Tillerson sobre Pyongyang: "Continuaré la diplomacia hasta la primera bomba"

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EFE,  United States, Washington, 

 El secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, subrayó hoy que Corea del Norte es "la amenaza más inmediata" para su país y expresó su intención de "continuar la diplomacia con la esperanza de éxito hasta que caiga la primera bomba".

"Continuaré las discusiones diplomáticas con Corea del Norte con la esperanza de éxito hasta que caiga la primera bomba. Momento en el que estoy seguro que el secretario (de Defensa) James Mattis tendrá éxito", afirmó Tillerson en una conferencia sobre las relaciones EEUU-Corea del Sur en el centro de estudios Atlantic Council de Washington.

El jefe de la diplomacia estadounidense calificó al régimen de Pyongyang, que ha elevado las tensiones regionales con continuas pruebas de misiles, como "la amenaza más inmediata para nuestro país".

"Necesitamos que Corea del Norte se siente a la mesa de conversaciones. Estamos dispuestos a hablar siempre que quieran hablar, pero tienen que sentarse en la mesa", apuntó Tillerson.

El secretario de Estado reiteró que Washington ha dejado atrás "la política de paciencia estratégica y ha entrado en una era de responsabilidad estratégica".

Corea del Sur y Estados Unidos culminaron el pasado 8 de diciembre unas maniobras aéreas a gran escala que suponen una nueva exhibición de fuerza ante Corea del Norte después de que el régimen de Kim Jong-un lanzara a finales de noviembre un nuevo misil intercontinental.

Las continuas pruebas de armas de Corea del Norte, unidas al tono belicista usado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, y a los despliegues militares cada vez más enérgicos de Washington en la península, han incrementado la tensión regional hasta niveles inéditos desde el final de la Guerra de Corea (1950-1953).




Tillerson asegura que tuvo que advertir a Trump de que no "violara la ley"

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EFE,  United States, Washington, 

El ex secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, que fue despedido en marzo, aseguró que "muy a menudo" tuvo que advertir al presidente estadounidense, Donald Trump, que no podía poner en marcha algunas de sus políticas porque "violaban la ley", informó hoy la cadena televisiva CBS.


"Muy a menudo, el presidente decía 'esto es lo que quiero hacer y cómo quiero hacerlo', y yo, tenía que decirle: 'Señor presidente, entiendo lo que quiere hacer pero no puede hacerlo de esa manera. Viola la ley", indicó Tillerson en declaraciones a ese medio.


El exjefe de la diplomacia de EE.UU. explicó que él sugirió a Trump "regresar al Congreso e intentar cambiar alguna legislación" para adecuar las ideas del presidente a la realidad legislativa del país.


Por otro lado, Tillerson, que fue reemplazado en su cargo por Mike Pompeo, aseveró que Trump es "bastante indisciplinado" y que "no le gusta leer".


"Fue un reto para mí, que provenía de un ambiente disciplinado y orientado a los procesos como Exxon Mobil, trabajar para un hombre que es bastante indisciplinado, que no le gusta leer, que no lee los informes que se le entregan", describió Tillerson.


De acuerdo a sus declaraciones, a Trump no le gusta entrar en detalles de muchos temas y, en vez de dialogar, el mandatario responde: "Mira, esto es lo que creo, y puedes intentar convencerme de lo contrario, pero la mayoría de veces no lo vas a conseguir".


Después de casi un año de tensiones entre Tillerson y Trump, el mandatario lo destituyó en marzo pasado de forma fulminante y sin aviso previo, dentro de una remodelación de su gabinete que incluyó nombrar a Pompeo como su sustituto y la nominación de Gina Haspel para ser la primera mujer de la historia al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). 



Futuro embajador de EE.UU. en Seúl cree que Pyongyang es aún amenaza nuclear

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EFE,  United States, Washington, 

El nominado a ocupar el cargo de embajador de Estados Unidos en Corea del Sur, Harry Harris, sostuvo hoy que Washington debe todavía preocuparse por la "amenaza nuclear" norcoreana, pese a los progresos hechos durante la reciente cumbre de Singapur.

"Creo que aún debemos preocuparnos por la amenaza nuclear", opinó Harris durante su intervención en la audiencia de confirmación ante el Comité de Asuntos Exteriores del Senado.

Esta declaración contrasta con la afirmación hecha por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien tras reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-un, el pasado 12 de junio, aseguró que la amenaza nuclear por parte de Pyongyang había desaparecido.

Trump escribió en Twitter : "Ya no hay una amenaza nuclear de Corea del Norte. Reunirme con Kim Jong-un fue una experiencia interesante y muy positiva ¡Corea del Norte tiene un gran potencial para el futuro!"

En lo que sí coincidió Harris con el actual inquilino de la Casa Blanca es en la idoneidad de suspender las maniobras militares que anualmente celebran de manera conjunta las Fuerzas Armadas estadounidenses y surcoreanas.

"Nos encontramos en una situación radicalmente diferente. Creo que todo el escenario ha cambiado y considero que deberíamos suspender las maniobras para ver si, de hecho, Kim Jong-un habla en serio", señaló el almirante retirado durante su alocución ante los senadores.

Aunque en un principio la decisión de Trump pilló por sorpresa tanto a Japón y a Corea del Sur, los principales aliados estadounidenses en la región, como al propio mando del Ejército de EE.UU. en la región del Indo-Pacífico, Washington está decidido a cancelar estos ejercicios por el momento.

De hecho, diversos medios locales afirmaron este jueves que el Pentágono ya está estudiando una "suspensión indefinida" de esas maniobras castrenses, mientras continúan las negociaciones entre Washington y Pyongyang. 



Washington y Pyongyang aparcan siete décadas de enemistad con su cumbre

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EFE,  Singapore, Central Singapore, 

Estados Unidos y Corea del Norte celebran hoy una histórica e inesperada cumbre con la que aparcan casi siete décadas de enemistad, marcadas por una cruenta guerra y por fases de tensión que alcanzaron un punto álgido hace apenas un año.

Estas conflictivas relaciones tienen sus raíces en la división de la península de Corea y el nacimiento del régimen dinástico de los Kim en los albores de la guerra fría, acontecimientos que desembocaron en una contienda civil intercoreana (1950-1953) donde también intervinieron EEUU, China y la URSS.

Desde aquella guerra, considerada el primer "conflicto caliente" donde Washington y Moscú compitieron por imponerse en el nuevo orden mundial incipiente a mediados del siglo XX, Estados Unidos y el Norte han intercambiado constantes amenazas y provocaciones que durante el año pasado desataron el temor a un nuevo choque bélico.

Esta reciente fase de hostilidad coincidió con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump a comienzos de 2017, que marcó el inicio de una intensa actividad armamentística de Pyongyang a la que el nuevo ocupante del Despacho Oval respondió incrementando la presión sobre el país y con insinuaciones de ejecutar un ataque preventivo.

Contra todo pronóstico, los tambores de guerra dejaron paso a un proceso de acercamiento intercoreano impulsado por el presidente del Sur, Moon Jae-in, y facilitado por la disposición al diálogo del líder del Norte, Kim Jong-un, y su suspensión de los ensayos nucleares y de misiles.

La histórica cumbre entre Norte y Sur del pasado abril allanó el camino para el encuentro que se celebra hoy en Singapur entre Trump y Kim, al culminarse con un compromiso para la "completa desnuclearización" de Corea y para establecer la paz permanente en la península.

A pesar del optimismo generado por aquel encuentro de cara a la esperada cita entre Washington y Pyongyang, los preparativos para la cumbre han sido un tira y afloja en el que ha vuelto a aflorar la desconfianza y la aversión entre ambas partes, lo que por momentos dejó en el aire la celebración de la reunión.

Y es que el antagonismo con EEUU es parte del ADN del régimen norcoreano desde que las tropas estadounidenses intervinieron en la península en el verano de 1950 para frenar el rápido avance hacia el Sur por parte de fuerzas del Norte con el objetivo de reunificar el país.

El Ejército norcoreano, comandado por el fundador del país y abuelo del actual dictador, Kim Il-sung, recibió el respaldo de Moscú y de Pekín en un sangriento conflicto contra las fuerzas estadounidenses que lideraban una coalición de la ONU para defender al Sur.

La contienda se prolongó durante tres años hasta suspenderse con un armisticio que no fue sustituido por un tratado de paz, y pese a sus devastadoras consecuencias humanitarias volvió a dejar la frontera fijada en torno al paralelo 38 y restableció el equilibrio de fuerzas entre los dos grandes bloques mundiales.

Para el hermético régimen, que nunca ha reconocido que comenzó la afrenta, las atrocidades bélicas de Estados Unidos siguen articulando su retórica y su propaganda anti-imperialista, mientras que el sueño de la reunificación continúa siendo uno de sus principios ideológicos.

Según los historiadores, Estados Unidos lanzó 635.000 toneladas de explosivos sobre Corea durante la guerra -sin contar 32.557 toneladas del combustible altamente incendiario napalm-, una cantidad que supera a todas las bombas arrojadas en el Pacífico durante la II Guerra Mundial.

La cifra de civiles de la contienda ascendió a los tres millones, la mayoría en el Norte, lo que pudo suponer entre el 12 y el 15 por ciento de la población de ese territorio.

La versión oficial norcoreana de este conflicto asegura que fue iniciado por el Sur junto con sus aliados imperialistas, y lo describe como una lucha contra los invasores estadounidenses a la que se designa como "Gran guerra de liberación de la madre patria".

El antiamericanismo ha sido una de las principales armas de los Kim para asegurarse el apoyo del pueblo durante casi siete décadas y tres diferentes líderes: Kim Il-sung (1953-1994), Kim Jong-il (1994-2011) y Kim Jong-un (desde 2011), según la mayoría de los expertos.

La dialéctica de David contra Goliat, la resistencia ante el enemigo invasor y la necesidad de ser autosuficientes son los argumentos que el régimen ha utilizado para mantenerse en el poder y emprender una escalda armamentística culminada por el actual líder, Kim Jong-un, quien ha declarado al país como una potencia nuclear. 



Trump cancela la cumbre con Kim Jong-un en Singapur

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EFE,  United States, Washington, 

El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la cancelación de la cumbre prevista con el líder norcoreano Kim Jong-un el 12 de junio en Singapur debido a la reciente "abierta hostilidad" por parte de Pyongyang.

"La cumbre de Singapur, para el bien de ambas partes, pero en detrimento del mundo, no tendrá lugar", afirmó Trump en una carta dirigida al líder norcoreano.

En su misiva, el mandatario advirtió a Kim del poderío militar estadounidense frente al norcoreano.

"Usted habla de su capacidad nuclear, pero la nuestra es tan grande y poderosa que rezo a Dios que nunca tenga que ser usada", recalcó.

Trump remarcó que "el mundo, y Corea del Norte en particular, ha perdido una gran oportunidad para una paz duradera" con la cancelación del encuentro y destacó que se trata de "un verdadero momento triste para la humanidad".

La suspensión de la histórica cumbre se produce después de días de creciente tensión y nerviosismo entre ambas partes.

"Nosotros no suplicaremos a Estados Unidos por diálogo y tampoco nos molestaremos en persuadirles si no se quieren sentar con nosotros. Si Estados Unidos se reúne con nosotros en una habitación o nos encuentra en un enfrentamiento nuclear depende totalmente de su decisión", señaló hoy la vicecanciller de Exteriores de Corea del Norte, Choe Son-hui.

La semana pasada, Pyongyang amenazó con cancelar la cumbre, la primera de la historia entre los dos países, debido lo que consideró como presiones de la Casa Blanca para imponerle un modelo de desnuclearización "unilateral", y Trump reconoció el pasado martes su posible retraso.

La cita entre Kim y Trump hubiese sido la primera entre los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte tras casi 70 años de confrontación iniciada con la Guerra de Corea (1950-1953) y más de un cuarto de siglo de fallidas negociaciones.



Pyongyang exhibe su compromiso desnuclearizador destruyendo su base atómica

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EFE,  United States, Washington, 

Corea del Norte destruyó hoy ante un grupo de periodistas extranjeros los túneles de su centro de pruebas atómicas, un gesto destinado a exhibir el compromiso de Pyongyang para lograr la desnuclearización de la península.

El régimen detonó ante unos veinte periodistas de cinco países (Corea del Sur, China, EEUU, Rusia y el Reino Unido) al menos tres de los cuatro entramados de galerías subterráneas (el cuarto se cree que lleva inutilizado desde 2006) del centro nuclear de Punggye-ri, en la provincia de Hamgyong del Norte (noreste del país).

Los testigos contemplaron la entrada de algunos circuitos de túneles y observaron después, desde unos 500 metros, unas potentísimas explosiones que se emplearon para destruir también barracas, torres de observación y otras instalaciones, según relataron los medios surcoreanos presentes.

En este centro ha realizado Pyongyang sus seis pruebas nucleares en 2006, 2009, 2013, 2016 (en dos ocasiones) y la última y más potente en septiembre de 2017, cuando la detonación se cree que alcanzó el cuarto de megatón (unas 250 veces más potente que la primera explosión de 2006 y 15 veces más que la bomba de Hiroshima).

Para llegar ahí, los periodistas tomaron un tren en Wonsan (costa oriental) el miércoles y tardaron 12 horas en recorrer -con las cortinas cerradas para no ver el exterior- más de 300 kilómetros de la línea Pyongra hasta llegar a Kilju, desde donde fueron por carretera hasta el Monte Mantap, en cuyas faldas está el complejo.

Debido a lo remoto de la zona en la que se encuentra el centro de pruebas (a unos 370 kilómetros al noreste de Pyongyang), los periodistas indicaron que no será posible transmitir imágenes de las operaciones de desmantelamiento hasta su retorno a Wonsan, previsiblemente a primera hora del viernes (hora local).

Del mismo modo, tampoco han podido confirmar si el líder norcoreano, Kim Jong-un, asistió a la destrucción de las galerías de Punggye-ri.

Tampoco lo han hecho de momento los medios de propagada del régimen al informar del operativo, que según una nota de la agencia KCNA se ha realizado para "desmantelar completamente" las instalaciones.

Según el texto, las explosiones han colapsado los túneles y bloqueado "por completo" las entradas de los mismos, en un gesto que muestra "transparencia con respecto a la interrupción de pruebas nucleares".

Añade también que "se ha confirmado que no ha habido ningún tipo de fuga de materiales radiactivos" ni impacto medioambiental debido a las explosiones.

La demolición del lugar fue anunciada después de que ambas Coreas firmaran el 27 de abril una declaración comprometiéndose a trabajar para la "total desnuclearización de la península".

El Gobierno de Seúl celebró hoy las informaciones llegadas de Punggye-ri y expresó su deseo de que "sirva como oportunidad para que avance la desnuclearización", según dijo el portavoz de Exteriores, Noh Kyu-duk, en declaraciones recogidas por la agencia Yonhap.

Esta operación se interpreta como un gesto de Corea del Norte para demostrar su voluntad real de abandonar su programa atómico de cara a la reunión entre Kim Jong-un y el presidente estadounidense, Donald Trump, aunque la opacidad en torno al evento arroja dudas sobre las verdaderas intenciones del hermético régimen.

En este sentido, se ha criticado la ausencia de expertos en pruebas atómicas en el operativo.

Además de certificar si las explosiones han dejado realmente inservibles las galerías Norte, Oeste y Sur (y también si la Este ya estaba inutilizada), éstos podrían haber obtenido valiosa información sobre el alcance del programa nuclear norcoreano y el verdadero estado de las instalaciones.

El propio régimen argumentó además al anunciar el desmantelamiento que considera que ha alcanzado el estatus de Estado nuclear y que por ello no necesita realizar más pruebas en Punggye-ri, un lugar que según varios expertos podría haber quedado ya inservible tras la última y potente prueba de 2017.

Además, algunos -incluyendo a expertos de Inteligencia en EEUU- también creen que Punggye-ri podría ser reabierto en poco tiempo si Pyongyang así lo decide o que el régimen podría excavar un complejo similar sin gran esfuerzo en otros puntos del país.

En 2008 Pyongyang ya hizo gala de su compromiso desnuclearizador destruyendo ante prensa y funcionarios de EEUU y del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) la torre de refrigeración de su reactor de Yongbyon, aunque al poco éste volvería a operar y a producir plutonio para los test de Punggye-ri.

En cualquier caso, y tras un 2017 marcado por las continuas pruebas de armas de Pyongyang y sus duros cruces de amenazas con Trump, muchos ven en esta ceremonia, por simbólica que sea, un avance diplomático para solucionar el conflicto en torno a la península coreana.

La destrucción de los túneles de Punggye-ri llega en un momento marcado por las dudas en torno a la celebración de cumbre entre Kim y Trump debido a las acusaciones de Pyongyang sobre el modelo de desarme atómico que supuestamente Washington quiere imponerle en el marco de la reunión del 12 de junio en Singapur.