde (interpretado magistralmente por Willem Dafoe), Dr. Octopus (con Alfred Molina de vuelta) y hombre de arena (Thomas Richard McMillen) a los que se enfrentó el superhéroe de Tobey Maguire; y el electro (Jamie Foxx) y lagarto (Rhys Ifans) que pelearon contra el de Andrew Garfield.
Pero el sueño de varias generaciones todavía no se sabía si se cumpliría: ver a los tres Spider-Man (el de la trilogía de Tobey Maguire, el de las dos cintas de Andrew Garfield y el de los más jóvenes interpretado por Holland) peleando juntos.
Y se cumplió.
La cinta dirigida por Jon Watts arranca exactamente en donde nos dejó la escena postcréditos de "Spider-Man: Far From Home", cuando Mysterio revela al mundo que el rostro detrás de la máscara del arácnido es el de Peter Parker. Ahora que se arruinó su vida y de paso la de su mejor amigo Ned (Jacob Batalon) y su novia MJ (Zendaya), Peter decide buscar a Dr. Strange (Benedict Cumberbatch) para que lo ayude con un hechizo que haga que todos olviden su identidad, excepto quienes ya la conocían desde antes.
Para variar todo sale mal y ahora los villanos de otros universos que ya sabían la identidad de Peter Parker están en el del personaje de Holland, quien en lugar de pelear contra ellos decide que puede curarlos. Claro que no iba a ser tan fácil y después de algunos eventos desafortunados, justo cuando Peter ya ha tirado la toalla ocurre lo que todos esperábamos y nos hizo gritar y llorar en la sala: Ned, usando el anillo de Dr. Strange, abre un portal en el que al fondo se ve a Spider-Man, éste se acerca y ¡es el de Andrew Garfield!
Minutos después, mientras siguen buscando al "Spider-Man correcto" Ned abre otro portal y un Tobey Maguire (en ropa de civil) entra por él.
Para quienes ya vieron la cinta entenderán la emoción que esto significó: las plegarias de los fans fueron escuchadas y lo impensable sucedió en pantalla. Vimos a los tres superhéroes interactuar, bromear sobre cosas que ocurrieron en sus respectivas películas como por ejemplo que la telaraña del Peter de Tobey es orgánica, e incluso bromear con la edad de los actores como cuando Andrew se ofrecerse para tronar la espalda de Tobey (recordemos que el actor ya tiene 46 años).
Demostrando que para estos spiders no hay rivalidades, Tobey, como el maestro de todos, le dice a Andrew: "you are amazing" (eres asombroso), haciendo honor al título de sus películas ("The amazing Spider-Man") pero también porque históricamente el de Garfield es el spider menos querido, y rematamos con un Andrew que a corazón abierto, llora por recordar cuando no logró salvar a Gwen Stacy (pero sí a la MJ de Zendaya).
El trío nos demuestra que tienen las mismas penas y hasta dificultad para expresar sus sentimientos, que sin importar la edad siguen aprendiendo y que por muchos poderes que tengan son tan reales como cualquier persona (no por nada ya en "Spider-Man: into the spider-verse" nos dejaron claro que cualquiera puede usar el traje).
"Spider-Man: No Way Home" es un abrazo para los fans y para los millones de cinéfilos que han sobrevivido a una pandemia y que, tal vez, aún se aventuran a ir a una sala de cine con el miedo de la contingencia que aún no termina.
Y es, al final del día, una oportunidad para que los villanos se reivindiquen por mucho mal que hayan hecho porque "todos merecen ser curados", hasta el Duende Verde/Green goblin, cuyas apariciones en pantalla, dicho sea de paso, son aprovechadas al 100% por Dafoe demostrándonos que a sus 66 años tiene la misma vitalidad que cuando apareció en "Spider-Man" (2002) o hasta más y no necesita de un doble para hacer sus escenas de acción.
Es un abrazo necesario que se siente tan cálido como el que Holland le da a Andrew y Tobey al despedirse.
... y para quienes dicen que el filme resultó un tanto inverosímil es válido aunque, bueno, el protagonista es un adolescente al que la picadura de una araña le dio superpoderes así que...