Los vecinos de El Paso no se sobreponen al tiroteo: "Parecía la guerra"
Los vecinos de la pacífica localidad texana de El Paso (EE.UU.) aún no logran sobreponerse al tiroteo que dejó 22 muertos, y con solo rememorar la tragedia se transforman, como si acabase de suceder: "Parecía la guerra".
De hecho, El Paso figuraba entre las comunidades más seguras de Estados Unidos hasta que el sábado por la mañana un joven entró a una tienda de la cadena Walmart armado con un fusil AK-47 y disparó indiscriminadamente contra las personas que estaban a su alcance.
En la tienda, una de las más populares entre la comunidad en este sector de la frontera con México, estaba la promoción de "regreso a clases", con lo que en una de las entradas había grupos de niños que por tradición recaudan fondos para sus útiles escolares.
Cuando empezaron los disparos, se produjo la estampida. Algunos empleados y clientes del comercio se tiraron al suelo mientras otros corrían al interior a esconderse, como han aprendido en los simulacros.
"Yo pensé que eran cohetes o que se había caído algo, pero vi que venían muchos niños -más de diez- corre y corre, desesperados, y lloré y lloré; luego volvieron a sonar varios disparos más y lo que hice fue resguardarlos", recuerda Silvia Jacobo, que decora pasteles en la tienda y que se agita notablemente con solo contarlo de nuevo.
A Silvia Jacobo se le ha quedado grabada la escena de uno de los niños que recaudaba fondos para comprar material escolar que murió abatido a un lado de la sucursal bancaria situada junto a la entrada de la tienda por la que irrumpió el tirador.
"El niño Javier Rodríguez era del equipo de fútbol de mi sobrino. Y le tocó a él", dice la empleada del Walmart, dos de cuyas compañeras de trabajo resultaron heridas de bala.
Rocío Bibriescas, quien atendía la caja ocho en el momento en que entró el hombre disparando el fusil, cuenta que mientras corría para salvar la vida escuchaba las detonaciones de los tiros y pensaba que era como si adentro de Walmart hubiera una guerra.
"Hubo un momento en que quise tirarme a esconderme, pero tenía tanto miedo que no hallaba por dónde huir. Los impactos se escuchaban por todos lados. Eran muchos, parecía como si hubiera una guerra adentro. Fue muy feo", recuerda la mujer.
La cajera relata con tristeza que varios de los fallecidos eran clientes frecuentes, a quienes describe como amables y honestos.
"Me duele mucho que haya pasado esto, que mucha gente haya muerto, porque era gente de bien. Gente mayor y jóvenes", afirma.
El presunto autor del tiroteo, Patrick Crusius, de 21 años, que está detenido y afronta la pena de muerte, condujo casi diez horas hasta llegar a El Paso con la finalidad de matar a cuantos mexicanos pudiera, para combatir la "invasión hispana", según publicó en internet horas antes del tiroteo.
Por casualidad, el periodista gráfico de El Paso Armando Vela estaba a punto de entrar en la tienda cuando comenzó el tiroteo.
"Me quedé grabando y tomando fotos, pero luego me tuve que ir porque ya no aguantaba ver a la gente baleada", dijo el informador, a quien se le encoge el corazón con solo pensar que suele ir esa tienda con su mamá y les "podía haber tocado" a ellos.
"Unos minutos antes me hubiera tocado a mí", narra entre lágrimas.
En este tiroteo indiscriminado, el peor ocurrido en EE.UU. desde noviembre de 2017, al menos 22 personas murieron y otras 26 fueron heridas, y la gran mayoría de las víctimas fueron hispanos.
Hasta el momento, las autoridades de El Paso han dicho que se trató de un solo tirador, pero el alcalde, Dee Margo, informó que tres personas han sido detenidas en relación a los hechos, sin que se sepa qué relación pueden tener las otras dos con el atacante.
Crusius, un supuesto "supremacista blanco" y que fue arrestado a unas cuadras de distancia de la tienda, defendía en su manifiesto ideas racistas contra los hispanos, usando palabras empleadas por el presidente Donald Trump para referirse a esta comunidad.
En sus discurso de campaña, Trump ha llamado "animales" a los inmigrantes y, como el atacante, ha afirmado que la inmigración procedente de Latinoamérica supone una "invasión" de EE.UU.