En EU, la injerencia rusa fue más política que a nivel redes
El fiscal especial, Robert Mueller, indaga la participación que tuvo el Kremlin en las elecciones presidenciales que llevaron al poder a Donald Trump.
Paul Manafort, ex jefe de campaña de Donald Trump, está en prisión domiciliaria desde el lunes por 12 cargos que incluyen conspiración contra Estados Unidos.
El pasado 29 de diciembre, el entonces presidente Barack Obama decretó la expulsión de 35 diplomáticos rusos. A unos días de concluir su mandato, argumentó que los servicios de inteligencia rusa jugaron un papel clave en el hackeo de servidores demócratas para afectar a la candidata Hillary Clinton.
Además de expulsar a 35 diplomáticos, Obama cerró dos instalaciones que correspondían a la embajada de Rusia en Washington y sólo otorgó un plazo de 72 horas para que los funcionarios dejaran el país.
Para explicar su decisión, Obama señaló que "todos los estadounidenses debemos estar alarmados por las acciones de Rusia".
Luego, una vez iniciada la administración de Donald Trump, las acciones siguieron su curso. Michael Flynn, asesor de seguridad del republicano, renunció a su cargo el 13 de febrero por sus nexos con la denominada "trama rusa".
Flynn dejó un puesto de alto rango en el gabinete de Trump por haber mentido sobre una llamada que sostuvo con el embajador ruso Sergey Kislyak. El militar, según las averiguaciones del Departamento de Justicia, habló con Kislyak el 29 de diciembre, el mismo día en que Obama decretó las sanciones contra la diplomacia rusa.
El 24 de julio Jared Kushner, yerno de Donald Trump y uno de sus colaboradores más cercanos, compareció voluntariamente ante el Senado estadounidense para confirmar su participación en cuatro reuniones con representantes de Rusia.
El 13 de diciembre del 2016, se le vio con el banquero Sergey Gorkov, hombre vinculado a Vladimir Putin. Kushner dijo a legisladores que su reunión fue únicamente con el fin de conocer cómo percibía Putin a la recién electa administración de Estados Unidos.