Accidente aéreo en Cuba sigue sin esclarecer en medio de velatorios sin fin
Las causas del accidente aéreo que el pasado viernes causó 111 muertos en La Habana al estrellarse el vuelo DMJ-972 de Cubana de Aviación son aún una incógnita, mientras la atención se centra en arropar a las familias que ya han comenzado a enterrar a sus seres queridos, la mayoría en el este de la isla.
El único dato sobre la investigación del siniestro que se difundió hoy fue que los cuerpos del piloto y el copiloto del avión ya fueron identificados y se les practicó la autopsia, tal y como está establecido en los protocolos internacionales en caso de accidente.
Se trata de los restos del comandante Jorge Núñez y el primer oficial Miguel Ángel Arreola, ambos mexicanos y quienes pilotaban el Boeing 737 de la compañía Global Air de México arrendado por Cubana que el día 18 se estrelló en una zona de cultivos minutos después de despegar desde el aeropuerto habanero.
El director del Instituto de Medicina Legal cubano, Sergio Rabell, confirmó en una rueda de prensa la realización de las autopsias pero no aportó detalles sobre los resultados, pues forman parte del sumario reservado de la investigación oficial que realizan las autoridades cubanas.
Tampoco ha habido novedades sobre la segunda de las dos cajas negras, que los expertos buscan en la zona del desastre, ni sobre el contenido de la primera caja, la que graba los sonidos en la cabina de control del avión, recuperada en buen estado en las horas posteriores al accidente.
A los expertos del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba se les han sumado responsables de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) de México, país en el que está registrada la aerolínea propietaria del aparato accidentado, construido en 1979.
La DGAC mexicana suspendió el lunes de forma temporal las operaciones de Global Air, mientras se dilucida lo sucedido y confirmó que la empresa ya había sido suspendida temporalmente en 2010 y 2013 por problemas técnicos.
También llegarán a la isla, según el diario estatal Granma, un investigador de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos y otro de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB por sus siglas en inglés), además de ingenieros de Boeing, la compañía fabricante del avión.
Hasta el momento han sido reconocidos 56 cadáveres en el Instituto de Medicina Legal de la capital, que una vez concluye la identificación de cada víctima entrega el cuerpo a la familia para que pueda velarlo y sepultarlo.
"La celeridad tiene mucho que ver con la experiencia de los equipos cubanos en casos de desastre y con que los cadáveres en su mayoría presentaban cierto grado de integridad", precisó el jefe de los forenses, Sergio Rabell, quien consideró que aún así el proceso puede prolongarse hasta un mes.
Los forenses y otros especialistas cubanos trabajan las 24 horas en turnos rotatorios, detalló.
En las últimas horas se identificó oficialmente a seis de los once extranjeros fallecidos en el accidente, de los que cinco eran miembros de la tripulación, todos mexicanos.
Además de los cuerpos del piloto y el copiloto, se reconocieron los de las sobrecargos Guadalupe Beatriz Limón, María Daniela Ríos y el técnico en mantenimiento Marco Antonio López, así como el de Abderrahm Fadel Mustafa, uno de los dos hombres de origen saharaui fallecidos en el siniestro.
Faltan por identificar de manera oficial cinco de los extranjeros: el matrimonio argentino de turistas formado por Dora Beatriz Cifuentes y Oscar Hugo Almaras, el saharaui Mohamed Hach (también con nacionalidad española), la turista mexicana Isela Savala y la sobrecargo de la tripulación Abigail Hernández, también mexicana.
Los demás cuerpos identificados pertenecen a pasajeros cubanos, la nacionalidad de la mayor parte de las 113 personas que viajaban en el avión y entre los que había cinco niños cuyos cadáveres fueron los primeros en ser reconocidos.
En la provincia de Holguín, a donde se dirigía el vuelo accidentado y de donde eran originarias 67 de las 111 víctimas, el tiempo se ha detenido a la espera de que sigan llegando los cuerpos de las víctimas, a las que se va enterrando en una sucesión sin fin de velatorios y homenajes.
La única funeraria de la capital de la provincia está desbordada y las autoridades tuvieron que habilitar una tienda y el centro de arte de la ciudad para acoger a los allegados y vecinos que se concentraron para dar el último adiós a sus seres queridos.
Las dos únicas supervivientes de la catástrofe aérea siguen ingresadas en el hospital Calixto García de La Habana en estado "crítico extremo", aunque están conscientes y a ambas se les ha empezado a proporcionar nutrición mediante sondas gástricas, informó el director del centro, Carlos Alberto Martínez.
Mailén Díaz, de 19 años, y Emiley Sánchez, de 39 -ambas cubanas- están siendo atendidas por un equipo médico integrado por más de 20 especialistas, y la segunda presenta un pronóstico más desfavorable por las graves quemaduras sufridas en el 41 por ciento del cuerpo.
Al siniestro había sobrevivido una tercera mujer, la cubana Grettel Landrove, de 23 años, quien falleció el lunes.