Tomás, Antonio, Sergio y Valentina son parte de Quantum, uno de los primeros equipos mexicanos que participó en el torneo de ARLISS Project, lanzando un cohete en el desierto de Nevada, Estados Unidos.
Los 25 estudiantes que conforman el proyecto se conocieron en la Universidad CETYS, Campus Tijuana.
A pesar de no haber ganado, en esta competencia aprendieron a trabajar con drones, impresoras en tercera dimensión, cohetes y robots. Así que ahora transmiten este conocimiento a estudiantes de grados menores con asesorías.
El equipo inició cuando uno de sus profesores comentó que unas de las impresoras 3D necesitaban reparación, y si ellos encontraban el problema podrían usarlas para hacer ruedas, tornillos o algún otro elemento.
Quantum lleva este nombre para relacionarlo con la teoría cuántica. "La idea es: ser nosotros los que hagamos que se hagan las cosas", dice Antonio Luna, uno de los representantes del grupo.
Durante el torneo, participaron con cohetes conocidos como CanSats, cuyo tamaño es de una lata de refresco y debe cumplir con los objetivos de una misión de tipo espacial. Para este proyecto utilizaron las impresoras, programación avanzada y diseño mecánico.
El equipo concursó en la categoría Comeback, la cual consiste en desarrollar un vehículo autónomo para ser lanzado a más de cuatro kilómetros de altura y liberar un paracaídas. Debe aterrizar sin ningún problema en un punto determinado por los jueces.
Sin embargo, no lograron que esto ocurriera. Cayó en un lugar más lejos del señalado y se deshizo en varias partes, hasta que los jóvenes reunieron todas las piezas para después repararlo.
A pesar de eso, recuerdan la emoción que sintieron cuando el paracaídas se abrió y la incertidumbre de saber si lograrían o no el objetivo.
El equipo de Costa Rica les ayudó a recoger las piezas y fueron sus integrantes con quienes hicieron amistad por ser latinoamericanos. Ambos grupos reían y platicaban emocionados, mientras alumnos de otras nacionalidades los miraban divertidos.
"Cuando llegamos al desierto, en medio de la nada, nuestro primer problema fue que no había electricidad para conectar las computadoras y terminar de programar. Todavía no nos bajábamos del autobús y ese ya fue el primer problema que tuvimos".
Fueron también los costarricenses quienes los recibieron en su estación para que pudieran cargar sus computadoras y terminar de programar.
Como parte de su participación recorrieron las instalaciones de la NASA, y empresas como Google y Facebook. Hasta el momento, no se conocen los resultados, pero los estudiantes agradecen el ejercicio que, aseguran, les ayudará a mejorar sus prototipos.
Reconocen que como estudiantes mexicanos les hace falta experiencia en este tipo de competencias. Por ejemplo, "tienes que llegar con todo ya terminado, en lugar de hacerlo en el viaje. Es interesante y divertido, pero no es lo óptimo. Nos dimos cuenta de que nos falta planeación y organización, pero también es importante que más gente vaya a ese tipo de concursos porque si alguien que conocemos ya hubiera ido nos habría aconsejado", asegura Antonio.
Mujeres ingenieras
De acuerdo con cifras del Inegi, sólo dos de cada 10 ingenieros son mujeres. Las áreas con último lugar en presencia femenina son la mecánica, electrónica y mecatrónica.
Por eso, otro de los objetivos de Quantum es romper con el estereotipo social de que las ingenierías son sólo para hombres. Un ejemplo de ello es que el equipo está conformado por hombres y mujeres, ambos ayudan en distintas tareas que son valoradas por igual.
Ana cuenta que estaba decidida a estudiar Administración. Cambió de opinión cuando su papá le dijo: "Si quieres estudiar una ingeniería no vas a poder". Reconoce que por llevarle la contra decidió cambiar de carrera, y ahora estudia el quinto semestre de Ingeniería en Mecatrónica.
A diferencia de ella, Valentina asegura que sus papás no son como los tradicionales y desde niña la animaron a interesarse en ver programas educativos. "En lugar de ver caricaturas, mi papá cambiaba el canal para ver Discovery Channel. Por eso desde chiquita creció en mí el interés por las cosas y saber cómo funcionan. Desde la preparatoria supe que quería estudiar ingeniería. Es mi sueño diseñar estas cosas geniales y trabajar con tecnología".
Marissa tiene varios conocidos que son ingenieros, por lo cual no fue difícil para ella saber cuál carrera quería estudiar. "Antes de entrar hablé con todas esas personas cercanas para decidir cuál ingeniería iba a ser. Me quedé con Mecatrónica, porque fue la que más se acercó al perfil en lo que quería", comenta.
¿Nuevos robots?
Aunque aún no tienen ninguna competencia próxima, los estudiantes están considerando la opción de participar, posiblemente, en un concurso en mayo, con carros autónomos a escala.
Por ahora, su principal objetivo es seguir aprendiendo y fomentar la participación entre los alumnos de la Universidad. También evalúan participar en la siguiente competencia de ARLISS. Piensan ser más organizados y planear sus eventos incluso con un año de anticipación.
Un ejemplo de ello es la primera competencia en la que participaron, llamada TRYTA (Torneo de Robótica y Tecnologías Avanzadas), organizada por el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Concursaron en la categoría de Hockeybot, que era la que tenían mejor dominada.
Presentaron un robot cuyas características eran: su tamaño y peso, es decir, debía ser pequeño y no sobrepasar los seis kilos. "La primera vez buscábamos conocer el nivel de nuestros robots comparándolos con otros. Una vez logrado esto, tuvimos suficiente tiempo para prepararnos con nuevos robots y nuevas ideas", recuerda Sergio.
Haciendo un recuento, notan que en ese entonces no tenían muchos conocimientos en todas las áreas de la robótica como diseño, programación, electrónica y mecánica. También reconocen que les hacía falta estructurar un plan. Conforme avanzaron en sus materias también lo hicieron sus proyectos.
Ahora ven un avance entre sus primeros prototipos y los que construyen ahora. Una de las características más notorias es el diseño, el cual también ha mejorado desde que hay más niñas en el equipo ya que, aseguran, esa es otra de las ventajas de ser un grupo mixto.
"Algo que nos ha apoyado mucho es que nosotros no vemos de forma separada la parte de Quantum y las clases, sino que buscamos la manera de que se junten y ambas interactúen entre ellas. Y los temas de las clases, retomarlos e implementarlos en los proyectos", asegura el equipo Quantum.
Tanto el aprendizaje como las experiencias son las aportaciones que dan a los alumnos más pequeños. De esta forma también muestran que hay distintas opciones para aprender, la principal es jugar con la teoría y llevarlo a la práctica a través de robots y satélites que en un futuro formarán parte de una misión espacial.