La fuerte explosión de un coche bomba dejó al menos ocho muertos y 47 heridos en la provincia de Herat, en el oeste de Afganistán, informaron las autoridades el sábado. Horas más tarde, Naciones Unidas condenó el “alarmante” aumento de los ataques contra civiles en el país.
Se espera que la cifra de muertos por la explosión del viernes por la noche, que destruyó además 14 casas, aumente porque varios de los heridos estaban en estado crítico, dijo Rafiq Sherzai, vocero del hospital provincial.
Uno de los muertos y 11 de los heridos eran miembros de las fuerzas de seguridad afganas, mientras que el resto eran civiles, incluyendo mujeres y niños, detalló el vocero del Ministerio del Interior, Tarq Arian. De momento nadie se ha atribuido el ataque.
Horas después del incidente, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó en un comunicado desde Nueva York el “alarmante” incremento en los ataques contra civiles en suelo afgano a pesar de que los talibanes y el gobierno de Kabul mantienen conversaciones de paz intermitentes en Qatar.
“Estos ataques atroces han sido dirigidos contra servidores civiles, el poder judicial, la prensa, trabajadores humanitarios y de salud, incluyendo a mujeres en cargos prominentes, aquellos que protegen y promueven los derechos humanos, y minorías étnicas y religiosas”, subrayó el Consejo.
El grupo Estado Islámico se ha atribuido muchos de los ataques mortíferos en Afganistán, mientras que el Talibán y el gobierno se culpan mutuamente de tratar de sabotear las gestiones para lograr un acuerdo de paz.
El lento progreso de las negociaciones y el aumento de la violencia han hecho que Estados Unidos prepare una propuesta de paz, que fue entregada el fin de semana pasado.
Se espera que ambas partes examinen y revisen el plan de ocho páginas antes de una reunión que Washington propuso se realice en Turquía en unas semanas, cuando espera ver un acuerdo.
En tanto, Estados Unidos está revisando un acuerdo de paz que el gobierno de Donald Trump firmó con el Talibán y que plantea el retiro de los 2 mil 500 soldados estadounidenses de Afganistán para el 1 de mayo.
El consenso creciente favorece un aplazamiento, pero en una carta enérgica en que se presionaba al presidente afgano Ashraf Ghani la semana pasada por avances en el proceso de paz con el Talibán, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que todas las opciones, incluyendo la retirada de tropas, estaban abiertas a discusión.
Cinco cohetes Katiusha impactaron este domingo en las proximidades de la Embajada estadounidense en la capital iraquí, en uno de los frecuentes ataques contra esta instalación que se repiten sin dejar víctimas desde la escalada de tensión entre Washington y Teherán a principios de enero.
Una fuente del Ministerio de Interior iraquí dijo a Efe que cinco proyectiles cayeron cerca de la legación diplomática, ubicada en la fortificada Zona Verde de Bagdad, donde se encuentran todas las Embajadas y las sedes gubernamentales.
Por su parte, la Célula de Información de Seguridad del Gobierno iraquí confirmó que cinco Katiusha cayeron en la Zona Verde sin provocar pérdidas, pero no detalló si impactaron cerca de la Embajada estadounidense.
Numerosos proyectiles han impactado en el perímetro de la Zona Verde o en sus alrededores en las pasadas semanas, pero estos ataques con cohetes no han provocado víctimas mortales excepto algunos heridos y daños materiales en edificios y vehículos.
El día 20 de enero, tres cohetes Katiusha impactaron cerca de la Embajada estadounidense y por primera vez el Gobierno iraquí ordenó que se investigara el incidente, aunque por el momento las autoridades no han apuntado a los autores del lanzamiento.
Washington responsabiliza de los ataques contra sus intereses en suelo iraquí a las milicias iraquíes respaldadas por Irán, en concreto a Kata'ib Hizbulá, a la que acusa de haber perpetrado el ataque que costó la vida a un contratista estadounidense el pasado 27 de diciembre en el norte de Irak.
Los ataques se han multiplicado desde que EE.UU. matara al comandante iraní Qasem Soleimaní en un bombardeo selectivo en Bagdad la madrugada del 3 de enero, a lo que Irán contestó con el lanzamiento de misiles contra bases militares iraquíes con presencia de tropas estadounidenses.
Al menos cinco civiles resultaron heridos este domingo por el impacto de un misil en una vivienda en las inmediaciones de la Zona Verde de Bagdad, mientras que otros cuatro proyectiles cayeron dentro de esta área que alberga embajadas y edificios gubernamentales.
Una fuente del Ministerio de Interior iraquí que pidió el anonimato confirmó a Efe que cuatro misiles tipo Katyusha impactaron en el recinto de Zona Verde, mientras que un quinto lo hizo en una vivienda en Al Yadria, frente a este fortificada área.
Este último causó heridas a cinco civiles y daños materiales en la residencia.
Se trata del segundo ataque de este tipo en las últimas 24 horas en el país, después de que varios proyectiles cayeran anoche sin causar víctimas en el centro de la capital y en la base militar de Al Balad, donde hay presencia de tropas estadounidenses.
Todo ello se produce en medio de una grave escalada de tensión en Oriente Medio desencadenada tras el ataque de EEUU en Bagdad que el viernes acabó con la vida del comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní (IRGC), general Qasem Soleimaní, y líderes de las milicias Multitud Popular, apoyadas por Teherán.
Días antes, un contratista estadounidense había fallecido en una acción contra una base militar, al que Washington respondió con una acción contra posiciones de la Multitud Popular, dejando 25 muertos en sus filas.
En represalia, miembros y seguidores de estas milicias integradas principalmente por chiíes asaltaron la Embajada de Estados Unidos en Bagdad, lo que culminó poco después en el ataque selectivo contra Soleimaní y los otros altos mandos.
Los ataques con misiles y morteros son relativamente comunes en la Zona Verde, que alberga legaciones diplomáticas como la de Estados Unidos o Reino Unido.
Al menos siete personas murieron hoy por la explosión de un coche bomba en la puerta de un céntrico restaurante de Mogadiscio que provocó también decenas de heridos, informaron fuentes policiales.
Hasta el momento ningún grupo terrorista ha reivindicado el atentado, aunque la Policía sospecha de que se trata de un nuevo ataque de la organización yihadista Al Shabab.
El coche fue detonado en la puerta del restaurante London Gate, muy cerca del "Jardín de la Paz", uno de los lugares más frecuentados por familias en la ciudad.
La Policía ha confirmado siete fallecimientos, pero teme que la cifra pueda aumentar debido a la gravedad de algunos heridos, que están siendo tratados en diferentes centros hospitalarios.
Este es el tercer atentado con coche bomba ocurrido en Somalia en las tres últimas semanas, dos de ellos en la capital y otro en una localidad del centro del país.
Los ataques contra establecimientos civiles buscan dañar la imagen del Gobierno y aumentar las críticas de la población local, que ven cómo las fuerzas de seguridad son incapaces de acabar con el grupo yihadista.
Al Shabab, que se afilió en 2012 a la red internacional de Al Qaeda, controla parte del territorio en el centro y el sur del país y aspira a instaurar un Estado islámico de corte wahabí en Somalia.
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré.
Un coche bomba explotó a las afueras de un restaurante en Somalia capital y dejó al menos 9 muertos y algunos lesionados.
De acuerdo con los reportes de la policía recogidos por la agencia Al Jazeera, el ataque habría sido perpretado por el grupo extremista Al-Shabab, considerado por la fuerza que han tomado en zonas rurales.
Tras la explosión, militantes del grupo islamista rafaguearon al Posh Hotel, el único sitio con una discoteca en la capital. Testigos señalan que han tomado rehenes, aunque esta versión no ha sido confirmada aún.
Al Shabaab busca imponer su estricta interpretación del Islam en zonas controladas por el gobierno federal.