Gran parte de las víctimas de Kabul murieron haciendo fila
Gran parte de las víctimas del atentado perpetrado el sábado por los talibanes murieron mientras hacían fila en un puesto de control en el medio de una calle en una zona de locales y oficinas del centro de Kabul, y en una sala de espera de un hospital cuyo muro se derrumbó.
La Policía mantenía hoy acordonado el acceso a la zona del atentado, en Shahr-e-Naw, adonde sólo se podía acceder individualmente y tras un exhaustivo registro.
Funcionarios del municipio de Kabul despejaban de escombros la conocida como calle del Ministerio del Interior y reparaban lo que se podía salvar de la gran explosión provocada ayer por una ambulancia cargada de explosivos que ha causado más de un centenar de muertos y al menos 235 heridos.
Agentes de la Policía trataban también de recuperar la garita policial de control que se convirtió en el punto final del recorrido de la ambulancia y de la vida de los cinco agentes que la custodiaban.
También decenas de personas que aguardaban para superar el control, policías o civiles que simplemente querían acceder a oficinas en la zona o iban a trabajar murieron de manera inmediata, indicó a Efe un oficial de Policía que prefirió no ser identificado.
A solo unos metros, un montón de escombros mostraban los restos de lo que era el muro y parte del tejado de la sala de espera del hospital Jamhoriat.
"Había muchísima gente para pasar el punto de registro corporal en el punto de control, mientras que detrás del muro había decenas esperando. La mayoría de ellos están muertos", agregó el policía.
El atentado ocurrió alrededor de las 12.50 horas (16.20 GMT), apenas 10 minutos antes de que finalizara la habitual pausa laboral de 12.00 a 13.00 que siguen las oficinas en Kabul.
El ministro del Interior afgano, Wais Ahmad Barmak, ofreció el último balance de 103 muertos, sin precisar cuántos de ellos eran policías, aunque sí dijo que entre los más de 200 heridos hay 35 agentes.
En la calle hoy los dueños de tiendas y locales no tenían tiempo para lamentarse y se afanaban en limpiar sus propiedades y en sustituir vidrios y material roto en la explosión.
Lutfullah, propietario de un pequeño laboratorio clínico a unos 200 metros del lugar de la explosión, narró a Efe cómo estaba haciendo un análisis de sangre a un paciente cuando de repente sintió la fuerte sacudida.
"Todos los vidrios de las ventanas se rompieron", dijo, al señalar que a él no le pasó nada, pero un empleado del negocio resultó herido.
Aminullah, otro tendero que hoy barría los vidrios de las ventanas de su tienda, dijo a Efe que justo en el momento de la explosión se encontraba mirando a la calle.
"La onda me tiró de espaldas al suelo y todo se llenó de polvo y desapareció durante unos instantes, luego vi que todo había quedado roto, aunque yo estaba bien", dijo.
Los talibanes emitieron hoy un largo comunicado asegurando que su objetivo era la antigua sede del Ministerio del Interior, donde aún funcionan dependencias oficiales, y que los muertos en la explosión han sido policías.
"Podemos decir con confianza que el objetivo principal fue el enemigo y que las bajas principales fueron infligidas también a los trabajadores y empleados del Ministerio del Interior", indicó el portavoz talibán Zabihullah Mujahid.
Aseguró que el atacante superó los dos primeros puestos de control para acceder al ministerio.