El presunto fusilamiento de personas en San José de Gracia, Michoacán, se debió presuntamente por conflictos ente Alejando “N”, alias “El Pelón”, y Abel “N”, alias “El Toro” o “El Viejón”, jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en el municipio.
Los hechos ocurrieron en un domicilio particular donde era velada la madre de “El Pelón”, y de acuerdo con testimonios personas armadas a bordo de vehículos arribaron al lugar buscándolo para después suscitarse un enfrentamiento a balazos.
Alejandro “N”, alias “El Pelón”, comenzó como delincuente a los 18 años, después fue sicario de “Los Zetas”.
Posteriormente pasó a ser parte de la “Familia Michoacana” y luego de los “Caballeros Templarios”.
En el 2010 conoció a Abel “N”, alias “El Viejón” y/o “Toro”, quien en ese entonces tenía 18 años y era su sicario con los “Caballeros Templarios”.
En 2011, “El Pelón” se convierte en jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) desde Tizapán el Alto hasta Mazamitla, Jalisco.
El 17 de julio de 2014, Alejandro “N” fue detenido en el municipio de Mazamitla y recluido en un Cereso de Jalisco por delitos contra la salud en materia de enervantes y psicotrópicos, y violación a la ley de armas de fuego y explosivos.
Por diversas traiciones entre “El Pelón” y “El Toro”, además del ascenso del segundo como nuevo líder de plaza, se generaron amenazas directas, donde “El Pelón” fue amenazado de muerte si regresaba a San José de Gracia, municipio de Marcos Castellanos, Michoacán.
En el 2018, mientras “El Pelón” se encontraba detenido, su hermano Ricardo “N”, alias “Chocorrol” y/o “Choco”, fue levantado por ordenes de “El Viejón” de una cantina en una riña con integrantes del CJNG.
Tras la amenaza directa y la desaparición de su hermano, “El Pelón” rompe con su ex célula del CJNG y se traslada hacia Colima y/o Zapopan, Jalisco, donde trabaja con otro líder criminal del mismo cártel.
Grupo armado se llevó los cuerpos de las víctimas
Adrián López Solís, fiscal de Michoacán, informó que el avance en las investigaciones apuntan a que el grupo armado que perpetró el hecho se llevó los cuerpos de sus víctimas, sin que hasta el momento puedan determinar el número.
Indicó que el personal a su cargo no localizó a las víctimas; sin embargo, detectó que el piso estaba recién lavado. Además reiteró que se recolectó una centena de cartuchos percutidos de armas de fuego de los calibres .9 mm, 7.62, 5.56 y 45 mm.
“Además se localizó una bolsa que contenía restos de masa encefálica que se embaló para su análisis y otra más, que contenía envases de productos de limpieza”.
Por su parte, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla reconoció que a casi 48 horas del ataque aún no se conoce el número real de víctimas ni hay reportes de personas desaparecidas.
"No tenemos los cuerpos, no tenemos la evidencia del delito tal cual; ya se abrieron carpetas de investigación para realizar las investigaciones pero no tenemos hasta el día de hoy ningún cuerpo", mencionó.
El gobernador reiteró que hay inconsistencias en la actuación del municipio, ya que la llamada de auxilio fue recibida tres horas después de los hechos.