EEUU y Corea del Norte afrontan una cumbre histórica e impredecible
Corea del Norte y EEUU siguieron hoy con sus negociaciones contrarreloj de cara a la primera cumbre de la historia de estos dos países, con el reto de llegar a un acuerdo sobre la desnuclearización del régimen de Pyongyang.
El desenlace del encuentro de mañana martes, que comenzará a las 09.00 hora local (01.00 GMT) en el hotel Capella de la isla de Sentosa, es todo un misterio, teniendo en cuenta la volatilidad del carácter del presidente estadounidense, Donald Trump, y lo poco que se sabe de la personalidad del líder norcoreano, Kim Jong-un.
Trump y Kim se saludarán ante las cámaras y mantendrán un encuentro a solas de 45 minutos, únicamente con sus traductores, antes de que sus respectivas delegaciones se les unan para una reunión de trabajo y un almuerzo, según confirmó hoy la Casa Blanca.
La cumbre solo durará un día, ya que Trump tiene previsto despegar de vuelta a Estados Unidos alrededor de las 19:00 horas (11:00 GMT).
A pocas horas del encuentro, las delegaciones de los dos países continuaban negociando en Singapur con el propósito de conseguir un acuerdo sustancioso en torno a un asunto tan complejo como el abandono por parte de Corea del Norte de su arsenal nuclear.
La gran pregunta es si la considerada como "cumbre del siglo" se quedará simplemente en una foto y un propósito de buenas intenciones o los dos líderes serán capaces de establecer un calendario concreto para la desnuclearización.
En este sentido, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, quiso rebajar las expectativas y dijo que es "muy optimista" sobre el éxito de la cumbre, pero que es solo el inicio de un proceso.
"Estas conversaciones establecerán un marco para el difícil trabajo que vendrá después", recalcó en una conferencia de prensa.
Mientras, los medios norcoreanos hablaron hoy de una nueva era en las relaciones de EEUU y señalaron que los temas de la cumbre serán "la construcción de una paz permanente" y "la implementación de la desnuclearización en la península coreana".
El método y los plazos del desarme de Corea del Norte son sin duda el principal escollo de las negociaciones.
El régimen de Kim Jong-un mostró su disposición a abandonar sus armas nucleares durante la cumbre que las dos Coreas celebraron el pasado 27 de abril en su frontera, pero no quiere que se le imponga un fórmula unilateral y prefiere un proceso de desarme progresivo.
Por su parte, el Gobierno de Trump ha insistido en que su exigencia irrenunciable es alcanzar una desnuclearización "completa, verificable e irreversible", aunque en los últimos días ha abierto la puerta a un proceso de desnuclearización "por fases".
La reunión a solas que dará inicio a la cumbre podría servir para crear confianza y estrechar diferencias, aunque muchos analistas consideran que hablar con la única presencia de traductores y sin asesores puede resultar demasiado arriesgado.
"El problema es que los objetivos de los dos países difieren. EEUU da prioridad a la desnuclearización mientras que Corea del Norte se centra más en garantizar su seguridad", explica a Efe el profesor de la Universidad de Seúl, Sung Chull.
Para este experto, el éxito o el fracaso de la cumbre dependerá de si los líderes son capaces de establecer un calendario que combine estas dos prioridades en un mismo comunicado.
De cualquier modo, la desnuclearización completa de Pyongyang, en el caso de que se llegue a un acuerdo, sería compleja y difícil de verificar, una labor que podría durar más de una década, ya que no se conocen sus capacidades nucleares exactas o dónde se ubican estas armas.
En cuanto a las garantías para la supervivencia del régimen, Pompeo aseguró hoy que Pyongyang tendrá "una certeza suficiente" de que "la desnuclearización no acaba mal para ellos".
"Estamos preparados para ofrecer garantías de seguridad que son diferentes, únicas, respecto a lo que Estados Unidos ha hecho en el pasado", adelantó el jefe la diplomacia, sin dar más detalles.
Una de las reclamaciones históricas de Pyongyang para garantizar la permanencia del régimen ha sido un acuerdo de paz entre los participantes en la Guerra de Corea (1950-1953), algo que supondría una garantía de peso para el régimen norcoreano.
Estados Unidos mantiene desplegados a casi 30.000 soldados en el sur de la frontera, porque el armisticio firmado tras el conflicto nunca fue reemplazado por un tratado de paz definitivo.