Bomberos esperan controlar el enorme incendio de California a finales de mes
Los bomberos que desde hace más de una semana luchan contra las llamas en el gigantesco incendio que arde en el norte de California (EE.UU.), y que ya se ha cobrado la vida de por lo menos 77 personas, informaron hoy de que esperan tener el fuego completamente controlado a finales de este mes.
El Departamento Forestal y de Protección contra Incendios del estado, Calfire, fijó como "fecha anticipada de contención total" el 30 de noviembre, lo que, en caso de cumplirse, sería más de tres semanas después de que se declarase el incendio bautizado como "Camp Fire" el pasado día 8.
Además de los 77 fallecidos, 993 personas permanecen desaparecidas, más de 15.000 edificios han sido destruidos y 61.100 hectáreas han sido arrasadas, mientras que el fuego se ha logrado contener en un 66 %, según los últimos datos facilitados por las autoridades.
Las condiciones meteorológicas adversas que se habían pronosticado para las últimas horas, en las que se esperaban fuertes vientos que dificultasen las tareas de extinción, han resultado menos feroces de lo previsto, lo que ha permitido a los bomberos seguir trabajando.
Según las predicciones del Servicio Nacional de Meteorología, el miércoles llegarán las primeras lluvias a la zona del condado de Butte, donde se desarrolla el incendio, que se encuentra extremadamente seca y que no ha visto llover desde hace meses.
Los meteorólogos están "casi seguros" de que ese día habrá precipitaciones, aunque no en una cantidad suficiente como para que haya riesgo de desprendimientos de tierras en la zona arrasada por el fuego.
Las autoridades sí han expresado su temor, sin embargo, de que pese a que el agua pueda ayudar en las tareas de contención, a su vez enfangue la zona quemada y dificulte la recuperación de cuerpos.
Además, las precipitaciones y el barro podrían presentar riesgos para las decenas de miles de personas que permanecen evacuadas, muchas de las cuales se hallan viviendo en tiendas de campaña en zonas habilitadas como refugios temporales.
La lluvia aliviaría la situación en gran parte del resto del estado, que desde hace días se encuentra en alerta roja por la mala calidad del aire, ya que el humo se desplaza cientos de kilómetros hasta alcanzar áreas muy pobladas como Sacramento, la capital del estado, y la bahía de San Francisco.
La causa que originó el fuego sigue siendo desconocida y las autoridades mantienen abierta una investigación, pero todas las miradas se centran en la compañía eléctrica Pacific Gas & Electric (PG&E), que reveló haber detectado hasta dos problemas en una línea de alta tensión del lugar el mismo día que se declaró el incendio.
De ser encontrada causante del fuego, la empresa podría tener que abonar compensaciones multimillonarias que con toda probabilidad la dejarían en la quiebra.
La posibilidad de ese escenario hizo que las acciones de la compañía se desplomasen la semana pasada en la bolsa de Nueva York, lo que llevó al regulador público californiano a sugerir un hipotético rescate de la compañía para aliviar así los temores de los inversores.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitó este fin de semana las zonas quemadas y mostró un tono conciliador frente a las palabras agresivas que hace una semana dedicó a las autoridades de California por su gestión del fuego.
Trump recorrió parte del área quemada por el "Camp Fire" junto al gobernador del estado, el demócrata Jerry Brown; su futuro sucesor, el también progresista Gavin Newsom; y la alcaldesa de Paradise, una población de 26.000 habitantes que fue completamente engullida por las llamas, Jody Jones.
"Nadie pensó que esto podía pasar. Tenemos que llevar a cabo trabajos de mantenimiento. Trabajaremos con grupos medioambientales. Todo el mundo ha visto la luz. Creo que avanzamos todos en el mismo sentido", indicó el presidente en declaraciones a los medios.
El mandatario se dirigió después al sur de California, donde hay declarado otro gran incendio cerca de Los Ángeles que ha ocasionado tres muertos, aunque los bomberos lo tienen controlado casi en su totalidad.