¿De dónde viene la crisis en Cataluña y qué podría pasar ahora?
Arnal, catalán que radica en México desde hace 20 años, señala que España y Cataluña están metidos, "desde hace al menos algunos años, en un camino de negarse legitimidad el uno al otro, que los ha llevado a tener una especie de legalidades paralelas".
¿De dónde surgió el conflicto?
El historiador concuerda en que, según la Constitución española, todo lo que ha ido haciendo en los últimos días el gobierno catalán está fuera de la ley, pero señala que también "hay que tener en cuenta que en 2015 el Parlamento catalán aprobó una resolución propia diciendo que el pueblo catalán era soberano y, por lo tanto, el Parlamento regional era representante de esa soberanía, por lo que ninguna ley, por muy española y constitucional que fuera, estaba encima de las leyes que pudiera emitir la cámara catalana".
En 2006 el gobierno catalán reformó su estatuto de autonomía que le daba nuevas libertades "a un nivel sólo similar al del País Vasco y Navarra", detalla el investigador de la Academia de Historia y Sociedad Contemporánea de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
El estatuto fue aprobado por el Parlamento Catalán, respaldado por el pueblo catalán en un referéndum y luego ratificado por el Senado de España, pero el Partido Popular (PP) con Mariano Rajoy, a la cabeza, —que en aquella época estaba en la oposición durante el gobierno de Luis Rodríguez Zapatero— "lleva el estatuto al Tribunal Constitucional diciendo que es inconstitucional y que atenta contra la unidad de España".
El Tribunal tardó más de 4 años en dar una resolución y "eso terminó con la paciencia de los catalanes, que se dan cuenta de que no se puede negociar nada, que no había una mesa de diálogo. El que les hayan rechazado el estatuto de autonomía, dentro del marco constitucional español, se convierte en una humillación", destaca Arnal.
Ahora, apunta el historiador, cuando se acusa a los catalanes de ir contra la Constitución, ellos dicen que Rajoy rompió el pacto primero al no aceptar el estatuto aprobado, no sólo del Parlamento y el pueblo catalán, sino también del Senado español.
Así estuvieron hasta el 2015, tratando de negociar, cuando el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, convocó elecciones y anunció que si los independentistas ganaban la mayoría, se realizaría un referendum. Hay un primer intento el 9 de noviembre de 2015 que es solamente consultivo, sin trascendencia y el de ahora del 1 de octubre.
¿Ahora qué?
De acuerdo con Arnal, el que tiene más que perder en este momento es el gobierno catalán pues el gobierno español tiene tres cartas importantes: el apoyo del PSOE y de Ciudadanos, con lo que logra una amplia mayoría en el Parlamento central, "con lo cual pueden hacer legal y constitucional lo que quiera".
La segunda es que tiene lo que llamamos "el monopolio de la violencia", es decir los cuerpos de seguridad (Policía Nacional y Guardia Civil). "No estoy seguro de que sea una represión violenta como la conocemos en América Latina, pero sí una como la que se dio el 1 de octubre en el referéndum, una represión psicológica al ejercer presión sobre las instituciones", señala el investigador.
Y tercero, "que es más importante que todo lo demás, es que manejan el dinero. Con eso ya están bloqueando la economía catalana. Ahora se viene una represión muy fuerte en muchos sentidos".
Arnal asegura que este sentido de nacionalismo del gobierno español es una "cuestión ideológica que viene de fondo y desde muchos años, el oficialista Partido Popular (PP), es heredero directo del régimen de Francisco Franco".
Al día de hoy, el futuro de Cataluña es incierto, pues aunque el gobierno catalán tiene un mandato del Parlamento regional de convocar elecciones para formar una asamblea constituyente y una constitución para la nueva república catalana, "como están las cosas no hay manera operativa de convocar nada", apunta.
Señala que el gobierno de Rajoy, que ya disolvió el Parlamento catalán y convocó a elecciones regionales para el 21 de diciembre como parte de sus medidas para intervenir en la autonomía de Cataluña, "no va a dar su brazo a torcer" a menos que lo presione la Unión Europea (UE), que ya ha dado su respaldo al gobierno español.
La UE no presionará a España a menos de que haya "una tragedia económica en Cataluña. Que las cosas vayan tan mal que se afecten los intereses del organismo".
Arnal señala que seguramente serán "unas elecciones muy limitadas. Tienen que ser elecciones pactadas necesariamente sino, van a caer en lo mismo que ocurrió con el referéndum de octubre, vamos a repetir el problema. Lo único que estaría haciendo es ganar tiempo".