El consumo igual o mayor a cuatro tazas de café al día podría generar dependencia a la cafeína, cuyos síntomas y tratamiento son similares a los de otras drogas, dijo a Efe José Antonio Leyva, especialista en servicios de apoyo metabólico y nutrición.
El especialista, integrante del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), comentó que la cafeína produce un estímulo de satisfacción y bienestar a nivel físico y cerebral que, al habituarse a él es "técnicamente lo que causa la dependencia".
Uno de los estímulos de bienestar es la mejor perfusión de tejidos, a nivel cardiovascular y muscular, por ello "en la mañana cuando se está adormilado o cansado, ese efecto de la cafeína va a hacer que te sientas mejor", señaló Leyva.
Sin embargo, por los varios efectos que tiene la cafeína en el organismo, posee tres características: tiene cerca de 90 componentes como nutrientes, funciona como un fármaco por los efectos de optimización en diferentes tejidos pero además, puede comportarse como una droga.
"Nos va a hacer sentir bien y vamos a abusar de él", apuntó el médico, por lo que después, al suspender o reducir abruptamente la ingesta, se genera un síndrome de abstinencia similar al de otras drogas, el cual provoca síntomas como dolor de cabeza, somnolencia, intranquilidad e irritabilidad.
Detalló que una persona con dependencia busca una dosis de cafeína más alta para "sentirse bien", pues su organismo, igual que con el alcohol y otras sustancias, va desarrollando la capacidad de procesarla más rápido a nivel hepático.
Leyva agregó que no hay una correlación específica en la cantidad, pero la mayoría de los estudios sugieren que quienes consumen entre tres y cuatro tazas - o más- de café al día son más vulnerables a desarrollar dependencia.
Una dosis alta de cafeína diaria es mayor a los 300 miligramos aunque, alertó, "sin darse cuenta uno podría consumir más y no solamente la del café" sino también la que se encuentra en otros alimentos como refrescos "light" de cola, que suplen el azúcar por más cafeína.
Una botella de 600 mililitros de refresco de cola "light" contiene aproximadamente 100 miligramos de cafeína; una taza de café, 80 miligramos; de té, 30 miligramos; en tanto que una taza de chocolate con leche tendría unos 20 miligramos de cafeína.
"Si usted por la mañana toma café, por la tarde toma un refresco de cola light y en la noche un té, ya está sumando lo que correspondería a las tres tazas, o más, de café", expuso Leyva.
Y aunque el café es seguro por debajo de dos a tres tazas diarias, depende del estado de salud, edad y peso de la persona la susceptibilidad a los efectos, por lo que es preferente evitar el consumo en pacientes con problemas hepáticos y psicológicos, niños y mujeres embarazadas.
Los síntomas del consumo excesivo de cafeína podrían ir desde la taquicardia, molestias gástricas, temblor en extremidades, nerviosismo e insomnio, hasta aumentar gradualmente a problemas de ansiedad, miedos y crisis de angustia.
El especialista concluyó que la dependencia a la cafeína, en una escala de severidad, no suele ser "muy grave" pero el tratamiento, a través de medicamentos o atención psiquiátrica, es muy parecido al del tabaco, alcohol o a dependencias más grandes.
Es por ello que sugirió no "habituarse" a los efectos del consumo diario de cafeína en grandes dosis, debido a que "si esto pasa con cafeína, es probable que pudiera sentir ese confort y bienestar con otras drogas".